“Espero que la gente aprenda de mis errores”, dijo la ex velocista
Juez de Nueva York condena a Jones a seis meses de prisión
Deberá cumplir también 400 horas de servicio con educación a jóvenes atletas
Aceptó el castigo, pero desea que no la separaren de sus hijos
Ampliar la imagen Pesar de la estadunidense Jones tras conocer el veredico Foto: Reuters
White Plains, 11 de enero. La ex velocista estadunidense Marion Jones fue condenada a seis meses de prisión por mentir a las autoridades sobre un dopaje con esteroides, que le costó las cinco medallas ganadas en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
“Respeto la decisión del juez y realmente espero que la gente aprenda de mis errores”, declaró Jones al abandonar el tribunal de White Plains, Nueva York, y tras llorar en brazos de su esposo, el corredor Obedele Thompson.
Tras reconocer que había violado las reglas deportivas, la otrora gran estrella del atletismo deberá entregarse a las autoridades a más tardar el 11 de marzo para cumplir la sentencia en la cárcel.
El juez federal Kenneth Karas le aplicó además una pena de 400 horas de servicios a la sociedad, que deberá brindar “educando a jóvenes atletas”.
Karas precisó que la justicia había castigado el hecho de que la corredora había mentido a la justicia y no la trampa deportiva, que no le correspondía juzgar.
“Sí, cometí errores mintiendo a los investigadores”, dijo Jones al juez, antes de romper a llorar e implorarle que no la separe de sus dos hijos, “ni siquiera por un corto tiempo”.
Sin embargo, Karas destacó que atletas del nivel de Jones “tienen un estatus particular, ya que son considerados modelos” por la sociedad. “Nadie está por encima de la obligación legal de decir la verdad”, agregó.
Decepción por la sentencia
“Quedamos muy decepcionados con la sentencia. Creemos que fue muy dura”, dijo George Hulse, abuelo de Jones. “Esperábamos que se limitarían a los servicios sociales, lo cual hubiera sido más útil que seis meses en la cárcel”.
Los abogados que defendieron a la atleta habían pedido al juez evitarle una pena de prisión, mientras los fiscales dijeron que se conformarían con un máximo de seis meses.
Jones, de 32 años, mostró su arrepentimiento en octubre pasado después de declararse culpable de mentir a los agentes federales que investigaron el escándalo de dopaje de los laboratorios BALCO de California.
La velocista igualmente trató de ocultar evidencias de su participación en un esquema de fraude bancario planeado por su ex pareja, el velocista Tim Montgomery, también sancionado por dopaje.
Poco después de admitir su culpabilidad, Jones anunció su retiro de las pistas y tuvo que devolver las cinco medallas –tres de ellas de oro– ganadas en Sydney 2000.
Durante años Jones negó las acusaciones de dopaje que la persiguieron y llegó hasta a demandar a Victor Conte, patrón de BALCO, quien dijo haber visto cómo la atleta se inyectaba los productos dopantes que él le suministraba.
Montgomery, con quien Jones tiene un hijo nacido en 2003, fue despojado de su récord mundial en 100 metros y sancionado de por vida por su participación en el escándalo BALCO.
En noviembre de 2003 Marion Jones negó a los investigadores federales a cargo del citado caso que ella hubiera usado el principal producto de ese laboratorio conocido como “la crema”, y que resultó ser un esteroide sintético.
En los interrogatorios durante el juicio en Nueva York, la corredora reconoció haber usado la sustancia THG desde septiembre de 2000 hasta julio de 2001.
Reconocida como una de las grandes atletas del mundo, Jones ganó millones de dólares en contratos publicitarios y apareció en las portadas de importantes publicaciones como Sports Illustrated, Time y Vogue.
Algunos expertos consideran que la velocista, quien dominó el campo de los 100 y 200 metros, era tan capaz que podría haber conquistado las mismas medallas sin doparse, pero eso es ahora imposible de demostrar.