Llevan muestra de más de 300 juguetes mexicanos
Exhiben en Washington trompos, canicas y baleros
La colección pertenece al Museo del Papalote
Se expondrá hasta marzo de 2008
Viajará a otras seis ciudades de EU
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La colección que se exhibe en el Museo de las Américas de Washington comprende piezas que eran propiedad de Carlos Espejel y Teresa Pomar. Entre los juguetes que se exponen se cuentan baleros, títeres, soldaditos de plomo y canicas
Foto: Cortesía Papalote Museo del Niño
La singularidad del juguete tradicional mexicano ya está expuesta en el Museo de las Américas de Washington, la capital estadunidense.
Una muestra de 300 juguetes, a la que paulatinamente se le agregarán otras piezas, está en exhibición desde el jueves pasado, en el recinto de la Organización de Estados Americanos, en la que será la primera escala de un itinerario que tocará otras seis grandes urbes en Estados Unidos, durante un lapso de tres años, según se dio a conocer aquí.
La colección, propiedad del Museo del Papalote, está conformada por piezas de años recientes, aunque hay algunas que tienen un largo historial, ya que su fabricación se remonta a la década del 20 del siglo pasado.
Entre lo expuesto hasta el 16 de marzo del año próximo, se cuentan canicas, muñecas, sonajas, transportes, soldados de plomo, trompos, instrumentos musicales y títeres.
Originalmente, los juguetes pertenecieron a Carlos Espejel y a Teresa Pomar, quienes los entregaron al Museo de Chapultepec para su custodia; paralelamente a su exhibición se realizarán talleres para niños, en los que los pequeños aprendices hasta una piñata podrán elaborar.
Barro, fibras vegetales, trapo, madera, cobre, plomo, hojalata y papel son los principales materiales utilizados para la fabricación de estos juguetes, y en menor proporción se recurre al chicle y a la cera.
Espejel, ya fallecido, señaló en un ensayo que el juguete mexicano posee tres características esenciales: colorido, ingenuidad e ingenio.
La colección del Papalote consta de unas 3 mil piezas, de acuerdo con la subdirectora, Maribel Ibarra, y es única en su tipo en cuanto a la conservación de estos objetos que, señaló el curador de la muestra, José Samarrón, “no están en peligro de desaparecer ni están olvidados; lo que pasa es que los padres ya no dedican tiempo a jugar con sus hijos”.
Es la segunda ocasión en que una colección del Museo del Papalote se presenta allende las fronteras, pues ya una de títeres, de Rosete Aranda, fue llevada a la Estados Unidos, donde recibió una buena acogida. La muestra es parcialmente auspiciada por el Consejo de Promoción Turística.