El indohyus, un herbívoro que emigró al mar huyendo de los depredadores
Descubren “eslabón perdido” entre ballenas y mamíferos terrestres
El fósil, parecido a un pequeño venado, revela un sistema auditivo análogo al de los cetáceos
Artículo en Nature derriba teorías de un carnívoro que buscó nuevas presas en el océano
El misterio de cómo los antepasados de ballenas y delfines llegaron al mar después de millones de años de vivir en tierra podría haberse resuelto con el descubrimiento de un pariente lejano de los mamíferos marinos.
Un animal fosilizado, parecido al ciervo, que no era mayor que un zorro y vivió hace 48 millones de años, ha sido identificado como el más cercano antepasado del grupo de los cetáceos, en el cual se incluyen desde la marsopa más pequeña hasta la mayor de las ballenas. Desde la época de Charles Darwin, las biólogos saben que las ballenas son mamíferos, que amamantan a sus crías y respiran con pulmones, así que deberían tener origen en antepasados terrestres.
Pero hasta ahora no se había encontrado un “eslabón perdido” preciso entre cetáceos y mamíferos de tierra.
Los científicos han analizado la anatomía del fósil y concluido que el indohyus –“ungulado artiodáctilo”, como el ciervo moderno– poseía en su sistema auditivo una estructura ósea análoga a la de los cetáceos.
En la revista Nature, los científicos, encabezados por el profesor Hans Thewissen, de las facultades de Medicina y Farmacia de la Universidad del Noreste de Ohio, expresó que el descubrimiento “tiene profundas implicaciones”.
Se había creído que el antepasado de las ballenas era un carnívoro que se adaptó a la vida marina al perseguir peces y otras presas, como las focas modernas. Sin embargo, el indohyus, que pertenecía a un grupo de mamíferos extintos llamados raoélidos, fue casi con seguridad un herbívoro que emigró a los mares al huir de los depredadores.
“Mundo perdido” en Indonesia
Por otra parte, en días pasados se dio a conocer el descubrimiento de dos nuevas especies de mamíferos, en una apartada región de Indonesia que se considera un “mundo perdido”, porque en buena parte permanece inexplorada e inhabitada.
La zarigüeya pigmea y la rata gigante fueron halladas durante una expedición científica a principios de este año en las montañas Foja, del oeste de Nueva Guinea, zona silvestre prístina que ya ha revelado un rico conjunto de flora y fauna antes desconocida.
La zarigüeya pigmea es uno de los marsupiales más pequeños del planeta. La rata gigante es del tamaño de un gato y se le ha clasificado dentro del género mallomys de roedores lanudos.
Las montañas Foja alcanzan unos 2 mil 200 metros de altura y están deshabitadas en su mayor parte. Las tribus viven cerca del nivel del mar y, como hay presas en abundancia cerca de sus aldeas, no necesitan aventurarse a menudo por las escarpadas colinas.
Científicos occidentales han hecho varios viajes a la región en años recientes, con apoyo de helicópteros. “Es lo más cercano al Edén que se puede encontrar en la Tierra”, comentó uno de ellos después de la primera expedición, en 2006. “Encontramos docenas, si no cientos, de nuevas especies. Es casi abrumador, y apenas hemos rascado la superficie de lo que hay allí.”
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya