La boxeadora, reconocida por los alemanes
Moreno, satisfecha pese a la derrota
Debemos noquear para que nos den el triunfo
Ampliar la imagen Esmeralda Moreno perdió su primera pelea mundial ante la alemana Tigresa Graf en discutida decisión de los jueces Foto: Yazmín Ortega
Esmeralda Moreno eligió el boxeo para escapar de las dificultades en Chimalhuacán, y con su “apariencia de niña, pero con gran coraje”, a los 20 años de edad vivió su primera pelea mundial en Alemania, donde perdió tras una polémica decisión ante la local Alesia Graf.
Pese a la derrota, la joven quedó convencida de que fue una noche de éxito por la respuesta entusiasta del público y de los medios europeos; una circunstancia que lamentó su representante, la también pugilista Laura Serrano, pues dijo: “sí, te aplauden, te elogian y te reconocen, pero no te dan el triunfo, y si te pones a exigir justicia se te pueden cerrar las puertas”.
En entrevista con La Jornada, la joven peleadora narró cómo fue este combate el pasado 30 de noviembre en Karlsruhe, Alemania, un territorio donde sólo el nocaut se traduce en victoria para las extranjeras.
“Ni siquiera me molestó (la derrota), porque sabía que si no la noqueaba no me iban a dar el triunfo; yo llegué advertida de eso”, dijo sin resentimientos la pugilista, para quien su verdadero triunfo fue el reconocimiento de los alemanes: “los jueces pueden engañarse, pero a la gente no, y ésta me apoyó”.
Moreno afirmó que siempre se sintió segura, inclusive cuando conoció a su rival, la Tigresa Graf, más alta y con buen aspecto físico, pero eso no la intimidó.
“Me vio feo, como si me fuera a destrozar, me hacía caras, pero a mí me daba risa… y yo le respondía igual, sostenía la mirada que ella me dirigía”, contó divertida.
De hecho, reconoció que sintió tanta confianza que por momentos bajaba temerariamente la guardia para burlarse de su contrincante.
“Era como decir: no me pegas duro. Serás muy rápida, pero no me lastimas”, desafió la joven gladiadora, pues sabía que la alemana era muy veloz con los puños, y por tal motivo estaba dispuesta a un choque más fuerte.
“Esperaba que llegaría con una pegada potente que me impresionara, pero no, para qué sirve”, y pensó: “¿pegar? Ésta no pega ni madres”.
Por eso, confesó que al bajar del cuadrilátero se sintió satisfecha, segura de que había sido su noche y tenía derecho a disfrutarla. Con cinturón o sin él.
“Creo que gané más de lo que perdí. Aparte, mi orgullo como boxeadora quedó intacto, estaba segura de mi triunfo”, afirmó convencida de que sacrificaría todos los títulos a cambio de más peleas.
Menos optimista fue la interpretación de Laura Serrano, quien consideró que la decisión de los jueces fue “una injusticia y un descaro increíbles”, aunque dijo que iba prevenida para un escenario así.
“Creí que se iba a hacer justicia. Tenía mucha seguridad porque fue evidente. No hubo dudas”, confesó la primera mujer latinoamericana en conseguir un título mundial.
Serrano recordó que tras la decisión, levantaron la mano de la local y el público la abucheó, por lo que le dijo a la mexicana:
“Esmeralda, tú eres la campeona, tú ganaste… sube con tu bandera a cada esquina y saluda a la gente. Entonces todos le aplaudieron. Eso es algo que yo como boxeadora nunca he vivido”, narró emocionada la veterana.
“Si empiezo a pelear por la justicia, voy a cerrar las puertas a las que vienen detrás de mí; no me queda más que aguantarme y confiar en sus puños para que no-queen a sus oponentes”, admitió.