Dinero
Año Nuevo: no hay razones para sentirse optimista
Ánimo pesimista en muchos mexicanos
El factor económico, preocupación principal
Aunque es sicológicamente sano comenzar un nuevo año con optimismo, muchos mexicanos no encuentran razones para dejarse llevar por el entusiasmo. Esta semana sondeamos la opinión de 2 mil 294 personas con una pregunta: ¿cuál es tu estado de ánimo al comenzar 2008? Treinta y ocho por ciento dijo que ve con realismo los problemas que se avecinan; 28 por ciento se siente muy pesimista; 21 por ciento sólo pesimista; 7 por ciento lo componen los optimistas, y 4 por ciento es moderadamente optimista.
Metodología
Enviamos por correo electrónico nuestro cuestionario a los miembros de El Foro México, que ya son 10 mil 100. Hasta ayer en la tarde habíamos recibido la respuesta de 2 mil 294 personas. Aparte de votar, 109 expresaron un comentario. En seguida reproducimos algunos fragmentos. Los textos completos pueden leerse en el foro.
Votos razonados
¿Cómo vamos a estar optimistas si ya tenemos aumento de precios en todo? El problema es que seguimos teniendo gente que cree que las cosas mejoran y la triste realidad es que vamos de mal en peor.
Jesús Vera Pons / Ensenada
Estoy optimista con mi vida porque depende de mí, y realista con la situación del país; sabemos que no habrá avance ni político ni económico y que tenemos que esperar a que termine este sexenio para sentar las bases de la nueva sociedad.
Jonathan Ojeda / Querétaro
Ante todo, soy y me siento realista. México es fuerte, se sostiene solo, a pesar del mal manejo económico, porque su gente trabaja por vocación y es competente. Sin embargo, la capacidad productiva va a medio gas, porque el mercado nacional sigue deprimido y la importación de bienes va en constante aumento.
Carlos Lara Arellano / Guanajuato
Yo me considero realista, aunque debemos ser optimistas para vencer ese pesimismo que en algún rinconcito de nuestra mente quiere imponerse, no hay que ceder, y quiero despedir esta opinión con una frase de Albert Einstein; para mi tiene mucho de lo que deberíamos entender y así poder crecer como personas, como familia, como pueblo, como México. “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.”
Rafael Carreto Esparza / Distrito Federal
Prefiero ser realista para no darme de topes. O bien para evitar una depresión antes que la crisis económico-personal me llegue.
Maytonce García Alvarado / Distrito Federal
Respecto de mi voluntad y de mis objetivos me mantengo muy optimista. En cuanto a lo que haga el gobierno tengo que ser profundamente pesimista. De ellos no espero más que males. Pero, igualmente, con entusiasmo (que significa tener a Dios dentro de sí mismo) me apresto a enfrentar las estupideces y las traiciones del gobierno. No hay otra manera de vivir.
Jesús Ortega Rodríguez / Guanajuato
Este será un año de mayor descontento social con la entrada en vigor del gasolinazo y su secuela de alzas en los precios de la canasta básica, por la apertura del capítulo agropecuario del TLCAN que afectará al campo, por la aprobación de la aberrante ley que permitirá a los delincuentes con placa entrar sin orden judicial a los domicilios de ciudadanos que sean sospechosos o les siembren algún delito.
Fermín Gómez Alonso / Puebla
¿Debo de ser optimista moderado? ¿Con minisueldo y con tarjetas de crédito hasta el tope? ¿Y dos pesotes de aumento? Ni la Bartola.
Alfredo Huerta Hernández / Morelia
Tengo mucha fe en unos proyectos propios, espero que me resulten para así no tener que emigrar en busca del sueño americano. Un familiar falleció la víspera de Navidad, padecía de los riñones, era derechohabiente del ISSSTE y la cita con el urólogo se la dieron para febrero de 2008, ¿Dónde quedó la alharaca de Felipe Calderón con su mentada reforma?
José L. Ugalde Rodríguez / Atotonilco de Tula
Este 2008 llamado “año de la rata” imagínense a empresarios y funcionarios del gobierno haciéndole honor al año que lleva su nombre.
Ángel Sánchez González / Puebla
Es difícil ser optimistas; muy difícil si consideramos que sólo 20 por ciento o menos de la población puede tener motivos para sentirse contenta.
Marco Antonio Villaseñor / Morelia