El comercio japonés ha reducido cerca de 10 por ciento la población de los cetáceos
Anuncia Greenpeace frente de AL contra la caza comercial de ballenas
Se reunirá comisión internacional para pedir creación de santuario en la región
Ampliar la imagen Ejemplar de ballena gris en la Laguna de San Ignacio, Baja California Sur Foto: José Antonio López
En la próxima reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) –que se llevará a cabo en junio, en Santiago de Chile–, la organización ambientalista internacional Greenpeace anunció que se unirá a la formación de un frente común latinoamericano que exigirá a Japón la interrupción inmediata de la caza comercial de ballenas y también solicitará la creación de un santuario ballenero en el Pacífico Sur.
Asimismo, Alejandro Olivera, coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace, informó que tras haberse iniciado este invierno el periodo de cacería de ballenas de Japón, el barco Esperanza de esta organización ha logrado expulsar del Santuario Austral –en el océano glacial Antártico– a la flota nipona, aunque ésta tiene previsto regresar y cumplir con su cometido de cazar cerca de mil ejemplares.
Por ello, el barco Esperanza seguirá a la flota japonesa hasta que finalice la temporada para evitar la cacería de ballenas que bajo el argumento “científico” pretende una matanza con fines comerciales.
Olivera explicó que desde 1987, cuando Japón inició la cacería de ballenas bajo permiso “científico”, la población de estos animales ha disminuido entre 5 y 10 por ciento. Para la presente temporada –de principios de diciembre a finales de febrero– se prevé cazar 835 ejemplares minke y 50 de aleta.
“La merma en la población de ballenas impacta en la cadena alimenticia de los océanos, ya que son muchas las especies que viven de la carne de éstas”.
Agregó que para impedir la cacería de este mamífero es importante que cada vez más países voten en la CBI en contra de Japón para que abandone esa actividad comercial. Según Olivera, ese país ha comprado el voto de varios otros en vías de desarrollo, miembros de esta comisión, especialmente del Caribe. Para revertir esta situación, afirmó, se está formando un frente latinoamericano, liderado por México, Argentina y Chile.
“En la CBI existe un vacío legal que permite cazar ballenas con fines ‘científicos, sin embargo, está comprobado que Japón lo hace para comerciar la carne de ballena porque la caza científica –la que se hace para conocer el comportamiento migratorio– no requiere de la matanza de mil de estos animales, sino de técnicas no letales como colocarles un microchip o una marca satelital”.
En cuanto a la situación de las ballenas en aguas mexicanas, Olivera explicó que están protegidas, aunque dijo que es importante cambiar las técnicas de pesca comercial para no perjudicarlas, ya que las redes que se utilizan comúnmente dañan a estos cetáceos, ocasionándoles en algunos casos la muerte.
“Los pescadores usan redes que permanecen varios días en los océanos, lo que provoca que muchas ballenas y otro tipo de mamíferos marinos queden atrapadas y mueran. Ese tipo de redes, que ya han sido prohibidas por la Unión Europea, deben ser sustituidas por palangres o anzuelos que permiten una pesca más selectiva”.
Otro problema es el de las embarcaciones que también llegan a acabar con los mamíferos marinos, por ello, agregó Olivera, el fondo del problema en la protección de estas especies en México es que la pesca está regulada por la Sagarpa y no por la Semarnat.