Usted está aquí: domingo 13 de enero de 2008 Cultura Presenta Gabriela Gutiérrez su obra más reciente en el museo Manuel Felguérez

Área material, oportunidad para revisar los temas de mi producción anterior, afirma

Presenta Gabriela Gutiérrez su obra más reciente en el museo Manuel Felguérez

Merry MacMasters

El Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, de Zacatecas, se ha convertido en el punto de rencuentro de la producción pictórica más reciente de Gabriela Gutiérrez, ya que una parte fue expuesta con anterioridad en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín, de Querétaro, y la otra aquí en El Seminario de Cultura Mexicana.

La producción en cuestión, ahora exhibida con el título de Área material, explica la entrevistada, “la realicé justo después de la muestra Descenso, en la Galería Landucci, de la ciudad de México, que era mucho más estructurada, más geométrica. A partir de allí vino una especie de rompimiento bastante fuerte, donde en realidad lo que hice fue retomar etapas anteriores y tratar de probar hasta dónde podía abrir la gama de recursos y posibilidades para construirme un lugar habitable, en lo creativo. Un lugar más amplio en el que pudiera meter todo lo que me interese, que fue a dar hasta la instalación”.

Se trata de un proceso que comenzó a “mezclarse” en 2005 y terminó dos años después, que primero expuso en la Universidad del Claustro de Sor Juana y después en el Museo de la Ciudad de Querétaro. Para Gutiérrez la materia es el eje de donde parte lo pictórico hacia la pintura abstracta, y la vertiente hacia la instalación.

Es decir, ese punto “neutro de donde empezó a desplegarse la idea de piel, de zona epidérmica, desde el lugar donde se registra la existencia, de zona topográfica. A partir de allí hice una especie de disección entre el momento de pintar, el momento de crear objetos y tratar de abrir el discurso hacia otros lugares”.

Con motivo de su exhibición en El Seminario de Cultura Mexicana, Gutiérrez expresó que se trataba de una especie de “vuelta para atrás, de tratar de retomarme desde mis primeras exposiciones, cuando tenía un lenguaje expresionista. Quise verme capaz de entrar en esta lógica gestual y poderla manejar. Poder entrar en ella de nuevo y reconocerla otra vez, antes de cuestionarla. Es como una etapa previa a decir, ‘bueno, esta pintura qué tan vigente es actualmente’.

“Me empecé a cuestionar todo esto, qué tanto estuvo rindiendo homenaje a la pintura, que tanto he amado. Qué tanto ha llegado el momento, una vez que la reconozco, de emprender el paso siguiente, que es ir hacia la elaboración de un discurso más personal. De cualquier manera siento que en ambos casos (pintura e instalación) me reconozco. Nada más que aquí me remito única y exclusivamente al manejo de los materiales, a la composición, a la formalidad abstracta. Y, justamente al hacer esta disección entre lo que es pintar propiamente y salir de la pintura para elaborar otro tipo de discursos, es que logré encontrar un equilibrio por lo menos temporal para poder abrir esta otra posibilidad.”

Para Gabriela Gutiérrez, la pintura es, en efecto, como “ir a un lugar. De ir a buscar algo que no conozco del todo justamente. Y, además, aunque sí hay una parte reflexiva dentro del acto de pintar, hay otra que es totalmente reflexiva. Entonces, es el manejo de ambas cosas lo que finalmente lleva a la construcción del cuadro”.

–¿Cómo te acercas a la tela?

–En los cuadros incluidos en Descenso llegué a un momento en que ya tenía una idea muy clara de cuál era el paso número uno, el dos y el tres, etcétera. A veces hasta los escribía antes de trabajar. En este caso dije, “la consigna es no planearlo”. O sea, de alguna manera timarme a mí misma o jugarme una suerte de trampa para no caer en los lugares comunes, en los lugares que ya conocía y tratar de ir hacia otros sitios.

“Al final el espectro que uno tiene tampoco es tan amplio. O sea, me reconozco aquí en etapas anteriores, lo cual, por una parte, me da gusto saber que allí estoy y que el lenguaje se busca la manera de ir tramando con el tiempo, con la práctica. Finalmente aflora más allá de que uno tenga absoluto control sobre ello.

“Me importa de vez en vez romper con lo que hago porque le tengo terror a la repetición innecesaria. Una cosa es repetirse con un sentido y otra es entrar en esta especie como de indiferencias entre algo que se hizo y otra. Entonces, sí trato de crear estos quiebres y de trabajar con elementos antagónicos para generar una mirada atenta, aguda y cuestionadora de lo que hago, porque si no, uno cae en la autocomplacencia.”

 
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