Usted está aquí: domingo 25 de noviembre de 2007 Sociedad y Justicia En Villahermosa, la desesperación rebasa la entrega de ayuda oficial

Damnificados forman colas interminables; denuncian robo de despensas

En Villahermosa, la desesperación rebasa la entrega de ayuda oficial

Lluvia de quejas por reparto de vales para enseres; “todo en orden”: Sedeso

Entre el caos político y entregados los primeros apoyos por $10 mil, Calderón volverá

Arturo Cano y René Alberto López (Enviado y corresponsal)

Ampliar la imagen Colonos de Las Gaviotas hacen fila en el parque Solidaridad, el 18 de noviembre pasado, en espera de la entrega de apoyos por diez mil pesos para comprar enseres domésticos Colonos de Las Gaviotas hacen fila en el parque Solidaridad, el 18 de noviembre pasado, en espera de la entrega de apoyos por diez mil pesos para comprar enseres domésticos Foto: Alfredo Domínguez

Villahermosa, Tab., 24 de noviembre. Los montones tienen el tamaño de un cuarto: se enmarañan trastes, restos de alacenas, cacharros, estufas y refrigeradores, bolsas de plástico, palos que fueron sillas, colchones donde nadie volverá a dormir.

El sol de Villahermosa hace extraños los sillones, útiles solamente ya como coronas del lodo, pesados, calientes, propios de un clima templado, monstruos desechados que evocan el desastre. No, realmente no. Recuerdan cuando mucho el momento en que las vidas de miles estuvieron en riesgo, porque el desastre sigue aquí, en Las Gaviotas, a la vera del Grijalva, con sus calles repletas de alteros de objetos que apenas hace 25 días eran útiles; las cosas de la vida de todos los días de alguien, parte del paisaje diario y que hoy son desechos que los trascabos y los camiones de volteo del Ejército Mexicano levantan. Lenta la limpieza, rápido el olor nauseabundo en penetrarlo todo apenas se asoma la nariz por ahí.

El Ejército y los servicios locales han recogido el equivalente a 100 días de basura villahermosina, de ser cierto el cálculo de las autoridades municipales de que la ciudad produce de 800 a mil toneladas al día. Pese a los esfuerzos y al imparable trajinar de los servicios de limpieza, en la mitad de las 20 zonas más afectadas apenas van a la mitad.

Esto lo constatan los montones en Las Gaviotas. Ahí, debajo de esas montañas, es de suponerse, están El Solovino, El Firuláis y El Nerón, porque en las calles no hay ni un perro a la vista.

Cuando las casas se van

Aquí nadie dice que su colonia, su casa o su carro se inundó o quedó bajo el agua. No. La expresión local tiene una precisión indiscutible: “Mi casa se fue al agua”, dice la gente. “Mi carro se fue”. “Mi perro, mis gallinas, mi puerquito se fueron al agua”.

El Solovino se fue y llegaron las despensas. Aquí, en Gaviotas norte, por ejemplo, un enorme camión del gobierno de Chihuahua reparte bolsas, y desde otro vehículo de tres toneladas arrojan botellas de agua a decenas de personas.

El agua ayuda a aguantar la larga espera porque aquí, en una escuela inservible, funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) federal entregan vales de diez mil pesos a quienes “se fueron al agua”.

Cansado de dar explicaciones de viva voz, rebasados por la gente que no quiere quedarse sin el beneficio, los sedesoles ya instalaron un equipo de sonido a las puertas de la escuela.

“Aquellas personas cuyos apellidos comiencen con las letras P, Q, R, S, T, U, V, y que vinieron ayer a checar sus datos, ya pueden pasar… Los de las letras A, B y C, tengan paciencia porque la cola está saturada”, dice la voz de la bocina.

Muchas personas deambulan de un lado a otro, buscando información, temerosas de ser excluidas del programa, víctimas de un mal registro, con historias de filas que comenzaron dos días atrás, en la madrugada, y no terminan.

Cerca de la hora de la comida, los González, los Hernández y los Indalecio se desesperan. Están desde muy temprana hora en la fila y no les toca. Empiezan a corear: “¡G, H, I!, ¡G,H,I!”

Los niños chillan, hay empujones y protestas, llamados a la calma y rostros angustiados. María Flores, ayer en la fila de las despensas en la Quinta Grijalva, hoy hace una nueva cola, aunque sus posibilidades son nulas: vive arrimada en el domicilio de su patrona y el apoyo, el certificado de diez mil pesos, no es por familia, sino por casa.

Los “problemillas” de Sedeso

En el programa radiofónico de Juan Urcola, que ha transmitido ininterrumpidamente desde la inundación, se acumulan las denuncias sobre las despensas negadas o robadas por inescrupulosos agentes municipales. También llueven las quejas y las dudas sobre el muy mentado programa de Reposición de Enseres Domésticos, el de los diez mil pesos.

