Usted está aquí: domingo 23 de diciembre de 2007 Cultura En México se menosprecia la figura del mariachi: investigador

Jesús Jáuregui termina 25 años de trabajo con un libro sobre el tema

En México se menosprecia la figura del mariachi: investigador

Carlos Paul

Como agrupación y como género musical, el mariachi moderno es más respetado en otros países que en el nuestro. Al igual que la profesión de mariachero, la cual es vivida con más orgullo en el extranjero.

Al mariachi, aun cuando es símbolo vivo de identidad de nuestro país, “se le menosprecia, y cada vez se le utiliza menos. Y cuando se le emplea, no se hace con la debida dignidad y honorabilidad que merece esa tradición”, explicó en entrevista con La Jornada el antropólogo social Jesús Jáuregui, autor del volumen El mariachi.

Dicha publicación es producto de 25 años de investigación documental, histórica y de campo y es considerado el más acucioso análisis sobre los orígenes, transformación y contemporaneidad del mariachi. Explora los aspectos religiosos, simbólicos, rituales y sociológicos, entre otros, que en conjunto reflejan el “ser mexicano”.

Es lamentable observar, comenta el investigador, “que muchas agrupaciones viajan al extranjero y se les trata como héroes culturales, pero nada más llegan al aeropuerto de la ciudad de México, otra vez las palabras discriminatorias en su contra”.

Tal actitud tiene que ver con una multiplicidad de aspectos de nuestra vida cultural. Para Jáuregui, “muchos mexicanos son expertos en cantar, escuchar y reconocer los cientos y cientos de composiciones que interpretan los mariachis; su conocimiento en ese sentido es afectivo.

“Sin embargo, una buena parte de la población tiene el complejo de que lo de aquí no vale. Y el mariachi es el género musical mexicano más trascendente del siglo XX. Empero, en el país no es apreciado como tal.”

Ese menosprecio igual se finca “en las películas de la época de oro del cine mexicano, en las que los mariacheros fueron tratados –por los propios protagonistas de la película– con desprecio. Son cintas que se consideran clásicas, que formaron sentimentalmente al mexicano y que se siguen proyectando”.

No hay que olvidar, abunda el investigador, “que al principio al mariachi no se le ponía en primer plano, se ponía al trío ranchero y atrás al mariachi. Aunque en pocos años, éste tuvo la fuerza suficiente para desplazar al trío y ocupar de lleno el escenario”.

La tradición del mariachi es muy compleja. “Implica una profunda tradición histórica, una amplitud geográfica, cuya trascendencia requiere una serie de estudios de diversos niveles”.

Lo que es importante diferenciar, continua el autor, “es al mariachi tradicional del mariachi moderno, con traje de charro, símbolo musical de México. Emblema de los latinoamericanos, chicanos y méxico-estadunidenses”.

Hasta el momento y de acuerdo con los documentos encontrados, “indican que lo referente al nombre, como al fandango como mariachi, está en Nayarit, que hace varios años era parte de Jalisco. Estadísticamente las fuentes sobre el mariachi en el siglo XIX se reparten en el occidente de México, empero no se ha encontrado ningún documento fidedigno escrito con la palabra mariachi, hasta ahora, para Cocula, de donde se dice que es el mariachi”.

El mariachi tradicional aún se conserva en el occidente de México; destaca Jáuregui. De éste se derivó “de manera paralela” en las década de los 40 un nuevo mariachi: el mariachi moderno, “el cual se gesta en la ciudad de México, con una serie de compositores, cantantes y arreglistas, con una instrumentación diferente donde la trompeta es indispensable y apoyados por los medios de comunicación masiva y una política estatal nacionalista. Este mariachi moderno es ya otra tradición”.

Por ello, “es relevante distinguir de cuál de las dos tradiciones se está hablando. Porque aun cuando comparten la palabra, no es lo mismo”, señala el investigador.

“Hay un interés comercial que dice que el mariachi moderno es una continuación del tradicional, lo cual no comparto”, puntualiza Jáuregui. “El mariachi moderno, considero, no es un elemento cultural folclórico, como lo sería el tradicional. El primero, es un elemento cultural producido por los medios de comunicación masiva, para ser difundido entre el pueblo, pero no fue gestado por la propia gente.

“Hay que señalar que son dos tradiciones distintas y que ambas siguen vigentes. Sin embargo, la agrupación moderna al imprimirle cierta intención campirana muy creíble, desplazó en su momento al tradicional, al difundirse por la radio, las disqueras y las compañías cinematográficas.

“Haber sido diseñado por los medios no le quita al mariachi moderno lo legitimo, pues ningún género musical, propiamente folclórico, podía llegar a ser música nacional. Para que llegara a ser música nacional tenía que ser diseñado de tal manera que satisficiera gustos más amplios. De ahí, por ejemplo, los cambios de letras.”

Actualmente son diversas las cuestiones que se tienen que resolver para darle mayor reconocimiento al mariachi. “En Estados Unidos, por ejemplo, hay un movimiento conjunto que va desde trabajos de investigación, docencia y divulgación, hasta festivales, más de 25 al año y clases de mariachi en las escuelas primarias y secundarias”, dice Jáuregui.

Entre las deficiencias que hay actualmente en México, concluye, “es que nuestros legisladores no han tenido el valor ni la responsabilidad suficiente para establecer tiempos mínimos de ejecución de música nacional, en los medios de radio y televisión”.

Coeditado por el INAH, CNCA y editorial Taurus, en el volumen El Mariachi de más de 400 páginas se integran más de 300 imágenes, en su mayoría inéditas.

 
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