Usted está aquí: lunes 26 de noviembre de 2007 Economía Reporte Económico

Reporte Económico

David Márquez Ayala
http://vectoreconomico.com.mx

América Latina, gasto social y educación

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, recién ha publicado su Panorama Social de América Latina 2007, base de este Reporte.

En la región –indica el informe –el nivel y la estructura del gasto público social sigue mostrando deficiencias para atender las necesidades de la población vulnerable; esto incide en los lentos progresos en el alivio a la pobreza no extrema y en la reducción de la desigualdad en América Latina, a pesar de los notables logros en la reducción de la indigencia.

Adaptar el nivel y la estructura del gasto público social a los constantes cambios en las necesidades sociales y los perfiles de riesgo, debería ser parte esencial de un nuevo Contrato Social, en el que los derechos sean el horizonte normativo, y las desigualdades y restricciones presupuestarias las limitaciones a enfrentar.

Ciertamente el gasto público social de la región aumentó casi 10% entre 2002-03 y 2004-05, llegando a 660 dólares por habitante (a precios de 2000), aunque con enormes diferencias entre países: el gasto por habitante es 15 veces mayor en el país que más fondos canaliza, que en el que menos. De los 20 países incluidos en el total, 12 gastan menos de 350 dólares per cápita anuales, seis gastan entre 550 y 870 dólares, y sólo dos superan los mil dólares.

Como porcentaje del PIB, en el período 2004-05 la región destinó 15.9% en promedio ponderado al gasto público social (Gráfico 1), aunque con las mismas diferencias: Cuba destinó 28.7% de su PIB a este gasto; Brasil, 22.0; Argentina, 19.4; Bolivia, 18.6; Uruguay, 17.7; y Costa Rica, 17.5; en el otro extremo, Paraguay, sólo destinó 7.9%, República Dominicana, 7.1; Ecuador y Guatemala, 6.3; y El Salvador, 5.6%. México en la baja medianía canalizó al gasto social sólo 10.2% de su PIB.

Enfocando la evolución del gasto público social por sectores, se observa que entre 1990-91 y 2004-05 América Latina elevó su gasto en educación de 3.3 a 4.3% de su PIB; el gasto en salud, del 3.1 al 3.4; el gasto en seguridad y asistencia social, del 5.3 al 7.0, y el gasto en vivienda y otros permanece sin cambios, en 1.2% del PIB. En total, el gasto social pasó del 12.9 al 15.9% en el periodo. Sus fuertes contrastes se aprecian en los tres grupos de países clasificados, Gráfico 2).

Algunas observaciones adicionales del organismo sobre el comportamiento del gasto público social en la región serían:

1. Este gasto sigue supeditado a intensas restricciones presupuestarias (asociadas frecuentemente a bajas cargas tributarias), lo que lo torna insuficiente en varios países.

2. En el lapso 1990-2005 los países de menor desarrollo relativo son los que muestran mayores avances, en especial Bolivia, Honduras y Nicaragua.

3. Las prioridades de gasto se mantienen en las áreas de asistencia y seguridad social, educación y, en menor medida, salud; ello como reflejo de la creciente preocupación por la pobreza y por la protección de los adultos mayores a causa del envejecimiento poblacional.

4. La región continúa sin instrumentar políticas anticíclicas de gasto público social; éste sigue a las restricciones presupuestarias y así aumenta o disminuye según lo hace el producto, lo que merma la capacidad pública para mantener un sistema de protección social a la población más vulnerable.

El gasto en educación

La marcada expansión de la cobertura educativa –sostiene la Cepal– que en algunos casos alcanza a la totalidad de la población en edad escolar, es uno de los avances destacables de este sector en las recientes décadas y es el resultado de políticas sociales y educativas activas que han significado muchas veces transformaciones de las formas de gestión de los sistemas educacionales, aumentos presupuestales sostenidos, y diversificación de los esquemas de financiamiento y de participación, entre otras.

Sin embargo, los logros no han sido similares en las distintas esferas de la educación, lo que ha impedido superar las insuficiencias en la calidad de la educación. En buena medida, los diversos problemas relacionados con la calidad y otras dificultades del sistema educativo (retención, repetición, deserción escolar) son expresiones de una situación mucho más profunda y arraigada en América Latina: la desigualdad social.

Por niveles, en prescolar se puede decir que los avances en la región en el acceso han sido moderados; alrededor del año 2005, el 85.5% de los niños y 87.1 de las niñas asistían al último año de la educación inicial (preprimaria) (Gráfico 3).

La asistencia a la primaria es de 94.4% en los niños y 94.2 en las niñas, pero estas tasas se desploman en secundaria, donde la asistencia baja a sólo 66.4% y 71.2% y desciende más en la alta secundaria (preparatoria) a 49.0% en los hombres y 55.3% en las mujeres. A la educación superior (terciaria) ya sólo asiste 16.8 y 20.1% de los y las jóvenes respectivamente.

En México, asisten al último año de preprimaria 87.7% de los niños y 91.8% de las niñas (muchísimos menos asisten a los dos años previos de prescolar); a primaria, 97.1% y 96.7% respectivos; a secundaria el 72.4 y el 71.8; y al equivalente a preparatoria, (alta secundaria) 52.3% y 55.1%, Al nivel universitario sólo asiste 20.2% de los hombres y el 21.8% de las mujeres y sólo concluyen el ciclo 8.5% y 7.1%, respectivamente; para colmo, miles de graduados emigran porque la estructura económica del país es incapaz de aprovecharlos.

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