Promete Marcelo Ebrard que la plataforma será reinstalada a finales de este año
Tras 43 días de funcionamiento quedó clausurada la pista de hielo del Zócalo
Juegos pirotécnicos, demostraciones de patinaje y Las Golondrinas marcaron el cierre
Ampliar la imagen Los patinadores ucranianos Vladimir Besedin y Olesky Polishchuck mostraron acrobacias de alta dificultad durante el acto de clausura de la pista de hielo en el Zócalo capitalino, ayer Foto: Francisco Olvera
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, clausuró anoche la pista de hielo artificial del Zócalo, con la promesa de reinstalarla el próximo invierno. “¡Nos vemos 2008!” se leía en una manta monumental desplegada por los jóvenes del Instituto de la Juventud, que a lo largo de 43 días apoyaron a la gente que acudió a patinar, mientras un mariachi interpretaba Las Golondrinas y juegos pirotécnicos se elevaban al cielo desde lo alto del edificio del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
“El año entrante esperamos mantener en la ciudad de México la pista más grande del mundo aquí en nuestro querido Zócalo, así será este 2008”, expresó el mandatario capitalino al iniciar la ceremonia y se retiró rodeado de una multitud que coreaba su nombre: “¡Marcelo!”, “¡Marcelo!”
Así terminó lo que fue el principal atractivo de la ciudad de México durante esta temporada de fiestas decembrinas y Año Nuevo: la pista de hielo más grande del mundo, 3 mil 200 metros cuadrados de superficie, tras haber recibido en su dura y resbalosa base a más de medio millón de personas.
La despedida tuvo como colofón –al igual que en su inauguración– demostraciones de patinaje artístico, acrobático y de velocidad, así como dos coreografías con deportistas mexicanos y extranjeros, quienes descubrieron ante cientos de personas todo lo que es posible hacer sobre hielo, además de deslizarse y, muchas veces, también irse de nalgas o de bruces sobre el helado piso.
A partir de hoy, quienes soportaron en filas varias horas para acceder a la pista deberán esperar 323 días para repetir la experiencia, tiempo suficiente para que quienes no lograron pasar del suelo, se abrazaron todo el tiempo a alguno de los jóvenes asistentes o se atrincheraron en los muros practiquen sobre el asfalto con patines de ruedas o, si la economía lo permite, sacar membresía en alguna pista privada.
Luego de agradecer a quienes patrocinaron la instalación y a quienes la visitaron, no sólo de la ciudad, sino de los estados de la República y de muchos países del mundo, Ebrard, desde el centro de la pista sobre una alfombra roja y acompañado de su esposa, Mariagna Prats, se limitó a desear feliz año a la gente, “salud y que se cumplan sus mejores deseos junto con sus seres queridos”, y entregó a Abigail Rodríguez, de 5 años, que llegó desde el otro extremo patinando, el banderín que servirá para la inauguración de la pista en diciembre próximo, al tiempo que una salva de fuegos artificiales se disparó alrededor de la pista y se dio inicio a la exhibición.
De la inspiración a la fascinación
“Me gusta pensar que el patinaje de mi hermana Michele y el mío han inspirado a otras personas a seguir en este deporte”, dice Ana Cecilia Cantú, regiomontana de 22 años que posee el título de campeona nacional en patinaje artístico, que obtuvo el lugar 16 en el mundial de Japón y anoche participó en la ceremonia de clausura.
Su hermana Michele –con la que guarda mucho parecido–, quien no pudo estar presente en esta ocasión, fue la primera mexicana en ganar una presea, bronce, en competencias internacionales en esta categoría, refiere Ana Cecilia con orgullo en entrevista previa a su actuación, luego de que el estadunidense Travis Jayner y los mexicanos Eric Rijk Kraan y Andrew Love hicieron su demostración de velocidad.
Con piezas que iban de las canciones de salón parisinas al son mexicano en versión tecno, Cantú Félix, Luis Manuel Hernández, originario del DF, y la francesa Surya Bonaly, por separado, hicieron gala de elegancia, agilidad y sincronía sobre la pista, asombrando con sus giros, saltos con vueltas, deslizamientos y figuras.
La primera pista de hielo al aire libre en la ciudad de México provocó fascinación, no sólo a las miles de personas que la visitaron para patinar o sólo mirar desde las gradas, sino también entre los profesionistas del país y de naciones remotas, como los ucranianos Vladimir Besedin y Olesky Polishchuck, quienes confesaron ser atraídos por las dimensiones de la pista.
Fueron ellos los que se ganaron la mayor ovación con la comicidad de sus números, su simpática vestimenta de la Viena de finales del siglo XVIII, pero sobre todo con sus acrobacias de alta dificultad, como sostenerse de cabeza, en posición recta y a una mano sobre la cabeza de su compañero que se deslizaba. Espectáculo que promete repetirse para fines de este año.