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TLCAN: el momento del enfrentamiento Un hecho, los estragos de la liberalización maicera del TLCAN
Lourdes Edith Rudiño
Mienten o están desinformados los que dicen que la apertura total del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no afectará a los productores nacionales porque ya en los años recientes los aranceles eran mínimos frente a Estados Unidos (EU) y Canadá. Analistas del mercado coinciden en señalar, para el caso del maíz, que el hecho de que ya desde el primero de enero se puede importar, sin restricción y en cualquier momento, grano de nuestros socios, propiciará una sobreoferta 2008, y con ello se frenará la comercialización del maíz doméstico, se presionará a la baja los precios al productor y se afectaría también la comercialización y los precios del sorgo nacional (pues el maíz lo sustituye en el alimento forrajero). Según Juan Antonio Hinojosa, especialista de la correduría FC Stone, con sede en Kansas, en 2008 México podría incrementar sus importaciones de maíz de EU en 3 millones de toneladas (mt), debido a “decisiones lógicas” de las empresas consumidoras, pues el grano de ese país puede ser contratado con el concepto just in time, esto es, con entregas programadas para los momentos del año que determine el comprador, lo cual libera a éste de costos de almacenamiento. En las compras de cosechas nacionales –que se levantan en periodos muy concentrados del año, por ejemplo octubre-diciembre en la producción primavera/verano–, el comprador debe adquirir por lo general volúmenes que guarda para consumo de varios meses. “La apertura total (del TLCAN) resta atractivo a comprar para todo el año e inventariar. El problema es que el maíz se está acumulando. Ahorita (diciembre de 2007) todavía Sinaloa tiene almacenada una buena cantidad de maíz, unas 300 o 400 mil toneladas (de su cosecha de mayo-junio) y está atorada la cosecha (nueva) del Bajío, además de que los productores (impulsados por las expectativas de buenos precios internacionales) están animados a seguir sembrando más. En Sinaloa llegan casi hasta la costa, quisieran sembrar en las playas (...) Los 2 o 3 millones de toneladas más de maíz que se importen no van a atender mayor demanda, sino que van a profundizar la sobreoferta de maíz o van a sustituir sorgo”, comentó Héctor Fanghanel, analista del mercado de granos y quien fue funcionario de la Secretaría de Agricultura en el zedillismo. Daños anticipados. Al cierre de noviembre pasado productores de maíz del Bajío comentaron que la apertura total del TLCAN ya mostraba sus efectos dañinos. En esa fecha, Aserca, agencia de la Secretaría de Agricultura, fracasó en un plan para impulsar “compras adelantadas” de 3.5 millones de toneladas de maíz de primavera/verano 2007 de 20 estados de la República. Cargill, Maseca y Minsa se negaron a adquirir un solo grano a los “precios de indiferencia” concebidos por Aserca (precios que reflejan la cotización internacional más las “bases”, esto es todos los costos en que se incurre para importar grano desde EU). Para el Bajío el precio de indiferencia era de 2 mil 348 pesos por tonelada y las empresas dijeron estar dispuestas a pagar únicamente 2 mil 100. Así, el grano se quedó acumulado en manos campesinas, al tiempo que agencias internacionales difundieron que Archer Danield’s Midland, con industria de fructosa de maíz en México, importó en esas fechas 500 mil toneladas de grano de EU. Desigualdad en instrumentos financieros. Las empresas importadoras y las harineras dicen: “tengo quien me venda maíz a 2 mil 100 pesos, y no voy a pagar más”. Pero además, saben que pueden importar maíz de Estados Unidos, que si bien les costaría 2 mil 500 pesos por tonelada puesto en el Bajío, dispone de mecanismos financieros que no se tienen en México, comentó Ismael Flores, director de Siacomex, brazo comercializador de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo. El EximBank, continuó, le dice a los exportadores de EU “ofrece a tus clientes en México créditos con pago a seis meses y yo te respaldo”. Adicionalmente, los exportadores están dispuestos a entregar just in time, esto es, de manera gradual conforme a los consumos mensuales de los clientes, liberando a éstos de los costos y los riesgos de almacenamiento. Durante el año fiscal de EU, octubre 2006-septiembre 2007, México importó de este país mil 886 millones de dólares de granos forrajeros (fundamentalmente maíz, pero también sorgo), esto representó 65 por ciento más que el año anterior y 93 por ciento arriba de 2003. La