Advierten sobre creciente “ola de discriminación” y deportaciones masivas
Migrantes denuncian ante Calderón deficiente labor de consulados en EU
El Presidente pide a candidatos estadunidenses no tomar como rehenes a connacionales
Ante líderes de mexicanos en el extranjero, elude asumir plenamente las demandas de éstos
Después de escuchar las advertencias de líderes de migrantes mexicanos sobre la “ola de discriminación” que sufren éstos en Estados Unidos, las deportaciones masivas por representación legal inadecuada y la ineficacia de los consulados, el presidente Felipe Calderón hizo un llamado respetuoso –pero firme– a los precandidatos de diversos partidos políticos en ese país para que dejen de tomar como “rehenes temáticos y de sus discursos” a los connacionales que laboran allá.
Durante la reunión del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), el mandatario –quien cumplirá su primer año de gobierno sin sostener una reunión con migrantes en territorio estadunidense– exhortó a los políticos de ese país a que reconozcan las aportaciones que hacen los mexicanos a Estados Unidos y ofreció seguir promoviendo acciones diplomáticas al más alto nivel para garantizar el respeto de sus derechos.
De entrada, Luz Robles, consejera del IME, describió como “verdadera tragedia” la situación que viven miles de mexicanos en el exterior, quienes enfrentan una ola de discriminación, abuso y terrible rechazo.
En la reunión, efectuada en la cancillería, la también candidata al Senado de Utah por el Partido Demócrata alertó que las deportaciones seguirán en aumento “a pasos agigantados”, ante una reforma migratoria integral que fue frenada por el Legislativo en Estados Unidos.
Ante esta realidad, solicitó al Presidente que institucionalice un programa de apoyo para los migrantes deportados, lo cual permitiría a éstos comenzar una nueva vida con dignidad.
Es imperativo, expuso, que existan centros de recepción de migrantes deportados en puntos clave de la frontera, donde los mexicanos puedan dormir, reciban alimentación y revisión médica, e incluso puedan notificar a sus familiares que se encuentran en el país, pues en muchas ocasines –dijo– no tienen oportunidad de comunicarse con ellos desde que son arrestados.
Robles pidió que los gobiernos de México y Estados Unidos acuerden la forma y el lugar donde se va a dejar a los connacionales deportados para poder establecer esos centros. Además, las autoridades mexicanas deben tomar en cuenta que en el retorno varios de los miembros de estas familias necesitarán escuela, fuentes de empleo y mecanismos ágiles para traer las pertenencias que lograron adquirir mientras vivían en Estados Unidos.
“Ellos han contribuido no sólo a la economía de Estados Unidos, sino también a la de México y no merecen ser discriminados de nuevo”, afirmó la líder migrante.
Ante esta ola de rechazo, aseguró que hay una imperiosa necesidad de contar con documentos de identidad que sólo son expedidos por los consulados, pero lamentó que esas representaciones diplomáticas no estén listas ni cuenten con la infraestructura para servir adecuadamente a las necesidades de los connacionales en el exterior. La expedición de un pasaporte llega a tardar hasta cinco o seis meses, ejemplificó.
Pablo Alonso Flores, también consejero del IME, anunció que independientemente de las acciones que realice el gobierno de México, los migrantes crearán un organismo para la defensa de sus derechos, que responda a los ataques publicitarios que difamen a los mexicanos.
En medio de estos señalamientos, el papel de la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa Cantellano, se redujo al de maestra de ceremonias, ya que cedió el pronunciamiento al presidente Calderón, quien si bien expresó su preocupación por el hostigamiento creciente que viven los connacionales, adelantó que evitará seguir estrategias de “mera confrontación y desplante”, porque ello exacerbaría el sentimiento antimexicano y alentaría más las peores fobias discriminatorias.
Prometió “ganar la batalla” en la opinión pública “americana” (mediante campañas mediáticas que difundan historias de éxito de migrantes) para que se reconozcan las contribuciones de los mexicanos a la economía estadunidense.
En su intervención, que nunca generó aplausos mayoritarios, Calderón anunció que el próximo año se destinarán a la red de protección consular 833 millones de pesos, aunque aclaró que sólo 163 millones tienen como origen el presupuesto regular de la Federación y los 670 millones restantes provendrán de los pagos que hacen los migrantes para la expedición de pasaportes, matrículas y visas.
También ofreció contratar personal que visite cárceles y centros de detención para brindar asistencia a los compatriotas, así como incrementar apoyos para la identificación y repatriación de personas que hayan fallecido, así como asistencia a mujeres y niños en situación de maltrato.
Pese a que estas peticiones las presentó por primera vez un grupo de consejeros el 26 de octubre en la residencia oficial de Los Pinos, las respuestas del Presidente no fueron contundentes. Se limitó a “recoger, con mucho gusto”, la iniciativa de crear albergues y un programa específico de asistencia humanitaria a los mexicanos repatriados desde Estados Unidos, en especial los niños.