Usted está aquí: miércoles 5 de diciembre de 2007 Política Estamos a tiempo de frenar el avance de la narcopolítica

Entrevista a Eduardo Medina Mora Icaza, Procurador General de la República

Estamos a tiempo de frenar el avance de la narcopolítica

Llama a una “cruzada nacional de corresponsabilidad”

En balance sobre el primer año del presente gobierno federal, dice que se han generado “los espacios geográficos, sociales y políticos para hacer una tarea de reconstrucción institucional y de reformulación de la tarea policial”

Gustavo Castillo García

Ampliar la imagen Eduardo Medina Mora el día de la charla con La Jornada Eduardo Medina Mora el día de la charla con La Jornada Foto: Yazmín Ortega Cortés

Eduardo Medina Mora Icaza, titular de la Procuraduría General de la República (PGR), afirmó: “Estamos en perfecto tiempo de evitar que se consolide el intento de penetración de la delincuencia organizada en los procesos políticos, financiando campañas y amedrentando presidentes municipales para imponer a los jefes de policía, por lo que se debe hacer una cruzada nacional de corresponsabilidad de: actores políticos, partidos, gobernadores y gobierno de la República. Tenemos los instrumentos para hacerlo, requerimos de la voluntad política de todos”.

En entrevista con La Jornada, aseguró que en la lucha contra el crimen organizado el gobierno no podía “chocar de ladito; se tiene que ir con todo, porque no sería ni política ni éticamente correcto no utilizar todos los elementos que el Estado mexicano tiene a su alcance”; sobre todo, “cuando enfrentamos una circunstancia con un nivel de poder y, a veces, de dominio territorial de esas organizaciones en ciertas áreas del país”.

Al hacer un balance del primer año de gobierno del presidente Felipe Calderón en procuración de justicia, el titular de la PGR refirió que en la lucha contra la delincuencia organizada no hay más opción que utilizar toda la capacidad del Estado, “para regresar a los ciudadanos los espacios que hoy ocupa el crimen organizado, y también para quitar el poder económico que tienen esos grupos y que luego que resulta en poder político y social”.

Refirió que “las fuerzas armadas juegan un papel muy importante aquí, precisamente por su despliegue, por su disciplina, por su enorme capacidad de operación que es complementaria de la tarea policial. Es una actividad coordinada y también con respeto de las instancias locales”.

–En este momento, ¿hay narcopolítica como en Colombia?

–No podemos hacer una comparación. No obstante, sí vemos una penetración o un intento de penetración de la delincuencia organizada en los procesos políticos. Hay hechos de esta naturaleza en las elecciones locales recientes, pero también estamos en perfecto tiempo de evitar que ello se consolide.

–¿Qué puso en este riesgo al poder político?

–Un fenómeno de décadas, no de años, y las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico ganaron un enorme poder económico a partir de los últimos años de la década de los 80 y en los primeros de los 90. Constituyó un fenómeno de largo alcance. No fuimos lo suficientemente proactivos en términos de construir instituciones policiales y de procuración de justicia realmente fuertes.

“Esta combinación es la que hace que el narcotráfico se convierta en uno de los mayores riesgos de la seguridad nacional para la estabilidad, integralidad y permanencia de las instituciones democráticas del Estado. Por esa razón tenemos que combatir a la delincuencia organizada con toda determinación.

“Lo que el presidente Calderón reconoció en el inicio de su administración es precisamente la dimensión de este fenómeno y la necesidad de que el Estado emprenda un combate frontal, como se ha hecho y se seguirá haciendo.”

–Entonces, ¿este año se ha contenido el riesgo de la narcopolítica con la restructuración de las instituciones de procuración de justicia y de seguridad pública?

–Sí, porque se han restructurado de manera importante las capacidades logísticas y operacionales, se ha capturado a personas muy relevantes de las estructuras de los cárteles; se han hecho aseguramientos, decomisos y se ha mapeado la actividad delictiva de una manera mucho más precisa.

“Sin embargo, se necesita de una estrategia, consistencia y persistencia en el tiempo. El Presidente de la República y su gobierno están absolutamente comprometidos con esto para recuperar a los mexicanos el derecho a vivir en paz y tranquilidad.”

–¿Cómo se evitará que los efectivos militares que ahora participan en el combate al narcotráfico se corrompan, como ocurrió con los que llegaron a formar el brazo armado del cártel del Golfo, Los Zetas?

–Para que no haya o se reduzca la vulnerabilidad, en primer lugar se trata de fuerzas que no son de la región. Esta fuerza viene de un lugar totalmente distinto y además se le rota; así, puede realizar esta tarea de despliegue y acotamiento de los espacios geográficos y de impunidad con una menor vulnerabilidad precisamente porque no tiene una larga permanencia ahí. Sí hay presencia permanente, pero no de los mismos individuos, ni del mismo batallón.

“Por otro lado, existe un esquema de revisión que tiene una serie de mecanismos de generación de información cruzada entre las instancias que participan, así no caemos en vulnerabilidades.”

Para Eduardo Medina Mora, “la delincuencia organizada, en términos del poder económico que pudo acumular a lo largo de varias décadas, ha ido secuestrando espacios geográficos específicos no muy grandes pero ciertamente muy visibles.

“También ha ido secuestrando las libertades ciudadanas y compitiendo contra el Estado mexicano por potestades básicas y exclusivas del Estado, como son el monopolio en el uso de la fuerza y el derecho exclusivo de cobrar impuestos, y ha ido ocupando los espacios geográficos que corresponden realmente a los ciudadanos.”

Afirmó: “el objetivo y la batalla es por acotar los espacios geográficos de impunidad en los cuales se desarrolla la delincuencia organizada, y para ello se requiere de la participación, presencia y despliegue de fuerzas del Estado mexicano que no necesariamente son de esas zonas, para impedir que las organizaciones realicen su actividad delincuencial con impunidad, porque en muchas ocasiones han podido penetrar instancias de poder municipales, que quizás son las más vulnerables, pero también estatales y federales en esas regiones”.

A decir del procurador, “la estrategia ha permitido generar los espacios geográficos sociales y políticos para hacer una tarea de reconstrucción institucional y de reformulación de la tarea policial”.

Señaló que en este primer año de gobierno se han obtenido logros importantes en cuanto a decomiso de droga, incautación de dinero y desarticulación de estructuras criminales, al detener a más de 13 mil 700 personas por la comisión de delitos contra la salud.

Sin embargo, reconoció que en el caso de la PGR se busca “construir una instancia de procuración de justicia que cumpla el papel que los ciudadanos esperan, porque se tiene una estructura disfuncional, ciertamente burocratizada, que no permite dar al ciudadano la garantía de justicia pronta, eficaz y efectiva que establece la Constitución”.

Por ello, dijo, “uno de los proyectos más importantes para el futuro de la institución es su reingeniería, construir una institución que actúe por procesos, ya que hoy tenemos una procuraduría que opera por geografías y áreas, lo que provoca muy poca sinergia y comunicación” entre sus órganos.

 
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