cifra, reportada por fuentes oficiales estadunidenses, rebasa el presupuesto de casi 17 mil millones de pesos con que cuenta en 2008 el Procampo, el principal programa de apoyos agrícolas, y da cuenta de la creciente dependencia de EU de nuestro principal alimento, el maíz. En 2006, 10.7 millones de toneladas importadas desde EU en más de 90 por ciento, cubrieron 33 por ciento del consumo nacional. A los maiceros mexicanos les preocupa que la apertura total del TLCAN les impide obtener precios justos, acordes con la tendencia del costo de producción. “Debido al encarecimiento del maíz en 2006, los proveedores de insumos elevaron sus precios. Los costos para producir maíz (semilla, fertilizantes, insecticidas, herbicidas, mano de obra) subieron 32 por ciento. Sin embargo, el precio que recibió el productor por la cosecha primavera/verano (p/v) 2006 fue de 2 mil 500 pesos y ahora en p/v 2007 nos quieren pagar 2 mil 100, que no cubren ni siquiera los costos”, dijo Rafael Sánchez, agricultor de Jalisco. “Los costos por hectárea en Jalisco son de 13 mil a 15 mil pesos y tenemos un rendimiento de seis a 6.5 toneladas por hectárea. Si nos pagan 2 mil 100 vamos a perder. Además, los industriales han subido sus utilidades y los precios de la tortilla no han bajado ¿por qué bajan entonces el precio del maíz?”, expresó Alejandro Carrillo, del mismo estado. Juan Antonio Hinojosa dijo que la acumulación de cosechas en manos campesinas es preocupante, sobre todo para quienes no están organizados, que son la mayoría. Consideró que los productores y el gobierno mismo deben buscar la solución en la agricultura por contrato (establecer convenios que comprometan la comercialización de la cosecha) pues, completó Fanghanel, al margen de grandes empresas comercializadoras, a los industriales consumidores de maíz les conviene tener cerca su abasto; prefieren eso a importar. “Saben que el día que no haya producción nacional, lo que México va a estar importando serán alimentos procesados, pastas, galletas”. Hinojosa advirtió que, en efecto, dada la condición de mercado sobreofertado, los productores de maíz deberán ser flexibles y no apegarse estrictamente a las fórmulas de “precio de indiferencia”. Muro humano fronterizo; El Chamizal, nueva etapa de lucha
El 2008 nació con una crónica anunciada: un muro humano en la frontera Juárez-El Paso como protesta por la liberalización total del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y la más que previsible reacción gubernamental, desde la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), de que no hay por qué preocuparse, pues nuestros productores tienen herramientas en los programas públicos para enfrentar la apertura total, además de que nuestro campo es “ganador” y que “no es lo más idóneo” tratar de renegociar el tratado. Además de que el titular de la Sagarpa, Alberto Cárdenas Jiménez, en su muy personal estilo, llamó a los campesinos a afrontar el TLCAN “con mucho corazón”, si bien reconoció que “nunca alcanzaremos la billetera de esos países”, al referirse a las ventajas desleales que gozan los subsidiados productos agrícolas estadunidenses. También el presidente Felipe Calderón defendió la liberalización del tratado al decir que EU y Canadá hoy “compran a los agricultores cinco veces más que en 1994”, aunque omitió dar detalles de los beneficiarios de este comercio y tampoco mencionó los efectos sociales del TLCAN. Oídos sordos y simulación, como siempre. Pero el Plan de El Chamizal, hecho público también en Ciudad Juárez, habla de que los campesinos se preparan para “una nueva etapa de resistencia, lucha y construcción de alternativas y alianzas para enfrentar y derrotar la política de guerra contra los campesinos mexicanos” que ha continuado e impulsado el gobierno de Felipe Calderón. El plan, generado por los promotores de la Campaña Nacional en Defensa de la Soberanía Alimentaria y por la Reactivación del Campo, convoca a sindicalistas, indígenas y todo tipo de organizaciones progresistas y de izquierda a sumarse para lograr una agenda mínima que, entre otras cosas, pretende excluir el maíz y el frijol del TLCAN, y rescatar al campo, con la premisa de que esto es sinónimo de rescatar a la nación. El Plan de El Chamizal por lo pronto, prevé una marcha en el centro de la ciudad de México el 31 de enero. Y una gran gama de organizaciones campesinas, incluida la priísta Confederación Nacional Campesina, anunciaron en paralelo que también marcharán y se movilizarán ese día. La polémica sobre la eliminación total de aranceles y cupos de importación