Número 137 | Jueves 6 de diciembre de 2007
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus


Vivir con VIH
en la frontera

Isabel Peñarrieta Julián vive en Nuevo Laredo, en la frontera tamaulipeca. Tiene VIH. “Desde que me diagnosticaron empecé el tratamiento y voy a cumplir un año en este mes. Fue como en junio o julio, y como que lo he resentido porque te cambia la vida. Muchas de las veces ya no puedes hacer tu vida normal, tienes que cuidarte. Gracias a Dios, mis hermanos me han apoyado siempre que he estado enfermo. Medicina, lo que sea, me han dado todo su apoyo. Mi mamá también.

“Perdí a mi señora, falleció, bueno yo no la vi, porque no falleció aquí, murió en su casa, pero digamos que no está aquí en la esquina, a la vuelta, ni está en otra ciudad, por decir, en México o en Monterrey. Era de otro país, de Tegucigalpa, Honduras. Yo le saqué papeles, pero chuecos, sin credencial de votar. Me casé, me junté, sacamos un acta donde decíamos que teníamos cinco años viviendo en unión libre, esto para yo arreglarle los papeles. Después, yo me enfermé; empecé con diarreas y diarreas que no paraban, y entonces me vine a Laredo. En el hospital civil fue donde me diagnosticaron. Cuando hablé por teléfono a mi mujer, como a los dos meses, ya había fallecido. Yo pienso que si se hubiera quedado aquí, hubiera alcanzado a tomar tratamiento, y a lo mejor se hubiera salvado, pero falleció.

“Yo siempre he vivido en Nuevo Laredo, trabajaba en la central de autobuses. Mi esposa y yo teníamos un negocio de ropa usada y ahí llegaban todos los operadores, con nosotros, nos conocían. Ya con la enfermedad, ella y yo desaparecimos, nos vinimos a vivir acá, a Tampico. Luego ella se fue para su casa y allá murió.

“Empecé desde los 14 años a drogarme, y todo, pero no era de los drogadictos que andan en las esquinas, no. Yo siempre he trabajado, pero me gusta el vicio. Desde muy chavalo me fui para la frontera, a Nuevo Laredo; siempre he vivido allá, me fui a Matamoros, allí duré tres años trabajando; luego regresé a Nuevo Laredo y allá fue donde le metí más recio a la droga.

“Me infecté por alguna relación con alguna muchacha, porque donde vivía yo… haz de cuenta que vivía aquí y pasaban las vías, y también había una avenida. Como a 800 metros está una zona de tolerancia, es decir, una zona roja que tiene como dos cuadras, así de anchas, por tres de largo. Tiene su entrada, haz de cuenta que entras a la universidad: tiene su caseta, policía y todo, y pues allí hay un puño de mujeres y todo. Y no faltó. A lo mejor, yo pienso, fue una mujer; tuve relaciones o algo. Tal vez fueron los tatuajes, porque la mayoría de las personas se tatuaba mucho, o quizá se inyectaba y a lo mejor no hubo cambio de la aguja o algo.

“Ya grande empecé mi vida sexual, tenía 15 o 16 años, tenía novia y todo, pero no relaciones, ni nada. Después tuve relaciones, cuando me fui a la frontera, por allá, porque yo me brincaba de ilegal y llegaba a una iglesia, en Matamoros. Ahí encontrabas a 150 personas (guatemaltecos, hondureños, salvadoreños, nicaragüenses), y hubo dos que tres mujeres. Llegaban mujeres que no traían dinero para que uno las cruzara, y muchas de las veces eran chavillas. Entonces, muchas mujeres pagan con cuerpo, dicen “yo no tengo dinero, pero pues yo te pago con cuerpo”, y así, pues, la mayoría de las chavas que andan por ahí son morrillas, es decir, tienen entre 15 y 16 años, pero ya empiezan a andar en el ambiente.

“Dure varios años con mi pareja, estaba muy acostumbrado a ella. Yo la quería mucho y, este, me fui para abajo. A veces me acuerdo de ella, de cómo fue a pasar. Vivíamos felices, la pasábamos bien, vivíamos bien a gusto, y como nosotros teníamos un negocio, lo levantamos, nos iba bien, y de la noche a la mañana todo cambió y nos tuvimos que separar. Ella tuvo que ir a ver a sus hijos y hubiera tenido chance de regresar. Me platica su hermana que ella se empezó a sentir mal, comenzó a decaer y murió.

“Mas adelante quiero poner un negocio; tengo máquinas, taladro e instrumentos de medir, tengo todo. Ya hice el tejabán y todo, le voy a echar el piso nomás. Compré todo, sólo falta el tornillo y ya”.


Testimonio tomado del libro Vivencias, experiencias de personas que viven con VIH, de Isabel Peñarrieta, Gloria González y Norma Martínez,
publicado por la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en 2007.