Usted está aquí: sábado 12 de enero de 2008 Política Los de abajo

Los de abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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Aunque la vida en el poblado zapatista 24 de Diciembre transcurre en medio de reiteradas amenazas de desalojo y constantes agresiones protagonizadas por la organización Unión de Ejidos de la Selva (UES), lo que se respira en esta comunidad de la Selva Lacandona es la fuerza y determinación de hombres y mujeres dispuestos a resistir y no dejarse arrebatar las 525 hectáreas recuperadas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en enero de 1994.

La resistencia de las bases de apoyo zapatistas cobra en este poblado forma y contenido. Su historia es la siguiente: Durante los primeros días de 1994, el EZLN recuperó estas tierras ocupadas hasta entonces por el ex gobernador, hacendado y general Absalón Castellanos Domínguez. El 17 de abril de 1994, el EZLN entregó las más de 500 hectáreas a 45 familias zapatistas, quienes las trabajaron hasta el 9 de febrero de 1995, fecha en la que salieron huyendo de la ofensiva militar conocida como “la traición de Zedillo”. Siete días vivieron en la montaña mientras los tanques y helicópteros ingresaban a su comunidad. Era el inicio de un exilio que duraría 12 años, hasta que el 24 de diciembre de 2006, en coordinación con la Junta de Buen Gobierno, 31 familias regresaron a estas tierras que, por supuesto, ya no eran las mismas. Desde la ofensiva de 1995, el ejército federal instaló aquí un campamento militar que permanece hasta el momento y que ocupa 24 hectáreas, dentro de las cuales nace “el agua que nunca se va” (un manantial cercado al que no pueden acceder las bases de apoyo zapatistas).

Desde que regresaron empezaron las amenazas de desalojo por parte de campesinos de la UES, quienes ahora se adjudican la propiedad de la tierra. En julio de 2007, 58 personas de esta organización invadieron una parte del terreno y empezaron las agresiones directas: quema de milpas, amenazas de muerte, disparos al aire, bloqueo de caminos, tumba de árboles, destrucción de cañales y cafetales, robo de horcones y un sinfín de provocaciones cotidianas amparadas por los dos campamentos de policía y la base militar que rodean el poblado.

¿Cómo resisten los zapatistas? La decisión es no responder a las provocaciones y no abandonar las tierras, para lo cual cuentan con el apoyo de la Junta de Buen Gobierno de la selva fronteriza. Desde hace seis meses, por ejemplo, un plantón compuesto por zapatistas de toda la zona hace guardias las 24 horas del día en los alrededores de la comunidad. “Los compas de otros poblados vienen para impedir que caigamos en provocaciones, y también resguardan nuestras casas mientras nosotros trabajamos, para que no nos las vayan a quemar”. En estos momentos hay 30 personas que cubren un turno de 5 días, pero el número se incrementa de acuerdo a las circunstancias. En noviembre, por ejemplo, llegaron 140 zapatistas a impedir que la Unión Ejidos de la Selva rozara las milpas de sus compañeros.

En los alrededores de 24 de Diciembre se observan las cocinas, dormitorios y letrinas colectivas del plantón. La comunidad se encarga de prepararles café a todas las mañanas. Permanecerán aquí el tiempo que sea necesario.

 
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