La policía calcula que 600 personas murieron en protestas
Washington acusa a los dirigentes kenianos de engañar a la ciudadanía
Nairobi, 7 de enero. Estados Unidos acusó hoy a los “dirigentes e instituciones” de Kenia de haber engañado a los ciudadanos tras las elecciones del 27 de diciembre, cuya violencia posterior dejó unos mil muertos, de acuerdo con la oposición, que anunció la cancelación de las protestas convocadas para mañana para dar oportunidad a un proceso de mediación.
En sus primeras declaraciones sobre las crisis en Kenia, la subsecretaria de Estado para Asuntos Africanos de Estados Unidos, Jendayi Frazer, hizo esta afirmación durante su visita de tres días al país, cuyo objetivo es mediar entre el presidente relecto Mwai Kibaki y del líder opositor Raila Odinga.
“Los kenianos han sido engañados por sus dirigentes y sus instituciones”, dijo Frazer, que en estos tres días mantuvo conversaciones con el entorno de Kibaki y de Odinga.
La emisaria estadunidense consideró necesario que “la crisis sea solucionada por ambos líderes” mediante un trabajo conjunto, para reforzar las instituciones de Kenia y resolver los “grandes problemas en el sistema electoral”.
No obstante, señaló que la crisis no ha minado la confianza de Estados Unidos en Kenia como un fuerte eje regional y, por el contrario, dijo, “se ha profundizado aún más nuestra visión de que Kenia es un fuerte socio regional”.
Kibaki invitó hoy a Odinga, líder del Movimiento Democrático Naranja, así como a varios líderes religiosos, a una reunión el próximo viernes para dialogar sobre el fin de la violencia en el país, la consolidación de la paz y la reconciliación nacional.
Según el diario alemán Neue Osnabrücker Zeitung, Odinga, que rechazó un nuevo conteo de votos, como se pidió originalmente, aceptó en principio una iniciativa de Kibaki, que el sábado propuso un gobierno de unidad nacional que prepararía en un plazo de tres meses la repetición de la elección presidencial.
El anuncio sobre la relección de Kibaki, el 30 de diciembre, originó una ola de violencia, especialmente en el oeste del país y en los barrios de chabolas de Nairobi, donde se concentran los seguidores de Odinga.
El gobierno afirmó hoy que el número de víctimas mortales es de cerca de 500 y ubicó el de desplazados en 255 mil 686, pero Raila Odinga dijo que “cerca de un millar” de personas habrían muerto. De su lado, la policía indicó que al menos 600 personas murieron por la violencia.
Representantes de 11 países reunidos hoy en la Conferencia Internacional para la región de los Grandes Lagos Africanos, estimaron que algunos de los episodios violentos se asemejan a actos de “limpieza étnica y de genocidio”.
Por lo pronto, 11 camiones de la Organización de Naciones Unidas se dirigían hoy bajo escolta policial al occidente del país, corazón de la crisis de los refugiados, con comida para alimentar a 38 mil personas.
En este contexto, milicias kenianas entraron en la vecina Uganda y arrojaron a un río a por lo menos 30 personas que pertenecían a la etnia Kikuyu, del presidente Kibaki, que huían de la violencia y perecieron ahogadas, informó una fuente oficial.