Usted está aquí: martes 11 de diciembre de 2007 Mundo Destapan a Dmitri Medvediev para suceder a Putin al frente del Kremlin

Casi un hecho que ganará las elecciones en marzo de 2008 ante una débil oposición

Destapan a Dmitri Medvediev para suceder a Putin al frente del Kremlin

Es un candidato de “confianza” del actual presidente; tendrá un limitado margen de acción

Ocupar la presidencia del partido Rusia Unida, entre las opciones del gobernante ruso

Juan Pablo Duch (Corresponsal)

Ampliar la imagen En imagen de archivo, el presidente ruso, Vladimir Putin, y el primer viceprimer ministro, Dmitri Medvediev, candidato a sucederlo En imagen de archivo, el presidente ruso, Vladimir Putin, y el primer viceprimer ministro, Dmitri Medvediev, candidato a sucederlo Foto: Reuters

Moscú, 10 de diciembre. Al designar como su formal sucesor a Dmitri Medvediev, primer vicepremier de Rusia, el presidente Vladimir Putin, comenzó este lunes a configurar el esquema de gobierno con que pretende mantener el poder cuando dentro de tres meses tenga que dejar el Kremlin, acorde con lo establecido por la Constitución, al término de su segundo periodo consecutivo.

Hombre de toda su confianza desde hace 17 años, abogado de formación y con fama de liberal comparado con Serguei Ivanov, el halcón que promovía el grupo vinculado al antiguo KGB, la elección de Medvediev confirma que Putin se propone no soltar los hilos del poder después de marzo de 2008.

De 42 años de edad, casi 28 menos que el primer ministro Viktor Zubkov, también parte de la misma combinación sucesoria, por así llamarlo, que busca mantener a Putin como “líder nacional”, legitimado por los resultados contundentes de las legislativas del 2 de diciembre anterior, Medvediev cumple con el requisito principal que busca el actual titular del Kremlin para continuar al frente de Rusia: una probada lealtad.

El destape de Medvediev –también presidente del Consejo de Administración de Gazprom, el monopolio estatal del gas, y coordinador de los llamados proyectos nacionales prioritarios, que son programas de desarrollo en materia de educación, sanidad y asuntos sociales, vivienda y agricultura– presupone su total disponibilidad de dejar el camino libre para el regreso del jefe, dentro de cuatro años, al concluir su primer periodo presidencial, o cuando Putin lo quiera.

Medvediev, o cualquier otro miembro del entorno de Putin que hubiera resultado ser el ungido, despachará en el Kremlin con limitado margen de acción, consciente de que el Parlamento, bajo control absoluto del actual mandatario, puede reducir sus funciones a las de simple figura decorativa, en caso de apartarse del guión.

Para guardar las formas, no fue Putin quien anunció el nombre de su sucesor, sino la noticia se presentó como si Rusia Unida y Rusia Justa, los partidos oficialistas y mayoritarios en la próxima Duma, donde tendrán cerca de 80 por ciento de los diputados, junto con dos partidos menores sin representación parlamentaria, el Agrario y Fuerza Cívica, hubieran propuesto al jefe de Estado la candidatura de Medvediev.

De hecho, la postulación del sucesor escogido por Putin se hará oficial el lunes 17 de diciembre en la convención de Rusia Unida, que por sí sola tendrá 315 diputados, más de dos tercios, en la nueva composición de la Cámara baja y que tramitará el registro de Medvediev como candidato a la presidencia en los comicios previstos para el 2 de marzo siguiente.

En este esquema sucesorio es difícil imaginar que Putin se conforme con el cargo de primer ministro, que parecía el más apropiado de haber optado por dejar en el Kremlin a Viktor Zubkov, cercano a cumplir los 70 años de edad.

Para Putin, con un presidente 13 años más joven que él, y no hay duda de que Medvediev ganará los comicios de marzo ante una oposición débil y dividida, sería casi obligado, a menos que ya no quiera ejercer de “líder nacional”, ocupar la presidencia de Rusia Unida, el gran vencedor de las recientes legislativas.

Desde esa posición, como en los tiempos soviéticos hacía el secretario general del partido comunista, reconocido como líder supremo, Putin podría seguir ejerciendo el poder, dando línea al presidente formal y tomando las decisiones más relevantes en política interior y externa.

Pero, como es obvio, cualquier combinación que ahora aplique Putin va a depender, a fin de cuentas, de si Medvediev se resigna a desempeñar el papel de eterno subordinado.

 
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