Usted está aquí: viernes 14 de diciembre de 2007 Deportes Uso extendido de dopaje en Grandes Ligas, en una década

Decenas de jugadores, entre ellos Clemens, consumieron esteroides, concluye informe

Uso extendido de dopaje en Grandes Ligas, en una década

Su ingesta, a la que también tienen acceso miles de niños, es para aumentar su rendimiento en el deporte más popular de Estados Unidos, reveló el ex senador Mitchell

Cada jugador será analizado individualmente: Selig

Piden exámenes antidopaje sorpresivos en los 30 equipos

Agencias

Ampliar la imagen El lanzador Roger Clemens, de Yanquis, en la lista de beisbolistas que consumen sustancias prohibidas El lanzador Roger Clemens, de Yanquis, en la lista de beisbolistas que consumen sustancias prohibidas Foto: Ap

Nueva York, 13 de diciembre. Luego de 20 meses de investigaciones, el ex senador estadunidense George Mitchell afirmó que las drogas han tenido “un uso extendido por 10 años” en las Grandes Ligas, y señaló que famosos jugadores consumieron esteroides para obtener más rendimiento.

Mitchell, quien fue contratado por el comisionado Bud Selig en marzo de 2006, dio a conocer el resultado de un voluminoso reporte de 310 páginas, en el que habla de una “cultura del dopaje en el beisbol”, y aparecen figuras de renombre, como Barry Bonds, José Canseco, Mark McGwire, Rafael Palmeiro, Juan Igor González, Roger Clemens y Andy Pettite, entre otros.

Otros jugadores nombrados son los dominicanos José Guillén (Reales) y Miguel Tejada (Astros), Jason Giambi (Yankees), Eric Gagne (Cerveceros), Paul Lo Duca (Nacionales), Gary Matthews Jr. (Angelinos), Brian Roberts, Rick Ankiel y Jay Gibbons (Orioles).

La mitad ya se retiró

Algunos fueron vinculados con la hormona de crecimiento humano, otros con esteroides. La mitad de los mencionados ya se retiraron del beisbol.

Entre ellos destacan el puertorriqueño Benito Santiago, Kevin Brown, Lenny Dykstra, Chuck Knoblauch, David Justice, el fallecido Ken Caminiti y Mo Vaugh.

“Esos que han usado ilegalmente las sustancias prohibidas para incrementar sus rendimientos no deben ser miembros potenciales del Salón de la Fama”, señaló Mitchell, quien añadió que dieron positivo entre 5 y 7 por ciento de los jugadores que participaron en una prueba en 2003.

El informe del legislador, presentado ante la prensa, incluye 12 ítems, en los que abarca la necesidad de que las Grandes Ligas y otros deportes combatan el dopaje, los efectos en los jóvenes, así como las leyes del gobierno y políticas del beisbol.

Tan persistente fue la utilización de estas sustancias, que ayudan a desarrollar los músculos y la resistencia física más rápido que cualquier otro método, que “cientos de miles de niños también las consumen para mejorar en el pasatiempo más popular entre los estadunidenses”, dijo Mitchell, quien pidió una ronda anual de pruebas antidopaje sorpresivas en los 30 equipos de las Ligas Mayores.

El informe reparte las culpas de la proliferación de esteroides y otras drogas que mejoran el rendimiento entre jugadores, dirigentes de clubes y ex comisionados del beisbol.

También ofrece una relación de documentos y nombres suministrados por colaboradores en la investigación, así como detalles del proceso establecido contra los laboratorios Balco.

Igualmente incluye un registro de las compras de Hormonas de Crecimiento Humano (HGH) por Internet, e insiste en la revisión del programa para la prevención y el tratamiento contra el uso de las drogas.

Mitchell recalcó que en los tiempos recientes “el uso de esteroides ha disminuido, pero los jugadores usan con más intensidad la HGH para mejorar el rendimiento”.

La MLB, que desde hacía mucho tiempo era señalada, al igual que el resto de los deportes estadunidenses por su timidez en la lucha contra el consumo de sustancias ilegales, finalmente prohibió la ingesta de hormonas de crecimiento a partir de 2005.

El comisionado Bud Selig afirmó que cada jugador “será analizado individualmente” para tomar las medidas conducentes.

El máximo dirigente del beisbol señaló su frustración por el uso de los esteroides, y dijo que “en el nombre de la integridad” se analizará cada paso que conduzca a una solución del problema.

Sobre Barry Bonds, rey de los jonrones, precisó que enfrenta “una situación judicial y hasta que finalice el proceso no haremos ninguna declaración”.

Selig insistió en que el plan de la MLB sobre el uso de drogas para el incremento del rendimiento se hizo efectivo en 2003 y finaliza en 2011.

Durante dos días, los dirigentes de las Ligas Mayores tuvieron la oportunidad de analizar el contenido del informe en las oficinas de Mitchell, para asegurarse de que no se ofrecería información confidencial que viole el acuerdo contractual entre jugadores y propietarios de los equipos.

Según el contrato laboral vigente desde septiembre de 2002, ni el comisionado, equipos y asesores pueden difundir los resultados de análisis, tratamientos y otras informaciones relacionados con la política antidrogas, salvo en condiciones muy especiales.

Para realizar la investigación Mitchell recibió los antecedentes de Kirk Radomski, un ex encargado en el camerino de Mets de Nueva York, quien el pasado 27 de abril confesó haber sido distribuidor de esteroides entre los jugadores de 1995 a 2005.

En agosto, Radomski colaboró con Mitchell y le dio los nombres de los jugadores a quienes suministró drogas, como parte de un acuerdo con las autoridades federales, a fin de disminuir la condena en el encauzamiento que se sigue contra él.

Sin embargo, Mitchell también recibió valiosa información de Jason Giambi, primera base de Yanquis de Nueva York, quien en 2004 admitió ante un gran jurado federal haber tomado esteroides.

Giambi accedió a la reunión con Mitchell luego de ser amenazado con acciones disciplinarias por el comisionado Selig, pues el jugador admitió el uso de sustancias prohibidas en una información aparecida el 18 de mayo.

Otras fuentes de Mitchell fueron Jeff Novitzki, un agente del Servicio de Rentas Internas, que fue clave en la investigación del caso contra los laboratorios Balco, y el beisbolista José Canseco, quien escribió un libro en el que confiesa el uso de drogas y menciona el nombre de otros jugadores involucrados en las trampas y el fraude para mejorar los resultados.

 
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