Usted está aquí: miércoles 21 de noviembre de 2007 Estados A falta de maestros, religiosas ofrecen clases en la Montaña alta de Guerrero

Aplican método de alfabetización similar al utilizado por el EZLN en comunidades

A falta de maestros, religiosas ofrecen clases en la Montaña alta de Guerrero

Normalistas se niegan a soportar las carencias en zonas indígenas, lamentan autoridades

Sergio Ocampo Arista (Corresponsal)

Ampliar la imagen La escuela primaria Cuauhtémoc, en la comunidad de San Miguel Zapotitlán, municipio de Tlapa, en la zona de la Montaña alta de Guerrero, está cerrada desde hace más de seis meses por falta de maestros. En las aulas se observan cajas con libros de texto gratuito y otros materiales didácticos que ni siquiera han sido abiertas La escuela primaria Cuauhtémoc, en la comunidad de San Miguel Zapotitlán, municipio de Tlapa, en la zona de la Montaña alta de Guerrero, está cerrada desde hace más de seis meses por falta de maestros. En las aulas se observan cajas con libros de texto gratuito y otros materiales didácticos que ni siquiera han sido abiertas Foto: Lenin Ocampo

Ampliar la imagen Un grupo de niños indígenas tlapanecos regresa a casa después de un día de clases en la primaria Felipe Carrillo Puerto de la comunidad de Huhuehuetepec, municipio de Atlamajalcingo del Monte. Algunos estudiantes caminan más de dos horas para ir a clases Un grupo de niños indígenas tlapanecos regresa a casa después de un día de clases en la primaria Felipe Carrillo Puerto de la comunidad de Huhuehuetepec, municipio de Atlamajalcingo del Monte. Algunos estudiantes caminan más de dos horas para ir a clases Foto: Lenin Ocampo

Cochoapa el Grande, Gro., 20 de noviembre. La crisis del sector educativo de Guerrero es aún más grave en la zona de la Montaña alta. En los pueblos mixtecos y tlapanecos la escena es la misma: escuelas cerradas o sin maestros. En un recorrido por más de 30 comunidades, la principal queja de los comisarios municipales es la falta de maestros y médicos.

Niños mayores de 10 años, jóvenes y adultos del municipio mixteco de Cochoapa el Grande reciben alfabetización con un método puesto en práctica por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en las comunidades indígenas de Chiapas.

“Encontraron una luz de sabiduría y esperanza”, dice Silvia Rodríguez Aguilar, religiosa de la congregación Hijos de la Caridad de San Vicente de Paul, con sede en París, Francia, al explicar el método con el cual sus pupilos aprenden a leer y a escribir.

Además del español, la madre Silvia, como la conocen en más de 100 comunidades de Cochoapa el Grande, habla mixteco a la perfección, y además domina el inglés y el francés. Llegó a esta zona hace 10 años y se emociona cuando habla de su trabajo en la Casa de la Comunidad Escuela de Jóvenes y Adultos.

“Contamos con 60 alumnos que reciben atención en dos turnos. Para que se vea el interés de los niños indígenas por aprender, nos conmueve el caso de dos: Rafael y Albino, quienes vienen a tomar clases desde la comunidad de Llano Perdido y caminan siete horas. Obviamente no lo hacen a diario, pero no faltan los días que se comprometen a estar; recibimos (alumnos) de 10 años para arriba que no sepan leer, porque menores no nos autorizan las autoridades educativas.

“Es increíble cómo están aprendiendo a leer y a escribir con el método ideado por el EZLN, que trajo a estas tierras una hermana nuestra que estuvo en Chiapas hace unos años”, dice.

El objetivo central es que “al aprender el método se conviertan en los nuevos capacitadores; por eso tienen que pasar al frente, lo toman con seriedad y lo repiten varias veces. Ése es el estilo del EZLN; lo captan de manera increíble.

“En los 10 años que llevamos trabajando hemos alfabetizado a unas 100 personas, pero en este último año, con la puesta en práctica del método del EZLN, esperamos que sean más.

