Desde Otras Ciudades
La ciudad secreta II
Ampliar la imagen Sede del Banco de la Nación en Buenos Aires, Argentina Foto: tomada de Internet
Buenos Aires. En la ciudad secreta que se llena de rumores extraños, en las calles de las librerías y los teatros que nunca duermen, ahora cruzados también por otros seres fantasmales, aunque no tanto, transitan los cartoneros, figura mítica de estos tiempos de sobrevivencias.
Pero uno de los fantasmas “verdaderos” y más “conocidos” de Buenos Aires ha elegido un lugar muy extraño y poco romántico para hacer sus apariciones noctámbulas. Es una mujer joven con un niño en brazos que se pasea por las oficinas del sólido edificio del Banco de la Nación en su sede central, que está frente a la Casa Rosada (de gobierno). Dicen que normalmente puede verse en la pantalla de las computadoras de los guardias de seguridad, que ahora ya aceptan, más calmados, esa figura borrosa que aparece repentinamente y a veces pasea entre las grandes bóvedas donde se almacenan las cajas de seguridad, nada menos.
“Es siempre la misma”, dicen con resignación los guardias, y ya han entendido que contra los fantasmas no hay policía que valga ni tecnología que los disuada, pero también tienen sus propias teorías. “Ella sobrevivió a la epidemia de fiebre amarilla que diezmó la ciudad a principios del siglo pasado y si usted va hacia el sur o en San Telmo, hay muchas otras almas vagando porque allí fue todo muy duro y el que mal murió no descansa”.
Y los cartoneros, ¿qué son entonces? “También sus almas penan”, dice el filósofo de los fantasmas porteños.