El joven presenta en la pista un acto de malabares premiado en redondeles internacionales
Enaltece el hábil José Alberto Vázquez el arte circense del país
En el festival de Montecarlo recibió el segundo lugar de manos de la princesa Estefanía de Mónaco
Reconoce que ha logrado llamar la atención por su corta edad; en unos días cumplirá 18 años
Pese a ser nieto del empresario del circo, su espectáculo no es la atracción principal del programa
Ampliar la imagen Las aptitudes de Vázquez abarcan casi todas las facetas del malabarismo; maneja, además de clavas, aros, pelotas, sombreros y cajas Foto: Guillermo Sologuren
Las blancas clavas salen disparadas de sus manos y giran en el aire, para, una fracción de segundos después, regresar a las mismas manos impulsoras que vuelven a lanzarlas al espacio y repetir así el vertiginoso ejercicio.
El asombrado público, que desafía el frío entumecedor, se anima y saca las manos de los abrigos y chamarras para brindarle un aplauso al joven ejecutante de albo atuendo, que ya se proyecta en escenarios internacionales.
En efecto, José Alberto Vázquez Atayde, asistió el año pasado a tres festivales de circo, y en todos ellos sus juegos malabares llamaron la atención, tanto, que en el de Montecarlo, seguramente el de más renombre, se hizo acreedor al segundo lugar, distinción que enaltece, asegura el mismo, el arte circense mexicano.
Las aptitudes de Vázquez, quien en unos días cumplirá 18 años, abarcan casi todas las facetas del malabarismo; maneja, además de clavas, aros, pelotas, sombreros y cajas. Con estas últimas imprime a su acto su sello personal, pues suelta los tres objetos rectangulares, da dos giros apoyado en una pierna, y unos cuantos centímetros antes de que las coloridas cajas toquen el suelo, las toma de nueva cuenta.
En Montecarlo fue premiado por la princesa Estefanía de Mónaco, y acepta que influyó en el reconocimiento su corta edad, la presentación de su acto y la rapidez con que lo realiza.
Precisión, agilidad y dominio
Vázquez entra al redondel corriendo, manejando las clavas, no se queda quieto en ningún momento; salta, deja los alargados maderos con su puntas de goma, toma los aros –llega a manejar hasta 10– y lo mismo. Se mueve incesantemente. Ahora toma tres sombreros comunes y corrientes, los lanza al aire, les da un efecto búmeran y las plásticas prendas, reforzadas con un aro, regresan al lugar de partida.
Como cierre de su actuación, Vázquez se encarrera y en forma atlética da un salto que lo eleva sobre los ocupantes de los palcos que bordean la pista, para aterrizar en el pasillo circundante, ejercicio que ya le ha cobrado caro pues, cuenta, en Estados Unidos resbaló y se fue hasta debajo de las gradas.
Además de su presencia en el principado europeo, cuya carpa, reconoce, es la más importante del mundo, estuvo también en Moscú, en el festival de la Escuela Nacional de Circo, y ahí nada más logró un reconocimiento; después, en China, cerca de Beijing, en otro festival de carácter exclusivo –ya que únicamente asisten 40 participantes– logró el quinto lugar.
Gen de circo
Su padre, José, fue barrista, y su madre, Tosca, aunque es diseñadora de modas, hizo cuerda aérea; a José Alberto, desde pequeño le impactaron los malabares. Desde los 12 años comenzó a ensayar, y no fue sino hasta tres años después que los puso formal y profesionalmente en práctica en una pista.
Aun cuando su abuelo paterno Guillermo es el empresario del circo donde actualmente se presenta, el acto que publicitariamente copa el programa de las funciones es el del monster truck, vetusta carrrocería de una camioneta Cadillac de los años 50 montada sobre cuatro gigantescas llantas, cuya virtud radica más en la comicidad de sus conductores Lalo-lalo y Chicharrón, quienes ejecutan bien su papel de payasos con toques musicales.
Y si de filarmónicos se trata, hay que apuntar que el Circo Hermanos Vázquez es de los pocos que aún utiliza la música en vivo en sus presentaciones, pues mezclan las grabaciones con una pequeña orquesta de siete atrilistas.
Las funciones son de lunes a sábado a las 17:30 y 20 horas, y domingos a las 11:30, 16, 18:15 y 20:30 horas. La dirección es Prolongación División del Norte, a una cuadra de calzada de Tlalpan, colonia Espartaco, estación Registro de Automóviles, del tren ligero.