Usted está aquí: martes 18 de diciembre de 2007 Política Afloran las diferencias al tomar posesión Andrés Albo de la presidencia del IFE

La situación por la que pasa el instituto no sólo es inédita, sino anómala: Rodrigo Morales

Afloran las diferencias al tomar posesión Andrés Albo de la presidencia del IFE

Opositores a la designación llaman a los partidos a devolver la normalidad al organismo

El nuevo titular señala que el reto es hacer las adecuaciones con la reforma electoral

Alonso Urrutia

Andrés Albo Márquez es a partir de ayer el consejero presidente provisional del Instituto Federal Electoral (IFE), sin que se tenga certeza de cuánto tiempo durará en ese encargo, aunque en principio es hasta febrero. La sesión que oficializó su nombramiento sólo reflejó las divisiones en el organismo partido en dos bloques: “Luis Carlos Ugalde, antes de irse, mantuvo el trato preferencial con sus afines, les brindó información, manipuló los tiempos y la difusión de su renuncia”, acusó la consejera Lourdes López.

En su intervención cuestionó que el mismo bloque hegemónico que había adoptado las decisiones más polémicas y criticadas durante el proceso electoral fue el que apoyó a Albo. López criticó la forma como se construyó la decisión de elegir al nuevo consejero presidente, y destacó que “hemos sido responsables del daño hecho a la institución con nuestra forma de conducirnos en la colegialidad”.

Aunque formalmente fueron tres los consejeros que se opusieron a la designación de Albo Márquez –pues votaron en contra Rodrigo Morales y Marco Antonio Gómez Alcántar, por cuatro votos en favor–, sólo López descalificó frontalmente el proceso y destacó que no compartía la decisión pues, dijo, “jamás convalidaré su hegemonía con mi voto”.

En favor de Albo hablaría todo su bloque cercano y Virgilio Andrade –cuya declinación como aspirante al cargo abrió la puerta a Albo–, quienes destacaron el desempeño del ahora consejero al frente de la Comisión de Fiscalización y su capacidad de interlocución con los partidos políticos. Arturo Sánchez definió la designación como una “decisión acertada y oportuna”, por el trabajo colegiado que el ahora presidente consejero había realizado en la comisión a su cargo.

Sin pronunciarse a lo largo del debate y absteniéndose de votar por sí mismo, Albo lanzó un pronunciamiento casi al término de la sesión: “la coyuntura que vive nuestro instituto representa una ocasión que podemos aprovechar para reanudar la normalidad institucional; ésta es necesaria para que el IFE siga cumpliendo su relevante función en la vida democrática de México”.

Albo pidió a los actores políticos “renovar actitudes” que permitan “reorientarnos en la normalidad y el respeto a la institución”. En este contexto, pidió a los consejeros y a la estructura del IFE cerrar filas con el organismo, destacando que “esta etapa provisional deberá ser breve y no deberá significar cambios súbitos ni sobresaltos”.

El nuevo consejero presidente destacó como uno de los puntos importantes a desahogar durante este periodo la posible adecuación institucional que se desprenda de la publicación de los cambios a la legislación electoral. Dijo que, en su caso, será necesario instrumentar las adecuaciones que permitan adaptar al instituto a los requerimientos que se desprenden de la nueva legislación.

El discurso conciliador de Albo contrastó con la molestia que generó su llegada entre quienes votaron en su contra, aunque solamente López lo hizo patente de manera tan directa. Rodrigo Morales optó por aludir al contexto en que se genera la necesidad de elegir a un consejero presidente provisional, dada la imposibilidad de los partidos para alcanzar un acuerdo en la Cámara de Diputados.

Tras destacar que de la reforma constitucional y legal se desprenden nuevas responsabilidades para el organismo, señaló que “urge devolver al IFE a la normalidad institucional que requiera para que siga cumpliendo con su encomienda estatal con certeza y legitimidad. La situación por la que hoy pasa el organismo no solamente es inédita, sino anómala, y puede llegar a ser perjudicial para la salud de todo el sistema electoral y de partidos”.

Morales indicó que el nivel de incertidumbre se incrementa ante la necesidad de renovar consejeros, lo que complica la adopción de decisiones para adaptar al instituto en esta nueva etapa. Por ello, hizo un llamado a los partidos para que “devuelvan a la brevedad al IFE a la normalidad que se merece”.

Por su parte, Teresa González Luna –quien fue designada para conducir la sesión ante la ausencia definitiva de Ugalde– señaló que no tendría por qué asustar que en el IFE se adopten decisiones divididas. Indicó que es un órgano para dar espacio a la pluralidad, pues de lo contrario perdería su carácter colegiado, por lo que las decisiones tomadas con diferencia de un solo voto tienen la misma validez que las consensuadas.

A excepción del PRD, habían aprovechado el espacio del debate para recriminarse el papel desempeñado tras la ruptura de las negociaciones en torno a la designación de nuevos consejeros electorales. Solamente el perredista Rafael Hernández había centrado su intervención en descalificar la llegada a la presidencia provisional de Albo, a quien acusó de ser corresponsable de las principales decisiones que contaminaron el proceso electoral de 2006.

La postura del PAN fue fijada por Roberto Gil, nuevo representante del blanquiazul ante el IFE y hombre cercano al presidente de su partido, Germán Martínez. Gil respaldó la designación de Albo como presidente y subrayó que la reforma electoral la había impulsado Acción Nacional no en razón de dar salida al clima de conflictividad política creado por otros, sino para impulsar cambios que consoliden al instituto.

Sin embargo, la participación panista que más llamaría la atención fue la del diputado Adrián Fernández, quien admitió que su partido había violado la legislación al no aprobar la lista de consejeros que se incorporaban y que salían del instituto. Justificó tal actitud en función de la necesidad que se tenía de alcanzar los consensos en la designación de los nuevos integrantes del IFE.

En contraste, prácticamente todos los representantes de los partidos chicos –Alternativa, Convergencia, del Trabajo y Nueva Alianza– aprovecharon el espacio para arremeter contra las tres fuerzas políticas grandes que violentaron la legislación “por sus afanes patrimonialistas en la designación de consejeros”.

Así transcurrió la sesión del relevo en la presidencia del IFE, organismo que entrará en receso este jueves para regresar en enero próximo, con la necesidad de ajustar el presupuesto al recorte decretado por la Cámara de Diputados y dar salida a las sentencias del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación relacionadas con los procedimientos oficiosos iniciados en contra de Nueva Alianza y el Partido de la Revolución Democrática.

 
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