TOROS
El Zapata, torero
Uriel Moreno El Zapata había cortado una oreja por unos pases naturales chipen. Sabía que no era suficiente, había que sacudir el coso de Mixcoac. A su segundo enemigo, incierto de salida, no se acomodó con el capote. Así que tomó las banderillas y al igual que El Pana el domingo pasado ejecutó el par de Calafia y calentó a los aficionados en la fresca tarde. No contento, trato de realizar el llamado pase del “imposible” y el de San Marcos con “gatos en la barriga”, le pagó un arreón de órdago. Ensangrentado el rostro, regreso al toro a realizar un trasteo atropellado. Más, valiente y dominador, refrendado por estocada en todo lo alto entrando en corto y regresar al burladero a los gritos de torero, torero y otra oreja en la vuelta al ruego triunfal.
Los toros de San Marcos con nombres chileros; disparejos de presentación y de juego. En general débiles y rodando por el ruedo, recibiendo un puyazo, algunos, recargando a excepción del segundo que recibió dos y resultó noblete al igual que el tercero. El resto complicados; con chiles en el cuerpo, la cabeza alta al salir, mirones, rodando por el ruedo y quitándoles armonía a las faenas. O sea, como en su nombre los toros herederos de San Mateo, o no picaban los tres primeros o picaban habaneramente los últimos.
Se desdibujo el torero español Ruiz Manuel, que lanceaba una música sin copla, sin ton ni son, nada que ver con el torero en la corrida de su presentación. En su descargo habrá que decir, le tocó un lote impresentable.
Por su parte Omar Villaseñor, de quien tantas maravillas hablan muchos “cabales” pareciera que lo atacó la parálisis de la presentación en el embudo de Insurgentes. Con buenas maneras, se le veía desangelado. Aún verde, requiere lo de muchos de nuestros toreros jóvenes; corridas con toros serios ¿dónde?