Por Alejandro Brito
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Policías capitalinos durante el taller de sensibilización para no discriminar por preferencias sexuales, realizado en diciembre pasado. Abajo, Víctor
Argelaguet, de la organización catalana Gaylespol, quien impartió el taller junto con la policía lesbiana Núria Torres. |
Al único policía gay mexicano que se atrevió
a salir del clóset le fue mal. Su osadía
de portar un cartel con la leyenda: “soy
policía granadero y soy gay” en la marcha de
la diversidad sexual de 2001 la pagó con una
tremenda golpiza, propinada presumiblemente
por elementos del propio cuerpo al que pertenecía.
Y aunque no fue corrido de esa corporación,
su carrera ahí acabó, fue marginado.
Los hechos los relata seis años después un
compañero suyo en el taller de capacitación
“Políticas de seguridad pública y no discriminación
por preferencias sexuales” dado a policías capitalinos
por policías gay españoles, evento inédito en
nuestro país. Es 19 de diciembre, el segundo día
del taller y el salón está repleto de patrulleros, de
instructores de la carrera de formación policial y
elementos de otras áreas de la Secretaría de
Seguridad Pública del gobierno del DF.
Víctor Argelaguet, agente de la Guardia
Urbana de Barcelona y presidente de la asociación
de Gays y Lesbianas Policías (Gaylespol) de
España, se esfuerza, junto con su compañera
Núria Torres, cabo de la policía de Cataluña y
vicepresidenta de la asociación, en explicar las
ventajas de contar con una policía diversa, de
tener elementos abiertamente gays en el cuerpo
de policía. Si la fuerza policial de esta ciudad
la componen 80 mil agentes, entonces por lo
menos 8 mil son gays y lesbianas, suelta el dato
el joven agente español y la discusión se abre.
La mayoría de los policías presentes conoce
a un o a una compañera gay: “Son tan entronas,
tan fajadas como cualquiera de nosotros”, pero
dudan de la existencia de condiciones favorables
al interior de sus corporaciones para que
puedan salir del clóset —“yo tenía un compañero
con preferencias homosexuales y por ese
motivo yo sufrí burlas por parte de mis otros
compañeros”—, o de la conveniencia de que lo
hagan —“¿cómo nos van a tratar los medios?”,
“¿qué imagen vamos a dar a la población?”.“El
estigma se extenderá al conjunto de la policía”. Víctor Argelaguet explica pacientemente que
gran parte de la homofobia se deriva de que a
mucha gente le incomoda que los homosexuales
sean visibles.
“No os avergoncéis. Usen a esos agentes
fuera del armario para que les pasen información
cuando se enfrenten a delitos motivados
por la orientación sexual”, recomienda el agente
catalán, quien ya cuenta con 12 años de
servicio, pero sólo dos fuera del clóset. El agente
Argelaguet aclara que no se trata de tener policías
gay para atender a la comunidad gay, sino
de que cualquier agente esté capacitado para
atender a la ciudadanía sin distingos ni discriminaciones.
Algunos de los policías presentes
admiten no saber qué hacer en conflictos
donde lesbianas, gays o transgéneros estén
involucrados: “no se nos enseña cómo actuar
en esas situaciones críticas; cómo debemos
interrogar a la gente”. ¿Quién debe hacer el
cateo a una persona con apariencia femenina,
pero de sexo masculino?, se preguntan por
ejemplo. ¿Un policía varón o una mujer policía?
¿O mitad y mitad? De acuerdo con la experiencia
de la cabo Nuria Torres, en todo cuerpo de
policía deben existir protocolos donde se indiquen
los procedimientos correctos.
Esta discusión también resurgió al día
siguiente con los agentes de la policía judicial:
“Me tocó atender a un hombre vestido de
mujer; tenía dudas de cómo tratarlo”, se sincera
un agente del ministerio público, y la polémica
arrecia en el auditorio Francisco Sodi de la
Procuraduría General de Justicia del DF. Dado
el caso, ¿dónde se recluye a una mujer transgénero?
¿A un centro de readaptación femenil
o a uno varonil? Existe aquí un conflicto legal:
yo puedo tratar a esa persona conforme a su
imagen de género, pero por ley debo enviarla
según el sexo que me indica su identidad oficial,
alegan varios de los participantes al curso.
El lenguaje también importa y mucho al
momento de las interrogaciones, ya se trate de un detenido o de un testigo. Por ello, un
agente de la judicial pide a los ponentes
facilitarle el caló o jerga que manejan los gays
“Ya que si no hago la pregunta de forma adecuada,
se cerrará la persona. Conocer ese caló
facilita las cosas y crea empatía”, afirma.
Pero lo que más desean conocer los agentes
judiciales son los mecanismos prácticos que
les ayuden en sus pesquisas de asesinatos de
homosexuales (a los que se rehúsan en llamar
‘crímenes de odio por homofobia’), sobre todo
cuando carecen de líneas de investigación:
“¿cómo investigar cuando matan a un homosexual
que sabemos no tenía vínculo alguno
con su familia?”, preguntan. Cuando no existe
ese vínculo, los amigos se vuelven piezas clave
en el esclarecimiento de esos crímenes. Pero
aquí se tropiezan con otro problema: cómo
romper con la desconfianza, casi terror, de gays
y lesbianas a relacionarse con la policía.
Hace pocos años, perseguir a homosexuales
era una de las funciones de la policía. Hoy
esa práctica está completamente fuera de la
ley, aunque continúe como forma de extorsión
rutinaria, amparada en el desconocimiento de
la ciudadanía gay. Y por lo menos los policías,
patrulleros y agentes judiciales participantes
en los talleres concluyen que es necesario un
acercamiento a la comunidad lésbico, gay,
bisexual y transgénero. “Así como vosotros se
reúnen rutinariamente con juntas de vecinos
para tratar problemas de seguridad en barrios
y colonias, así también podrían reunirse con
asociaciones de la comunidad gay para tratar
problemas específicos”, recomienda el policía
catalán Víctor Argelaguet. Un enlace con la
comunidad gay sería de gran ayuda, afirma.
“Un integrante de la comunidad gay que nos
ayude en las investigaciones facilitaría mucho las
cosas. Nos ayudaría para que la víctima se anime
a denunciar”, concluyen por su parte algunos de
los policías participantes en los talleres organizados
los días 17, 18 y 19 de diciembre por la asociación
civil Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana,
con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Social
del gobierno del DF y la participación del Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación.
Al final de estas actividades, en la conferencia
de prensa, presidida por Martí Batres,
secretario de Desarrollo Social del gobierno del
DF, el presidente de Gaylespol anunció que se
otorgarán dos becas para que policías capitalinos
asistan a la Conferencia Europea de Policías
Homosexuales, que se celebrará en Barcelona
en julio de 2008. Y entonces sí, sin miedo a las
represalias y con orgullo, podrán asumir abiertamente
sus preferencias sexuales. |