Un comité de expertos revisará las aportaciones al sitio
Wikilengua.org, página web para despejar dudas del uso del español
Las personas nacidas en Toronto deben ser llamados “toronteses”. Hay cuatro formas correctas de utilizar la expresión “por qué”. Es preferible escribir “atentado terrorista” a “ataque terrorista”. Decir “erario público”, “puño cerrado” y “caída accidental”, es un pleonasmo igual a decir “subir para arriba.”
Estas y otras cuestiones relativas al buen uso del castellano, idioma que hoy en día comparten más de 400 millones de personas en el mundo, ahora podrán ser resueltas en línea gracias al surgimiento de un sitio de Internet que, sin pretender erigirse como la “última palabra” en la materia, sí servirá como punto de referencia para quienes desean conocer y utilizar mejor la tercera lengua más hablada, sólo detrás del mandarín y el inglés.
El pasado jueves se anunció de manera formal la página www.wikilengua.org, proyecto que ya estaba en funcionamiento desde agosto de 2007, y cuyo objetivo es “divulgar los conocimientos universales sobre nuestra lengua y hacerlos crecer entre todos”, así como “exponerlos de forma coherente y organizada”, definió el presidente de la agencia española de noticias EFE, Alex Grijelmo.
La iniciativa, inspirada en la popular Wikipedia, enciclopedia virtual que puede ser consultada y también modificada por sus lectores, surgió de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) y patrocinada por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), con la colaboración de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), la página del gobierno español red.es, la Universidad Autónoma de Madrid y la empresa Accenture.
En Wikilengua, los usuarios podrán consultar dudas sobre gramática, ortografía, expresiones comunes y léxico de prácticamente todas las variantes regionales del español, además de conocer el trabajo de las diversas instituciones y personajes que están involucrados en el estudio del idioma.
Todo este caudal de información podrá, en teoría, ser editado y ampliado por los lectores que deseen aportar sus observaciones, con la salvedad de que antes deben contar con el visto bueno de un comité de especialistas, quienes decidirán cuáles sugerencias se aceptan y cuáles no, luego de estudiar la consistencia y veracidad de los comentarios del público.
Este filtro, que muchos juzgan incompatible con el espíritu que animó a las páginas wiki, le ha acarreado ciertas críticas al proyecto, que de esa manera, dicen, seguiría siendo controlado en última instancia por un “consejo de sabios”, en vez de por el ritmo cotidiano del idioma español en las calles.
Suspicacias aparte, los creadores de la iniciativa se muestran optimistas sobre el futuro de la nueva página. Y su primer día “al aire” no los desmiente. No habían pasado más de 24 horas desde su anuncio cuando ya tenía más de mil 500 usuarios registrados y más de 35 mil consultas.
Por su parte, el presidente de la RAE, Víctor García de la Concha, dijo que con el surgimiento de Wikilengua “se abre un espacio para intercambiar opiniones, estudios, sugerencias, sobre problemas debatidos para todos los hispanohablantes.”
Además de funcionar como un punto de encuentro de lingüistas, periodistas y correctores –sin perder de vista al público no especializado– la intención es ayudar a que la comunidad hispanohablante se convierta en una “gran potencia cultural”, en una batalla por colocar al castellano en el mismo nivel de influencia que tiene el inglés en Internet.