Número 138 | Jueves 10 de enero de 2008
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus



Propuesta ética para el catolicismo de este siglo

Imaginemos que la doctrina católica actual sobre la sexualidad se impusiera en todo el mundo.

Ello supondría, en primer lugar, una aceptación universal de que todo acto sexual estuviera abierto a la transmisión de la vida y de que las parejas que desearan prevenir el embarazo utilizaran el método del ritmo o se abstuvieran de tener relaciones sexuales. Por supuesto, sus posibilidades de elección quedarían eliminadas ante el hecho de la concepción, independientemente de las circunstancias en que se haya producido, de la situación del feto o de la mujer.

En ese mundo hipotético no importaría que la mujer hubiera sido víctima de una violación o de un incesto, que fuera todavía una niña, que su embarazo le significara el riesgo de morir, que la criatura por nacer estuviera condenada a morir tempranamente o a sufrir indecibles padecimientos… Todo eso resultaría irrelevante, porque una vez producida la concepción, la mujer quedaría del todo sometida a ella, sin voz ni voto respecto de su cuerpo, su vida, su destino.

Tal sería el panorama si la doctrina de la Iglesia Católica, respecto de la sexualidad y las opciones reproductivas, fuera aplicada en forma absoluta y a plenitud, en el mundo real en el que vivimos. Y esa es la realidad a la cual Anthony Padovano busca proponer alternativas, en su libro Opciones de vida. Hacia una teología católica sobre reproducción elegida.

A través de su libro, Padovano hace un viaje al punto neurálgico donde chocan nuestra fe católica con las enseñanzas de nuestra Iglesia, y hace resaltar que en la actualidad la actividad sexual no puede, ni debe, estar restringida a un simple y mero acto reproductivo, sino más bien al hecho de que la sexualidad es un acto de responsabilidad conmigo y hacia la sociedad misma.

Según Padovano, lo que la Iglesia Católica institucional actualmente ofrece a las mujeres no es la posibilidad de decidir sobre su cuerpo, su vida, su destino, sino la disyuntiva de obedecer o no las enseñanzas de la Iglesia, aunque éstas vayan en contra de sus necesidades y deseos. Y si no obedecen, son excomulgadas. En una actitud claramente contraria a los postulados de la misma doctrina, aquí no hay lugar para las decisiones de conciencia, sino para los actos de sumisión, y —en este ámbito— las mujeres sólo tienen la opción de aceptar las enseñanzas de esta Iglesia de buena o de mala gana.

Prohibir la anticoncepción, incluso a una mujer con muchos hijos y pocos recursos, y sugerir que ella interrumpa toda actividad sexual en su matrimonio o utilice la llamada planificación natural que le ha resultado poco confiable, es empujar a la gente a la desesperación y a la desesperanza.

Prohibir el aborto en todos los casos (incluso cuando la vida de la mujer está en juego) e insistir en que el proceso natural debe continuar a cualquier precio, es hacer que la gente sea esclava y víctima de su propia biología.

En Católicas por el Derecho a Decidir nos damos cuenta —una vez más—, que nuestras creencias católicas no están peleadas con las decisiones que tomemos en materia de planificación familiar, con las cuales estamos siendo responsables hacia los seres humanos que habitarán este planeta mucho después que nosotras.

¿Por qué es tan importante un texto donde un católico comprometido se preocupa por ofrecer opciones de vida y discutir acerca de las decisiones relacionadas con la sexualidad a la feligresía católica, cuyos ecos han sido apagados con el devenir de los años? Padovano, doctorado en Teología Sistemática por la Universidad Gregoriana de Roma, piensa que la libertad de conciencia y por lo tanto de elección deberían ser pilares del catolicismo moderno y que quizá el Magisterio ahora esté obligado a comenzar a cuestionarse sobre el papel fundamental que desempeña la sexualidad en la vida de todo ser humano.

El respeto a la pluralidad de opiniones y a la autoridad moral de todas las personas para tomar decisiones en todos los aspectos de sus vidas es una señal de avance y de misericordia de nuestro catolicismo. Representa también la oportunidad de construir el mundo que pregona la Iglesia Católica y que ha sido está olvidado por la jerarquía conservadora: un mundo en el que la igualdad de género, el amor hacia los demás y la justicia reinen por sobre todas las cosas.

El punto convergente de todas estas reflexiones es una vida espiritual honesta, abierta, libre, creativa; una vida que no busca renuncias sino relaciones trascendentales, y que está dispuesta a luchar para lograrlas. Tal es el camino que nos propone Anthony Padovano. Y tal la contribución concreta que ofrece su obra Opciones de vida.