La mayoría se empleará con 31 mil patrones en cultivos de tabaco y corte de caña
Prevén arribo de 80 mil jornaleros a los campos agrícolas nayaritas
Son indígenas 70 ciento, la mayoría de Chiapas, Guerrero, Hidalgo y Oaxaca
Persisten explotación, malas condiciones de trabajo y riesgos por uso de agroquímicos, según la CEDH
Ampliar la imagen Jornaleros en cultivos de tabaco de la colonia Emiliano Zapata, municipio de Santiago Ixcuintla. Foto: Jesús Narváez
Ampliar la imagen Aplicación de químicos a sembradíos en el mismo municipio Foto: Jesús Narváez
Tepic, Nay., 28 de diciembre. Con el inicio de la temporada de cultivo de tabaco y corte de caña en Nayarit, miles de jornaleros agrícolas comenzaron a llegar a albergues y galerones, en los que “la explotación, malas condiciones de trabajo y violaciones frecuentes a sus derechos humanos, son iguales a las de años anteriores”, según la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).
Recuerda que las Secretarías de Desarrollo Rural, Desarrollo Económico y Salud del estado; el Departamento de Previsión Social y el Consejo Consultivo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas han incumplido con la recomendación que hace dos años les envió, que busca terminar con la discriminación y el mal trato hacia los trabajadores.
Por si fuera poco, organizaciones civiles advierten que siguen vigentes otros riesgos a los que están expuestos los jornaleros, y tampoco han sido atendidos: las intoxicaciones –a veces mortales– por el uso cotidiano de agroquímicos sin control, y la participación de miles de menores de edad en las labores agrícolas.
De acuerdo con la Confederación Nacional Campesina, cerca de 80 mil jornaleros arriban durante el periodo agrícola a los campos nayaritas, de los cuales 70 por ciento son indígenas procedentes de Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y la sierra de Nayarit.
La Asociación Rural de Interés Colectivo (Aric tabaquera) y las representaciones locales de las Uniones de Cañeros y Frijoleros precisan que, de los 80 mil indígenas, unos 20 mil llegan a los cultivos de tabaco, 25 mil a los de caña y otros tantos a los de frijol. El resto labora en cultivos de chile.
Según cifras de dichas instancias, la mayoría de jornaleros trabaja para alrededor de 31 mil patrones, en una extensión de 89 mil hectáreas (20 mil agricultores producen 50 mil hectáreas de frijol; 7 mil 500 son propietarios de 31 mil hectáreas de caña, y 3 mil 500 cultivan 8 mil hectáreas de tabaco).
Según un diagnóstico de la CEDH, hace dos años emitió el exhorto 21/05 a los entonces titulares de las Secretarías de Desarrollo Rural, Desarrollo Económico y Salud del estado, el Departamento de Previsión Social y el Consejo Consultivo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en la que solicitaba mayor atención para los jornaleros. Sin embargo, los lugares donde pernoctan y sus centros de trabajo “continúan siendo ajenos a las supervisiones”.
La recomendación fue emitida luego de que en marzo de 2005 un grupo de jornaleros denunció malos tratos y deficiente atención médica en plantíos tabaqueros de la comunidad de Zacualpan, municipio de Compostela, donde murieron intoxicados dos trabajadores menores edad y decenas más dieron testimonio de malos tratos y deficientes condiciones laborales.
Óscar Herrera López, presidente de la CEDH, precisa que “en seguimiento a dicha recomendación”, se realizó un nuevo diagnóstico sobre la situación de los jornaleros agrícolas migrantes en Nayarit, principalmente en los campos de cultivo de caña y tabaco.
En éste, indica, “se pudo constatar que en el rubro de salud, servicios públicos y situación laboral, los trabajdores y sus familias continúan siendo objeto de constantes violaciones a sus derechos humanos, que son intrínsecos a la dignidad de las personas”.
El reporte de la CEDH indica que se vulneran sus derechos económicos, sociales y culturales, porque no existe un contrato laboral que marque las prestaciones a que tienen derecho. La desatención de autoridades e instituciones de carácter social, ocasiona que los jornaleros se enfrenten a precarias condiciones de vida y trabajo excesivo.
En la mayoría de los albergues “las familias no cuentan con los servicios básicos, como agua potable, sanitarios, servicios de salud, luz o vivienda para alcanzar una vida digna. Además, carecen de los implementos de seguridad necesarios para el manejo de agroquímicos”.
En el caso de las mujeres, agrega el diagnóstico, tienen los mismos problemas laborales que los hombres, pero además, “tienen que dividir su tiempo entre las labores de casa, trabajo en parcelas y las actividades comunitarias. Muchas cumplen su tarea con los hijos pequeños a la espalda”.
Refiere que los trabajadores que llegan a los cultivos de caña (en los municipios de Tepic y Xalisco, principalmente), “son originarios de Chiapas, Guerrero, Hidalgo y Oaxaca. La mayoría indígenas y se comunican entre ellos en su propio dialecto. En los cultivos de tabaco (ubicados en la costa), una parte importante son coras y huicholes provenientes de los municipios de El Nayar y La Yesca, ubicados en la sierra de Nayarit”.
Las jornadas diarias de la temporada de cultivo de tabaco y corte de caña, que generalmente se inicia en diciembre y concluye en mayo o junio, rebasan las ocho horas de trabajo, inician desde las siete y concluyen a las 16 horas.
Los cañeros ganan entre nueve y 10 pesos por puño de caña cortada; de 23 a 25 pesos la tonelada, y de 700 a mil pesos semanales. Para obtener el máximo de ganancia semanal tienen que trabajar hasta 12 horas diarias. Los que laboran en el tabaco reciben entre 70 y 120 pesos al día, dependiendo de la actividad que realicen: plantar, cortar o ensartar, entre otras.
Pero la problemática que viven los jornaleros no para ahí. Organizaciones civiles advierten sobre “la inminente presencia de los hijos de los trabajadores laborando en los campos”.
Claudia Jaime, presidenta del organismo Juntos lo Lograremos, recuerda que “en junio de 2007 se detectó a cientos de menores de edad en campos de tabaco y jitomate en Villa Juárez y Zacualpan, municipios de Santiago Ixcuintla y Compostela, respectivamente, y en el ciclo que inician, los niños empiezan a arribar a la zona de cultivo sin que los patrones hagan algo para impedirlo”.
Las organizaciones civiles y la CEDH advierten de otro problema: la utilización de agroquímicos, como insecticidas, herbicidas, plaguicidas y pesticidas, que se utilizan en el campo .
Según la Dirección de Regulación Sanitaria de la Secretaría de Salud del estado, hasta abril pasado en la entidad hubo 63 personas intoxicadas por químicos, de los cuales dos fallecieron en los municipios de Santa María del Oro y El Nayar.