en el TLCAN, al iniciar este tratado su año 15, tocó a todos. Las noticias al respecto inundaron los medios al finalizar 2007 e iniciar el nuevo año. La Comisión Permanente del Congreso de la Unión había previsto emitir un punto de acuerdo para exhortar al gobierno de Felipe Calderón a “plantear de forma urgente” a sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá la renegociación del capítulo agrícola del TLCAN. Pero una negociación de última hora entre priístas y panistas –algo que ya se ha hecho costumbre–, matizó el punto. Quedó sólo en exhorto al Ejecutivo a establecer una mesa de negociación con organizaciones campesinas “para determinar si es conveniente la revisión del capítulo agropecuario del TLCAN”. Ello, aun cuando entre los argumentos considerados está un balance del PRD, que afirma que sólo seis de cada 100 agricultores está en condición de competir exitosamente con los socios del tratado. Desastres. Y también a pesar de que la CNC se desvive por expresar lo desastroso que ha sido el TLCAN para el agro nacional. Héctor Padilla, cenecista, presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, dijo ante los legisladores que “(...) a partir de su firma (del TLCAN) las condiciones de miseria y marginación se acentuaron en el campo, porque los supuestos que se esperaban para reactivarlo económica y productivamente no sucedieron (...) El campo entró, por efectos del TLCAN, en la crisis más aguda de su historia, empujando a su población a la pobreza, donde se ubican 24 millones de personas, o a la expulsión a Estados Unidos, adonde han emigrado más de 3 millones de mexicanos en los pasados seis años (...) Ante la destrucción de la estructura productiva del campo se incrementaron las importaciones de los productos que nos daban buen margen de soberanía alimentaria, como trigo, sorgo, soya y arroz. En maíz, como ejemplo, en 1994 importamos 3 millones de toneladas, el año pasado llegamos a 10 millones de toneladas”. Se confirma otra vez: la CNC se mueve en la plataforma de la simulación. Dice una cosa pero hace otra. En el Legislativo, donde podría inducir cambios al TLCAN, la CNC y su partido negocian con los panistas (LER). SALVEMOS AL MAÍZ
Tlaolli, semilla de los dioses, germinado y nacido de tlalli, y que Quetzalcóatl entregó a los hombres para alimentarse; el maíz, “el más humilde de los cereales del mundo”, es la base de la alimentación y sustento de la grandeza de las culturas mesoamericanas; es el patrimonio sagrado de los aztecas, los mayas, los huicholes, los zapotecos y muchos pueblos. Maíz, padre de nuestra identidad, alimento de los mexicanos donde quiera que se encuentren: milpas en Chicago, San Francisco, Los Ángeles y Nueva York; milpas en Chalco, Tlalpan, Xochimilco, Tláhuac, Morelos. Maíz de la suerte, maíz de las montañas, maíz de los valles, maíz del desierto, maíz de temporal, maíz de Tláloc. Maíz tierno para las cotorras, para los pericos, para los mapaches y los jabalíes; maíz popoyote para los puercos, las gallinas, los guajolotes; maíz blanco pizcado entre frijoles y calabazas en surcos interminables, para el nixcome y la molienda del nixtamal en el metate, para que in nantli eche al comal enormes y redondas tortillas. Maíz de la vida, espigas blancas llenas de polen, jilotes de rojas cabelleras, granos blancos y azules, elotes tiernos y dulces, huitlacoche que invade las mazorcas, esquites con chile y epazote; pozole, pinole, atole, tamales, gordas, tlacoyos, quesadillas, guaraches, tlayudas están a punto de desaparecer porque las trasnacionales se apropian de nuestras semillas milenarias, porque nuestras simientes nativas se están extinguiendo, porque los monopolios internacionales nos imponen semillas genéticamente modificadas, porque los tratados comerciales están destruyendo la agricultura campesina. Unión de Pueblos de Morelos-CNPA
Personajes que hablan de maíz y TLCAN en el ayuno por la Independencia Alimentaria, en el Ángel, 13 de diciembre de 2007 Ana, de Las Reinas Chulas Patricia Arendar, directora de Greenpeace México Cristina Barros, experta en gastronomía nacional Armando Bartra, coordinador de La Jornada del Campo Juan Manuel Bernal, actor Bruno Bichir, actor Guillermo Briseño, músico Miguel Concha, del Centro de los Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria El Fisgón, monero Alejandro Nadal, académico de El Colegio de México Fernando Rivera Calderón, cantautor Gregorio Sandoval, productor de frijol de Zacatecas José Antonio Serratos, académico de la UACM Cecilia Suárez, actriz Paco Ignacio Taibo II Fernando Urbano, de AMAP |