Usted está aquí: sábado 29 de diciembre de 2007 Espectáculos México enmascarado expone las proezas de los luchadores dentro y fuera del ring

El cineasta Miguel Dávila se acerca a la vida de los atletas-actores del pancracio

México enmascarado expone las proezas de los luchadores dentro y fuera del ring

El documental busca tratar a fondo el tema de la lucha libre como acto importante de la cultura melodramática del país, explica

Se estrenará a mediados de 2008

Fernando Camacho Servín

Ampliar la imagen El melodrama y el colorido del espectáculo de la lucha libre, así como un acercamiento a la cotidianidad de los gladiadores, es lo que ofrece el documental de Miguel Dávila, que se estrenará el próximo año, mismo que coincidirá con los festejos del 75 aniversario de este deporte en el país. En la imagen, Sombra Valiente contra Virus y Arcángel, durante la inauguración de la exposición fotográfica de Lourdes Grobet, el pasado mes de  junio El melodrama y el colorido del espectáculo de la lucha libre, así como un acercamiento a la cotidianidad de los gladiadores, es lo que ofrece el documental de Miguel Dávila, que se estrenará el próximo año, mismo que coincidirá con los festejos del 75 aniversario de este deporte en el país. En la imagen, Sombra Valiente contra Virus y Arcángel, durante la inauguración de la exposición fotográfica de Lourdes Grobet, el pasado mes de junio Foto: Cristina Rodríguez

El cine es mejor que la vida, de eso no cabe duda. La lucha libre también, sobre todo porque en ese mundo lúdico e infantil siempre (o casi siempre) triunfa el bien sobre el mal, como debe ser. Esa sencillez, además de su colorido y espectacularidad, es la clave de su éxito en un país de espíritu melodramático, como México.

Tal es el punto de partida del documental México enmascarado, que busca ser un homenaje a este deporte y al mismo tiempo un acercamiento serio y riguroso a la vida de quienes participan en él.

En entrevista con La Jornada, el cineasta Miguel Dávila (Cuernavaca, 1983) explicó que la idea de realizar este trabajo le vino “porque de niño me fascinaba la lucha libre. Veía los malabares en el ring, esta danza artística de los luchadores, y aunque mis papás me decían que era de mentiras, igual me parecía arriesgado hacer un salto mortal”.

Más allá de su atractivo inherente, el realizador considera que la lucha libre “nunca ha sido investigada a cabalidad. Este busca ser un documental que hable de verdad sobre este fenómeno –que es una de las primeras manifestaciones urbanas mestizas–, y no nada más sobre su superficie”.

Para entender el espíritu del pancracio, afirma, hay que “quitarle el morbo y meternos a la vida de los luchadores; entenderlo como un fenómeno cultural, que al mismo tiempo es un deporte, un espectáculo y una manifestación artística”.

El núcleo central de la propuesta de Dávila es poner de manifiesto que la lucha libre se ha vuelto uno de los actos masivos más importantes de lo que él llama la “cultura melodramática mexicana”, esa fuga emotiva de la realidad en la que sólo hay que dejarse caer, con la confianza ciega de que estamos en el bando correcto.

“Se nos ha inculcado la creencia en el bien, que siempre vence al mal por el sólo hecho de ser el bien. Por eso son tan exitosas las telenovelas. En la polarización de los rudos y los técnicos, el rudo siempre es el malo, el feo, el greñudo, el ilegal. El técnico es el bueno, el que usa una llave en vez de dar un sillazo.”

Amalgama de expresiones

Además de su carácter épico y emocionante, la estética de la lucha libre “es única en el mundo, sobre todo por las máscaras, que son muy apreciadas en Japón, por ejemplo, y por lo visual de la lucha en sí: hacer una llave o lanzarse desde la tercera cuerda”, señala Dávila.

El filme de 90 minutos, que se estrenará a mediados del año entrante, también reúne animaciones en dibujo y plastilina, así como entrevistas con intelectuales y escritores que gustan del espectáculo y lo analizan, entre ellos Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Lourdes Grobet y Fritz Glockner.

Pero la parte más elocuente y rica del documental es mostrar a los luchadores en su propia voz, en sus hazañas del cuadrilátero y en su rutina cotidiana fuera de él.

“Me metí en sus vidas, pude estar con ellos en sus casas, en los gimnasios, en las arenas, con su familia, en las giras, con los aficionados. Busco plasmar una faceta pluridimensional” de estos atletas-actores, describe el cineasta.

Para dedicarse a este negocio, cuenta, se necesita mucha persistencia. “Es gente que debe hacer muchos sacrificios físicos y sicológicos. Es un deporte muy arriesgado, pero la pasión los hace irse de ahí tan sólo muertos o lastimados.

“Con la máscara tienen una identidad, pero fuera del ring, aunque sean rudos, son muy técnicos con sus familias. Cada vez que conoces a un luchador, te impresiona su forma de ser. Blue Demon, por ejemplo, es fenomenal. En una ocasión estuvo firmando autógrafos por 16 horas seguidas, y después se fue a luchar. Me dijo ‘no sé cómo le hago, pero no puedo dejar aquí a mi gente’”, recuerda Miguel Dávila.

México enmascarado, proyecto de cine independiente en busca de patrocinadores, se estrenará a escala nacional luego de afinar detalles de posproducción en febrero de 2008, año en que también se festejará el aniversario 75 de la lucha libre en el país.

 
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