Señala que ha gobernado con aciertos y errores, pero asume riesgos y costos
Reconoce Felipe Calderón que se está lejos de vencer al crimen organizado
Llama a construir otro México que no siga atrapado en la mediocridad ni con un crecimiento pobre
Admite que “no hay magia ni trucos” para generar empleos
Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón en la reunión con la comunidad libanesa Foto: José Carlo González
El presidente Felipe Calderón afirmó que ha gobernado con aciertos y errores, pero siempre asumiendo riesgos y costos, porque es el camino para llenar a México de “bendiciones” en el futuro.
A 11 días de cumplir su primer año como jefe del Ejecutivo y tras reunirse con líderes de la comunidad libanesa residente en el país, el michoacano matizó un poco el discurso optimista de días anteriores y reconoció incluso que está lejos de vencer al crimen organizado.
En la comida, que fue en el Centro Libanés, concurrieron importantes líderes de la comunidad. En la mesa principal, Calderón Hinojosa departió con el multimillonario Carlos Slim; el arzobispo de la iglesia ortodoxa, Antonio Chedraoui; con otras autoridades eclesiásticas, además de funcionarios de ascendencia de ese país, como el director de la Comisión Federal de Electricidad, Alfredo Elías Ayub, y el comisionado Nacional de Protección Social en Salud, Daniel Karam Toumeh.
Tras escuchar elogios de José Luis Nacif, presidente del Centro Libanés, por las políticas instrumentadas por este gobierno en materia económica y de combate a la inseguridad, Calderón recibió dos obsequios: la estatuilla del Emigrante Libanés y el libro Vida y Obras Selectas de Gibrán Jalil Gibrán; a su esposa, Margarita Zavala, le regalaron un mantel bordado a mano.
Antes se dio un incidente que reflejó la dimensión del aparato de seguridad que resguarda la seguridad presidencial. Mientras los meseros servían el banquete, el servicio eléctrico se interrumpió por unos segundos y de inmediato los escoltas del Estado Mayor Presidencial, incluidas dos mujeres militares de reciente incorporación, rodearon a Calderón y a su esposa, de quienes se separaron sólo cuando se restableció la luz.
En un discurso de 35 minutos, el michoacano hizo un nuevo corte de caja sobre su administración. Si bien insistió en que México tiene rumbo, prometió que no se rendirá y, al contrario, cada vez con más fuerza combatirá los más graves problemas del país, “que no se resolverán en un día ni en un año y quizás ni siquiera en un sexenio”.
Se declaró dispuesto a “enderezar” a México, y dijo que es una tarea que “el Presidente no puede ni debe y, en mi caso, les aseguro, ni quiere eludir”.
Pero advirtió que los mexicanos no deben permitir que el país se quede a la deriva y a media tabla frente a otras naciones que tienen menos recursos y fortuna.
Por eso aseguró que frente a la tentación de eludir los costos de corto plazo, su gobierno ha optado por encarar los problemas y correr el riesgo. “Éste ha sido también el criterio personal que ha guiado con aciertos y errores la Presidencia de la República en este primer año de gobierno que está por concluir”, afirmó.
Luego llamó a construir otro México que no siga atrapado por la mediocridad ni con un crecimiento pobre e insuficiente. Y volvió a presumir de que su administración logró consumar una serie de reformas de gran trascendencia y calado, como no se había hecho en años.
Rodeado de líderes eclesiásticos, hizo una referencia religiosa más cuando recordó cómo la nadadora paralímpica Patricia Valle “se puso en manos de Dios” y empezó una terapia hasta lograr ser campeona de su especialidad.
Señales de “rumbo y certidumbre”
También defendió su tesis de que no hay magia ni truco ni demagogia para generar empleos, porque eso sólo puede darse a partir de que alguien invierta en el país.
Por eso se enorgulleció de haber dado señales de rumbo y de certidumbre a los inversionistas, lo que –según su balance– se ha traducido en proyectos para generar empleos.
Como la seguridad es una de las principales preocupaciones de las familias libanesas, aseguró que ha cumplido con la promesa de librar una batalla, donde el Presidente de la República estaría al frente sin importar los riesgos y costos.
Sin embargo, lanzó un reproche a las entidades, al señalar que no puede librar sólo esta batalla, porque requiere un compromiso abierto, claro y sin regateos de los gobiernos locales y de sus policías.