Laura Castellanos propone una radiografía de la guerrilla en México
Al acercar la mirada a las mujeres, “la historia se volvió más cruda”
Cerrar espacios políticos y reprimir propicia “mayor beligerancia”, dice a La Jornada
La izquierda tiene una deuda de reconocimiento con ellas, indica la periodista
La violencia institucional genera violencia popular; así resume Laura Castellanos el contenido de su libro México armado: 1943-1981 (Ediciones Era), en el cual presenta una radiografía de la guerrilla en el país desde un punto de vista feminista.
En entrevista con La Jornada, la periodista explica que la violencia institucional no es únicamente la utilización de la fuerza pública, “sino impedir que se pueda lograr un triunfo electoral de manera democrática o negar a la población el acceso a los servicios básicos de educación y salud, claro, además de utilizar la violencia física contra cualquier movimiento de oposición que se radicaliza en su exigencia por encontrar cauces políticos a sus demandas”.
Siete años tardó la autora en investigar esa época en la que hubo dos Méxicos: uno oficial y el otro clandestino. No obstante, hay enormes paralelismos con lo que ocurre en la actualidad: “Hoy, la historia de las guerrillas se ve lejana, como si perteneciera al pasado, pero como entonces hay una cerrazón de los espacios políticos y si se reprime a los movimientos radicalizados lo que sucede es una mayor beligerancia”.
Castellanos indica que a raíz de su formación profesional, básicamente en el suplemento feminista Doblejornada, aprendió a hacer un periodismo “en el que se visibilizara a las mujeres. Por eso busqué investigar, por ejemplo, el caso de Rubén Jaramillo, desde el punto de vista de su hija, hacer visible a su viuda.
“Cuando acerqué mi mirada hacia las mujeres, la historia se volvió más cruda. Sobre todo los relatos sobre la guerrilla urbana, que por primera vez se recogen en un libro, dejan ver que conforme se fue haciendo más cruenta la violencia de Estado, ellas fueron teniendo más visibilidad, pero al mismo tiempo estuvieron más vulnerables.
“Cuando el mecanismo de secuestro guerrillero dejó de funcionar, decidieron secuestrar a las mujeres familiares de los hombres políticos con poder económico. Por otra parte, fue admirable que las mismas mujeres, en el momento de mayor cerco y represión policiaca, hayan logrado romperlo para exigir una amnistía, la presentación de los desaparecidos y el cierre de las cárceles clandestinas.
“Por eso pienso que la historia de la izquierda en México tiene una deuda de reconocimiento con estas mujeres, porque también son quienes han conservado la memoria.
“Por ejemplo, ahí está Rosario Ibarra, quien ininterrumpidamente desde aquellos años ha exigido la presentación de los desaparecidos políticos.
“México armado: 1943-1981 tiene la intención de que los jóvenes puedan conocer esta historia, con una línea narrativa de fácil comprensión.”