Usted está aquí: lunes 14 de enero de 2008 Opinión Autos baratos, ¿solución o problema?

Iván Restrepo

Autos baratos, ¿solución o problema?

Ranán Tata es un próspero empresario de India. Acaba de presentar en Nueva Delhi el Nano. Dijo que es un hito en la historia del transporte, como lo fue el primer vuelo de los hermanos Wrigth o la llegada del hombre a la Luna. La televisión lo califica de “un milagro”. El industrial, de 70 años, distribuye en su país marcas inglesas de lujo (Jaguar y Land Rover), y se inspiró para fabricar el nuevo coche en las 8 millones de familias que cada año compran una bicicleta para transportarse en las condiciones más extremas de temperatura. El ver a una de ellas, de cinco integrantes, trasladarse en bicicleta en época de lluvia lo convenció de la necesidad de cambiar el modelo tradicional de transporte de sus paisanos. Lo logró con el vehículo más barato del mundo, pues costará 30 mil pesos mexicanos, incluidos todos los impuestos. Vale el doble que una motocicleta, otra forma económica de trasladarse en India, y la mitad que el coche más barato. Inicialmente se fabricarán al año 250 mil unidades.

El nuevo auto tiene 33 caballos de fuerza, tracción trasera, dos cilindros y puede alcanzar hasta 100 kilómetros por hora. Consume un litro de gasolina por cada 20 kilómetros recorridos, lo que lo hace muy económico energéticamente. Tiene cuatro puertas y transporta hasta 5 pasajeros. No cuenta con radio, aire acondicionado o espejo exterior del lado del pasajero. Aunque carece de los lujos que aumentarían su precio, es más seguro que los dos sistemas mayoritarios de transporte en India y China: bicicleta y motocicleta, y genera menos contaminación auditiva que ésta última. Además, cumple con las normas de seguridad fijadas por la Unión Europea para los automóviles, las que entrarán en vigor en 2010.

Producir un coche que cuesta igual que una bicicleta de lujo no quiere decir que vaya a cambiar radicalmente la política de la industria automotriz de Japón, Estados Unidos o la Unión Europea. Sus modelos van dirigidos a una clase alta y media dispuesta a pagar por la, muchas veces, innecesaria potencia y equipamiento de los vehículos, y menos interesada en reducir el consumo de hidrocarburos y los márgenes de contaminación que ocasionan las actuales unidades. El Nano, en cambio, es para el inmenso segmento de la población que sueña con tener un vehículo y no lo ha podido adquirir por razones económicas. El “auto de los pobres”, como despectivamente lo catalogaron algunos medios vinculados con la poderosa industria automotriz trasnacional, es una realidad y lo seguirán otros modelos producidos en China igualmente de bajo precio y alto rendimiento energético.

Pero la presencia masiva del Nano es un desafío para las autoridades de India, porque agravará los problemas de tránsito que ya existen en sus ciudades, la contaminación y la demanda por hidrocarburos. Además de que el nuevo vehículo será utilizado también para el comercio y el transporte de mercancías lo que lo tendrá en servicio más tiempo del que usualmente utiliza una familia para desplazarse. Es algo en lo que también piensan en China, donde fabrican ya coches de bajo precio para quienes están saliendo de la pobreza y no quieren seguir transportándose en las tradicionales bicicletas o las ruidosas motos. Pero ambos países no cuentan con la infraestructura que permita el desplazamiento de cientos de miles de vehículos nuevos y, mucho menos, con un transporte público que desaliente el uso del auto. En los países asiáticos el transporte público es pésimo. En el mejor de los casos, es semejante al que sufren millones de habitantes en las áreas metropolitanas del valle de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla o Tijuana.

En México habrá ensambladoras de los coches de India y China. No serán tan baratos como en sus lugares de origen y poco se sabe de su durabilidad. En vez de alentar el transporte público eficiente, no contaminante, nuestras autoridades, de la mano del sector privado, alientan el uso del automóvil. Y hacen más rico, entre otros, al señor Salinas Pliego, el de la televisión electrodoméstica.

P.D. El nuevo procurador federal del Medio Ambiente es Patricio Patrón, cuestionado ex g bernador de Yucatán. Un inepto sucede a otro. Signo del sexenio.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.