“Sí tuvimos problemillas ayer, pero ya todo va bien”, dice Pedro Plaza, coordinador de atención de la Sedeso.

El funcionario explica que los habitantes de Las Gaviotas y Tierra Colorada recibirán todos, sin excepción, casa por casa, el “certificado” de diez mil pesos, canjeable en tiendas departamentales obligadas a colocar muebles y aparatos en los domicilios de los damnificados. “Sólo deben comprobar que viven en esas colonias”.

Pedro Plaza machaca con el dato de que mediante el programa Habitat suelen entregarse hasta cinco mil pesos, pero que en el caso de Tabasco el presidente Felipe Calderón ha decidido duplicar la cantidad. Son recursos, explica, destinados a los mexicanos que viven “en pobreza de patrimonio” y aquí, asegura, muchos tabasqueños entraron de golpe y porrazo en esa categoría, que describe a aquellos que no tienen muebles ni enseres básicos.

¿Cuántos tabasqueños padecen la pobreza patrimonial? Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social son un millón 182 mil, es decir, casi 60 por ciento de los habitantes de la entidad.

Según datos recopilados por el senador perredista Arturo Núñez sobre tres rubros de pobreza (alimentaria, de capacidades y patrimonial), Tabasco ocupa el cuarto lugar nacional, sólo después de Chiapas, Tabasco y Guerrero.

Gracias a los certificados de la Sedeso, los habitantes de Las Gaviotas y Tierra Colorada se batirán con la pobreza de patrimonio. En otras zonas afectadas, el certificado y su monto van a depender, explica Plaza, de los daños sufridos, los cuales serán verificados por personal de la dependencia.

Los comerciantes del centro de la ciudad, en su mayoría, no venderán muebles ni enseres. A pesar que fue la primera zona que los servicios de limpieza atendieron, casi todas las tiendas y oficinas siguen cerradas. Es raro ver alguna con el letrero: “Ya abrimos”

En el centro también, negocios pequeños y medianos lo perdieron todo. Los equipos de los dentistas se echaron a perder, igual que las mercancías de las tienditas y los archivos de los litigantes. Algunos comercios tienen las cortinas abiertas, pero adentro sólo se ven trabajadores que limpian o pintan las paredes. En las viviendas cercanas, compungidas familias han regresado a sus habitaciones vacías y tallan las paredes con escobas mojadas en cloro. Muchas otras casas siguen vacías.

La “politización de la tragedia”

En el malecón del Grijalva está el monumento a Carlos Madrazo. Ahí, hace unos años, su hijo Roberto se lanzó a la fallida aventura por la Presidencia de la República. A unos pasos, cinco armatostes dan fe de la tregua entre los gobiernos de Tabasco y del Distrito Federal. Son cinco camiones Vactor de presión-succión, de los que se usan para destapar coladeras.

El sainete es conocido: el gobernador Andrés Granier y sus funcionarios acusan al gobierno de la capital del país de pretender “politizar” la ayuda; el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, y sus funcionarios rechazan la especie y ofrecen como prueba que la mayor parte de la ayuda chilanga ha caído aquí, en el municipio Centro, gobernado por el PRI.

Fuera de esta polémica, en la oficina de Granier ofrecen otra explicación: el alcalde de Villahermosa (Centro), Evaristo Hernández Cruz, quiere seguir los pasos de Granier y aspira a la gubernatura, pero como “en el PRI no tiene posibilidades coquetea con el PRD”.

Distanciado del gobernador, Hernández Cruz ha padecido una guerra por parte de los granieristas, quienes en los primeros días de la tragedia usaron los medios locales, incluso la televisora oficial, para decir que el alcalde andaba de vacaciones cuando la ciudad se inundó.

El desastre llega, así, cuando Andrés Granier está peleado con más de la mitad de los presidentes municipales (los perredistas y el de la capital del estado).

Se cuenta aquí que en una de las giras del presidente Felipe Calderón, en Asunción Castellanos, el alcalde fue abucheado debido a la campaña que han hecho en su contra. Al regresar a su lugar, Calderón le dijo: “Ya conozco esas técnicas”.

Eso no lo saben los técnicos de la Comisión de Aguas del DF que trabajan en los camiones de presión-succión mientras oyen el radio que suena en uno de los pocos comercios abiertos. Una voz monótona presume la ayuda en la emergencia y remata: “Amigos tabasqueños, estamos con ustedes”. Es, por supuesto, Felipe Calderón, que se oye todos los días y a todas horas. Este lunes, después de su pospuesta visita del miércoles, Calderón estará de nuevo con los damnificados, ya entregados, en medio de un desorden, los primeros centenares de vales por diez mil pesos.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.