Usted está aquí: lunes 31 de diciembre de 2007 Capital Fábricas porcinas en Azcapotzalco

Fábricas porcinas en Azcapotzalco

Han iniciado un proyecto piloto para generar biogás producido por las excretas de los cerdos

Rocío González Alvarado

Paradójicamente, aunque es considerada una de las zonas más industrializadas de la ciudad de México, la delegación Azcapotzalco alberga, además de fábricas, talleres y bodegas, alrededor de 280 granjas porcícolas que se resisten a desaparecer, donde sus propietarios han optado por realizar nuevas prácticas para el desarrollo sustentable de esta actividad. 

Con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) del Gobierno del Distrito Federal y la delegación política, seis fábricas porcícolas han iniciado un proyecto de manera piloto para la generación de biogás o gas metano para el autoconsumo en sus cocinas, producido por las excretas de los animales, modelo que han adoptado del estado de Michoacán.

Aunque la actividad porcícola ha disminuido paulatinamente a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, su producción no es menor en Azcapotzalco. De acuerdo con información de la Dirección General de Desarrollo Económico capitalina, las 280 granjas –entre familiares, de traspatio y microempresas– aportan alrededor de 9 mil cerdos al año y poco más de 630 toneladas de carne, la quinta parte de lo que se consume en el DF.

El titular de la demarcación, Alejandro Carbajal, explicó que el propósito es aprovechar la vocación porcícola, que se ha mantenido como una tradición que se transmite de generación en generación, desde que los nativos compartían esta actividad con la crianza de ganado vacuno, cuando esta delegación y la Gustavo A. Madero formaban parte de la cuenca lechera del valle de México.

Con este proyecto, agregó, se busca iniciar un proceso de ordenamiento en los criaderos y puntos de venta de puercos, para que tengan un mejor manejo de sus residuos y contribuyan a aminorar el daño ambiental, por lo que se les proporcionará asistencia técnica para que aprendan a manejar sus granjas adecuadamente, se mantengan limpias, eviten malos olores y la acumulación de desperdicios.

De hecho, en la granja de don Jesús Mendoza han comenzado los trabajos para adoptar este nuevo esquema, que consiste en la instalación de un biodigestor que, según explica el responsable del proyecto en la demarcación, Rigoberto Araiza, es un depósito hermético donde se almacena el estiércol de los animales, que se fermenta sin aire para producir gas metano, mucho menos dañino para el medio ambiente. El biogás, mediante instalaciones ex profeso, puede ser utilizado en cocinas o bombillas para mantener la temperatura adecuada en los criaderos, mientras que de la materia orgánica, ya degradada, se puede obtener composta, que será destinada por los propios granjeros para cultivar setas u hortalizas en viveros, refirió.

Don Jesús Mendoza señala que desde tiempos de Carlos Salinas de Gortari la producción porcina “se vino abajo” por la introducción de carne del extranjero. “De 18 pesos que alcanzó el precio del kilo de cerdo en pie, ha llegado hasta los 10 pesos, y de ahí nada que ha subido”.

El porcicultor consideró esta alternativa como una posibilidad de ahorrarse unos centavos en el consumo de gas, porque también se dedica a la venta de carnitas.

Para otros, como Gelacio Fragoso, también representa la posibilidad de evitar la reubicación de sus granjas, como sucedió en los años 70 con los criaderos de vacas de ordeña que fueron trasladados a Tizayuca. “Por ahí de finales de los años 90 nos amenazaron con sacarnos a todos y destruir las instalaciones, incluso con el Ejército; no pasó nada porque aceptamos mejorar las condiciones de crianza”, recordó.

Aunque en sus orígenes las granjas estaban instaladas en espacios abiertos, el avance urbano e industrial provocó que prácticamente quedaran atrapadas en medio de construcciones, sobre todo de uso habitacional, lo que ha generado quejas vecinales, por lo cual los porcicultores integrados en la Asociación Pecuaria de Azcapotzalco establecieron el compromiso de mejorar la gestión técnica de sus granjas.

 
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