Usted está aquí: viernes 14 de diciembre de 2007 Opinión Ruta Sonora

Ruta Sonora

Patricia Peñaloza
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Radiohead, Joe Volume, Lady Kier

Radiohead, dos goles de un golpe

De la oscuridad al gusto por la vida

York y muchachos roquean macizo pero suave

In Rainbows (2007), séptimo álbum de la deslumbrante banda inglesa Radiohead, mete dos goles de un golpe. Por un lado, el grupo puso a la venta el disco por Internet, durante mes y medio, sin auspicio de casa discográfica alguna: la primicia es que el comprador pudo pagar lo que se le viniera en gana por bajarlo digitalmente, en diez archivos MP3, a su computadora (encuestas en la Red revelaron que la gente pagó en promedio entre 2 y 10 dólares). La hazaña es una bofetada a la industria: qué mejor que lo hiciera una de las bandas de rock más respetadas del orbe.

Ahora, la novedad en cuanto a la adquisición del mismo, es una edición limitada que incluye, además del disco compacto en objeto, otro extra con ocho canciones inéditas más; las mismas grabaciones en acetato, así como fotos y arte, en versiones objeto y digital. Esta edición puede adquirirse en la misma página oficial: www.inrainbows.com.

Por otro lado, el quinteto de Oxford da un giro en su propuesta musical: pareciera haberse relajado y quitado de encima el yugo autoimpuesto de querer innovar a fuerza, y en extremo. Y es que ahora, como su colorido título indica (en arcoiris), en cuanto a ánimo y esencia sónica, el grupo pasa de la oscuridad, tristeza y pesimismo, a la luminosidad, el gusto por la vida, traducido en paisajes sonoros etéreos, y en un aterrizaje lírico mucho más vivencial. Claro que ciertas imágenes y frases, en boca de su líder y vocalista Thom Yorke, siguen siendo siniestras, pero ahora en un entorno instrumental mucho más ligero que todo lo antes hecho por esta banda. Aunque ojo: por ligero no se entienda menos intrincado; es sabido que la calidad orquestal del arreglista y coautor central de Radiohead, el multinstrumentista Jonny Greenwood, le permite impregnarlo todo de composiciones arriesgadas, no simplonas ni vulgares.

A diez años de su obra cumbre, el guitarrosísimo y conceptual OK Computer (1997), toda una crítica maestra a la alienación humana, considerado por la crítica global como uno de los mejores discos de rock de todos los tiempos, en In Rainbows, Yorke y sus muchachos roquean macizo pero suavemente, entre guitarras acústicas (casi no hay distorsión), retahílas de teclados, ondas martenot, juegos de cuerdas y percusiones acústicas repentinas; ya casi muy poca electrónica. Suena como a medio camino entre el atronador The Bends (1995) y los temas de tiempo lento de Amnesiac (2001), hermano menor de Kid A (2000), pieza rompe-madres llena de ambientes y electrónica futuristas. Claro que hay en In Rainbows aún muescas melódicas de Hail to the thief (2003), intrincado y terriblemente brillante; sin embargo, la clave de su actual producción se encuentra en la mayor exposición de emociones provenientes del corazón (ya no tanto de la conciencia cerebral y política), con el menor número de elementos: profundidad emotiva, pero sencillez ejecutoria. ¡Voilá!

La voz lánguida de Yorke permanece, pero ya no explosiva o mediante aullidos, sino mediante cantos livianos aunque en primer plano, al frente de una instrumentación sutil, casi borrosa, al fondo. Puede escucharse una producción hecha deliberadamente para hacer descansar al oído y el alma, ya no para apantallar o llenar de estridencia cada rincón, sin que ello reste intensidad en su expresión: maestría que sólo pueden dar los años, la autocrítica y la inquietud que implica el sentirse vivo.

Así, destacan, para los nostálgicos de The Bends, las rítmicas Jigsaw falling into place y Bodysnatchers (la más róquer del disco); las bellas y etéreas House of cards (de melodía vocal casi boogie), y Nude. Las melancólicas All I need y Videotape, o la súper Paul-McCartneyneana Faust Arp…

Radiohead es incapaz, hoy día, de elaborar un mal disco. No obstante, la escucha de In rainbows requerirá de paciencia y amor a la banda. No esperen el encandile ni los himnos de otros tiempos, sino un espacio agradable y digno para respirar y exhalar. La recompensa vendrá cuando escuchen las ocho canciones extra: es en ellas que vienen sonidos menos amigables e intrincados, para los fans más exigentes.

Le Castle-Vania, Naco y corriente, Ely Guerra, Rock 101

VIERNES 14: 1. El punk cínico de Joe Volume y los Vincent Black Shadows; el rock macizo y electrodoméstico de Los Licuadoras y el punk futurista de Robota. Poniendo discos: Rulo. Pasagüero (Motolinia 33, Centro). 22 horas, $70. 2. Le Castle-Vania, diyéi atómico de la corriente francesa electro-disco de onda. También: Chuck Pereda, Disque DJ, DaBid H, entre otros. Cream (Versalles 52, Juárez). 22 horas, $120. 3. La mera crème brulée del electro francés con DJ Puma, Yonni & Dann Kalter. Centro Cultural de España (Guatemala 18, tras Catedral). 21 horas, entrada libre. 4. Festival de lo naco y lo corriente. Con: Sonido Apocalitzin, Polymiller, El Dengue Son Machine. Gran Angular (Jerónimo 40 e Isabel la Católica, Centro). 21 horas, $30 (incluye trago).

SÁBADO 15: 1. Lady Kier, frontgirl del combo de acid-house noventero Deee-Lite, en DJ set. También: Negro, E-Lebleu, Pico, entre otros. La Tirana (Versalles 68, Juárez). 22 horas, $150. 2. El temple vocal de Ely Guerra en Babel Bar (centro comercial Mundo E). 22 horas, $300 (barra libre). 3. Posada Rockcientoúnica. Fiesta anual que recuerda a Rock 101. DJ’s: Citric & Frantik. Dada X (Bolívar 31, Centro). 21 horas, $50.

 
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