Isabel Peñarrieta Julián vive en Nuevo Laredo,
en la frontera tamaulipeca. Tiene VIH. “Desde
que me diagnosticaron empecé el tratamiento
y voy a cumplir un año en este mes. Fue como
en junio o julio, y como que lo he resentido
porque te cambia la vida. Muchas de las veces
ya no puedes hacer tu vida normal, tienes que
cuidarte. Gracias a Dios, mis hermanos me
han apoyado siempre que he estado enfermo.
Medicina, lo que sea, me han dado todo su
apoyo. Mi mamá también.
“Perdí a mi señora, falleció, bueno yo no
la vi, porque no falleció aquí, murió en su
casa, pero digamos que no está aquí en la
esquina, a la vuelta, ni está en otra ciudad, por
decir, en México o en Monterrey. Era de otro
país, de Tegucigalpa, Honduras. Yo le saqué
papeles, pero chuecos, sin credencial de votar.
Me casé, me junté, sacamos un acta donde
decíamos que teníamos cinco años viviendo
en unión libre, esto para yo arreglarle los papeles.
Después, yo me enfermé; empecé con
diarreas y diarreas que no paraban, y entonces
me vine a Laredo. En el hospital civil fue donde
me diagnosticaron. Cuando hablé por teléfono
a mi mujer, como a los dos meses, ya había
fallecido. Yo pienso que si se hubiera quedado
aquí, hubiera alcanzado a tomar tratamiento, y
a lo mejor se hubiera salvado, pero falleció.
“Yo siempre he vivido en Nuevo Laredo, trabajaba
en la central de autobuses. Mi esposa y
yo teníamos un negocio de ropa usada y ahí llegaban
todos los operadores, con nosotros, nos
conocían. Ya con la enfermedad, ella y yo desaparecimos,
nos vinimos a vivir acá, a Tampico.
Luego ella se fue para su casa y allá murió.
“Empecé desde los 14 años a drogarme, y
todo, pero no era de los drogadictos que andan
en las esquinas, no. Yo siempre he trabajado,
pero me gusta el vicio. Desde muy chavalo me
fui para la frontera, a Nuevo Laredo; siempre he
vivido allá, me fui a Matamoros, allí duré tres
años trabajando; luego regresé a Nuevo Laredo
y allá fue donde le metí más recio a la droga.
“Me infecté por alguna relación con alguna
muchacha, porque donde vivía yo… haz de
cuenta que vivía aquí y pasaban las vías, y también
había una avenida. Como a 800 metros
está una zona de tolerancia, es decir, una
zona roja que tiene como dos cuadras, así de
anchas, por tres de largo. Tiene su entrada, haz
de cuenta que entras a la universidad: tiene su
caseta, policía y todo, y pues allí hay un puño
de mujeres y todo. Y no faltó. A lo mejor, yo
pienso, fue una mujer; tuve relaciones o algo. Tal
vez fueron los tatuajes, porque la mayoría de las
personas se tatuaba mucho, o quizá se inyectaba
y a lo mejor no hubo cambio de la aguja o algo.
“Ya grande empecé mi vida sexual, tenía 15
o 16 años, tenía novia y todo, pero no relaciones,
ni nada. Después tuve relaciones, cuando
me fui a la frontera, por allá, porque yo me
brincaba de ilegal y llegaba a una iglesia, en
Matamoros. Ahí encontrabas a 150 personas
(guatemaltecos, hondureños, salvadoreños,
nicaragüenses), y hubo dos que tres mujeres.
Llegaban mujeres que no traían dinero para
que uno las cruzara, y muchas de las veces
eran chavillas. Entonces, muchas mujeres
pagan con cuerpo, dicen “yo no tengo dinero,
pero pues yo te pago con cuerpo”, y así, pues,
la mayoría de las chavas que andan por ahí son
morrillas, es decir, tienen entre 15 y 16 años,
pero ya empiezan a andar en el ambiente.
“Dure varios años con mi pareja, estaba muy
acostumbrado a ella. Yo la quería mucho y, este,
me fui para abajo. A veces me acuerdo de ella, de
cómo fue a pasar. Vivíamos felices, la pasábamos
bien, vivíamos bien a gusto, y como nosotros
teníamos un negocio, lo levantamos, nos iba
bien, y de la noche a la mañana todo cambió y
nos tuvimos que separar. Ella tuvo que ir a ver a
sus hijos y hubiera tenido chance de regresar. Me
platica su hermana que ella se empezó a sentir
mal, comenzó a decaer y murió.
“Mas adelante quiero poner un negocio;
tengo máquinas, taladro e instrumentos de
medir, tengo todo. Ya hice el tejabán y todo, le
voy a echar el piso nomás. Compré todo, sólo
falta el tornillo y ya”.
Testimonio tomado del libro Vivencias, experiencias de personas que viven con VIH, de Isabel Peñarrieta, Gloria González y Norma Martínez,
publicado por la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en 2007. |