“¿Verdad que así aprendiste a leer y a escribir en año y medio? –le pregunta a Lorenzo García, de 16 años de edad—. A ver, platícales cómo lo lograste”, dice en mixteco.

Tímido, Lorenzo narra: “No estudié de niño porque nos íbamos con mis papás a los campos de Sinaloa. Trabajábamos en el jitomate y me pagaban 150 pesos al día que se los daba a mi papá. Ahora me gusta venir a la escuela. Vengo todos los días de dos a cuatro de la tarde y quiero seguir estudiando, aprender computación y, si se puede, ir a Estados Unidos a trabajar”.

La religiosa señala que el analfabetismo aumenta en la Montaña alta. Por ello gestiona que dicho método se aplique en los municipios de Metlatónoc y Atlamajalcingo del Monte (que, junto con Cochoapa el Grande, están catalogados por la ONU como los tres más pobres de Guerrero y están entre los diez de menor desarrollo del país), así como el de Tlapa, señala.

Además, estas religiosas trabajan con el sistema de preparatoria abierta, al que acuden mujeres y hombres casados. “Ya tuvimos la primera generación, pero ya disminuyó el número de adultos. Ahora (los estudiantes) son más jóvenes”.

La entrevistada coincide con las autoridades en que la educación y la salud “son los problemas más graves en la Montaña; por ejemplo, aquí en Cochoapa el Grande tenemos escuela, pero faltan dos maestros de primaria; hay dos médicos y un centro de salud para 108 comunidades, donde viven más de 4 mil habitantes, pero no hay medicinas. A veces los apoyamos con algún medicamento que nos sobra. La Secretaría de Salud no les da.

“Desgraciadamente somos apenas tres hermanas las que estamos trabajando en Cochoapa el Grande. Atendemos a 90 de 108 comunidades indígenas. Caminamos con ellos, comemos lo que ellos comen, hacemos lo que ellos dicen. No evangelizamos a la vieja tradición. Hoy aprendemos de los indígenas; así estamos más cerca de la enseñanza de Cristo”, dice.

Lágrimas y tortillas con sal

A unos 20 kilómetros de Cochoapa, en la comunidad de San Miguel Zapotitlán, municipio de Tlapa, 25 niños de prescolar y 54 de primaria no reciben clases; Silvano Flores, presidente de la Asociación de Padres de Familia, dijo que la maestra Sinaí Jiménez Rodríguez sólo fue 15 días. “Se ponía a llorar y decía que mejor se iría porque no había de comer. No le gustaba comer tortilla con sal, como nosotros”.

“Nadie en Tlapa nos dice cuándo nos van a mandar a los maestros para la primaria y prescolar”, lamenta el comisario Sixto Bravo.

Felícitos Valdés, director de la escuela primaria Felipe Carrillo Puerto, ubicada en Huehuetepec, poblado de más de mil habitantes, comenta que en esta escuela hay solamente seis profesores para casi 200 alumnos. “Nos hacen falta maestros, porque cuando me toca resolver asuntos de la escuela tengo que ir a Tlapa y los niños se quedan sin maestro, y lo mismo sucede si un profesor se enferma o por alguna causa no se presenta a trabajar”.

Florencio Catalán Bonilla, jefe de supervisión del sector 20 de la Secretaría de Educación en Guerrero (SEG), dice que el problema es muy grave. “Lamentablemente los egresados de la Normal Regional de Tlapa no se quieren ir a las comunidades; de 10 maestros que llegaron el 11 de octubre de 2006 se fueron tres hace unos días y la SEG no manda los nuevos recursos, por eso hay cientos de niños de prescolar sin clases”.

De esta situación ya tienen conocimiento Gaudencio Solano Solano, subcoordinador de Servicios Educativos de la Montaña alta, y Antonio Villegas Cruz, director del departamento Indígena de la SEG, pero los funcionarios “ni siquiera nos visitan”, destacó Catalán.

 
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