Propuesta ética para el catolicismo de este siglo
Imaginemos que la doctrina católica actual sobre la sexualidad
se impusiera en todo el mundo.
Ello supondría, en primer lugar, una aceptación universal
de que todo acto sexual estuviera abierto a la transmisión de
la vida y de que las parejas que desearan prevenir el embarazo
utilizaran el método del ritmo o se abstuvieran de tener relaciones
sexuales. Por supuesto, sus posibilidades de elección
quedarían eliminadas ante el hecho de la concepción, independientemente
de las circunstancias en que se haya producido,
de la situación del feto o de la mujer.
En ese mundo hipotético no importaría que la mujer hubiera
sido víctima de una violación o de un incesto, que fuera
todavía una niña, que su embarazo le significara el riesgo de
morir, que la criatura por nacer estuviera condenada a morir
tempranamente o a sufrir indecibles padecimientos… Todo
eso resultaría irrelevante, porque una vez producida la concepción,
la mujer quedaría del todo sometida a ella, sin voz ni voto
respecto de su cuerpo, su vida, su destino.
Tal sería el panorama si la doctrina de la Iglesia Católica,
respecto de la sexualidad y las opciones reproductivas, fuera
aplicada en forma absoluta y a plenitud, en el mundo real en
el que vivimos. Y esa es la realidad a la cual Anthony Padovano
busca proponer alternativas, en su libro Opciones de vida. Hacia
una teología católica sobre reproducción elegida.
A través de su libro, Padovano hace un viaje al punto neurálgico
donde chocan nuestra fe católica con las enseñanzas
de nuestra Iglesia, y hace resaltar que en la actualidad la actividad
sexual no puede, ni debe, estar restringida a un simple
y mero acto reproductivo, sino más bien al hecho de que la
sexualidad es un acto de responsabilidad conmigo y hacia la
sociedad misma.
Según Padovano, lo que la Iglesia Católica institucional
actualmente ofrece a las mujeres no es la posibilidad de decidir
sobre su cuerpo, su vida, su destino, sino la disyuntiva de obedecer
o no las enseñanzas de la Iglesia, aunque éstas vayan
en contra de sus necesidades y deseos. Y si no obedecen, son
excomulgadas. En una actitud claramente contraria a los postulados
de la misma doctrina, aquí no hay lugar para las decisiones
de conciencia, sino para los actos de sumisión, y —en
este ámbito— las mujeres sólo tienen la opción de aceptar las
enseñanzas de esta Iglesia de buena o de mala gana.
Prohibir la anticoncepción, incluso a una mujer con muchos
hijos y pocos recursos, y sugerir que ella interrumpa toda actividad
sexual en su matrimonio o utilice la llamada planificación
natural que le ha resultado poco confiable, es empujar a la
gente a la desesperación y a la desesperanza.
Prohibir el aborto en todos los casos (incluso cuando la vida
de la mujer está en juego) e insistir en que el proceso natural
debe continuar a cualquier precio, es hacer que la gente sea
esclava y víctima de su propia biología.
En Católicas por el Derecho a Decidir nos damos cuenta
—una vez más—, que nuestras creencias católicas no están
peleadas con las decisiones que tomemos en materia de planificación
familiar, con las cuales estamos siendo responsables
hacia los seres humanos que habitarán este planeta mucho
después que nosotras.
¿Por qué es tan importante un texto donde un católico
comprometido se preocupa por ofrecer opciones de vida y discutir
acerca de las decisiones relacionadas con la sexualidad a la
feligresía católica, cuyos ecos han sido apagados con el devenir
de los años? Padovano, doctorado en Teología Sistemática por
la Universidad Gregoriana de Roma, piensa que la libertad de
conciencia y por lo tanto de elección deberían ser pilares del
catolicismo moderno y que quizá el Magisterio ahora esté obligado
a comenzar a cuestionarse sobre el papel fundamental
que desempeña la sexualidad en la vida de todo ser humano.
El respeto a la pluralidad de opiniones y a la autoridad
moral de todas las personas para tomar decisiones en todos los
aspectos de sus vidas es una señal de avance y de misericordia
de nuestro catolicismo. Representa también la oportunidad de
construir el mundo que pregona la Iglesia Católica y que ha
sido está olvidado por la jerarquía conservadora: un mundo
en el que la igualdad de género, el amor hacia los demás y la
justicia reinen por sobre todas las cosas.
El punto convergente de todas estas reflexiones es una vida
espiritual honesta, abierta, libre, creativa; una vida que no busca
renuncias sino relaciones trascendentales, y que está dispuesta
a luchar para lograrlas. Tal es el camino que nos propone
Anthony Padovano. Y tal la contribución concreta que ofrece
su obra Opciones de vida.
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