El escritor aborda a personajes como Madonna y el Che
El humor, elemento clave en La ley de Lavoisier: Alvarado
Ayudado de manera lúdica por Paul Wasso –un heterónimo “violentamente crítico” e incómodo–, el escritor, divulgador y periodista Nicolás Alvarado ha decidido editar una selección de 25 de sus ensayos ya publicados a partir de la idea científica de que nada se pierde ni se crea, sino que se transforma.
De ahí el título de su libro La ley de Lavoisier. Ensayos (y errores) 1998-2007 (Grupo Editorial Norma), en el cual la presentación es de Wasso y el prólogo de Javier Crúz, quien aborda personajes disímbolos como Baudelaire, Madonna, Lipovetsky, Irán Eory, Guillermo Cabrera Infante, Andrea Palma o el Che Guevara, muchos de ellos cruzados entre sí, además de temas como democracia, cine, literatura, arquitectura, arte o lo femenino.
Alvarado (ciudad de México, 1975) es autor de Con M de México, un alfabeto delirante, uno de los conductores del asombrosamente popular programa cultural televisivo La dichosa palabra y editor de la revista El Huevo, de la cual circula el último número y que tendrá que cerrar por los recurrentes problemas financieros de las publicaciones independientes.
La idea de incluir a su heterónimo Wasso en esta edición crítica y sustanciada por el humor, le surgió a Nicolás Alvarado con el fin de añadirle valor al libro mediante, dice, “una mirada socarrona y divertida que me corrigiera la plana y cuestionara los ensayos, sus motivaciones y redacción”.
Wasso, especialista en coctelería y colaborador de El Huevo, es una especie de “dandy de origen vienés, políglota, muy arrogante, ilustrado y caprichoso” que le permitió a Alvarado ver los textos “desde fuera”.
Humor, no artificios
–Aparte del personaje Wasso, se percibe al humor como otro hilo conductor de los ensayos, pero no en el sentido de un aderezo sino de algo estructural.
–El humor es un elemento consustancial de mi escritura en este libro. Hay textos cuya naturaleza misma es humorística y otros que la tienen trágica, melodramática o irónica. No se puede volver divertido o humorístico un texto que no lo es. Los textos tienen que ser intrínsecamente humorísticos para hacer reír.
“El humor no es un artificio que permite conectar mejor con el público sino que refleja una cierta mirada sobre las cosas. Además, el humor, que celebro mucho como lector, es una herramienta particularmente subversiva, devela verdades, hace que afloren los elementos más perturbadores del inconsciente.”