Usted está aquí: miércoles 14 de noviembre de 2007 Cultura Friedrich Katz elogió la capacidad de lucha del pueblo de México

Primera sesión de las jornadas en homenaje por los 80 años del historiador

Friedrich Katz elogió la capacidad de lucha del pueblo de México

Nunca me convenció eso de que Napoleón quería civilizar a este país, indicó

El investigador explicó, de manera espontánea, su interés por el acontecer nacional

Ángel Vargas

Ampliar la imagen Friedrich Katz, en primer plano, durante el homenaje que se rinde al historiador austriaco en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. Al fondo, Rodolfo Stavenhagen, quien fungió como moderador de la mesa inicial Friedrich Katz, en primer plano, durante el homenaje que se rinde al historiador austriaco en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. Al fondo, Rodolfo Stavenhagen, quien fungió como moderador de la mesa inicial Foto: Carlos Ramos Mamahua

Estudiar la historia de México representa para Friedrich Katz un gesto de gratitud luego de que aquí se brindó asilo a su familia y a otras tantas que eran perseguidas por el nazismo en Europa.

Pero esa no es la única razón. También fue determinante el hecho de que al llegar a estas tierras, en 1940, el notable historiador austriaco encontró una nación en la que prevalecía gran optimismo al ver que el sufrimiento por la Revolución rendía frutos con la repartición de tierras, mejoras en la educación y la expropiación del petróleo.

“Era algo tan diferente de lo que había experimentado en Europa y Estados Unidos, que esto fue un factor muy profundo para que me interesara más por la historia de este país”, explicó ayer el investigador, como parte de la primera sesión del encuentro que en homenaje por sus 80 años le organizaron El Colegio de México (Colmex) y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), en la sede de esta ultima instancia.

Fuera de programa, Katz fue invitado de manera espontánea a tomar la palabra una vez que concluyó la mesa inaugural del acto, en la que intervinieron los historiadores Ilán Semo, Brígida von Mentz y Enrique Florescano, así como el abogado Fernando Serrano Migallón.

Emocionado, el estudioso dedicó su breve participación a explicar el cómo y los porqués de su interés por el estudio de la historia de México, país al que llegó con su familia huyendo de la persecución nacionalsocialista alemana, luego de establecerse temporalmente en Francia y Estados Unidos.

Antes de su arribo a tierras mexicanas, lo cual ocurrió siendo él adolescente, a los 13 años de edad, en las postrimerías del régimen cardenista, “en todas partes encontré un profundo pesimismo: los nazis avanzaban, en Estados Unidos reinaba la gran crisis mundial”, recordó.

Aquí era diferente, “encontré un optimismo. Hablamos con maestros, intelectuales mexicanos, con mucha gente, y prevalecía una efusividad de que habían ganado la Revolución y la idea de que todo lo que habían sufrido tuvo sentido”.

Revuelta de adolescente

Más personal e íntimo, otro de los motivos esenciales en la atracción de Friedrich Katz por el pasado mexicano tuvo que ver con “una especie de revuelta de adolescente”, al tener que vivir en tres países cuyos idiomas desconocía y tuvo que aprender.

“Llegué a México y no sabía una sola palabra de español. Entonces me pusieron en el Liceo Franco-Mexicano, donde por lo menos una parte de los cursos se impartía en francés, idioma que ya conocía. Pero también había clases en español, y aprendí mucho de la geografía, la historia de Castilla y Aragón; ¡México no existía!, y eso me puso furioso. Vivía en el país, presencié a México y en la escuela se nos enseñaba que, sí, los mexicanos nunca obedecieron a Napoleón que quería civilizarnos; eso no me convenció”.

Fue así como comenzó por iniciativa propia a estudiar la historia nacional, mediante la lectura de Martín Luis Guzmán, Mariano Azuela y Luis Chávez, entre otros. Y tanto le fascinó, que ya para los 15 años había escrito un breve relato sobre la lucha revolucionaria, cuya existencia había olvidado hasta que lo encontró hace poco entre los papeles de su madre.

Conforme se fue compenetrando en sus estudios de la historia de México, Katz encontró dos aspectos que realmente lo impresionaron. El primero de ellos, lo que llama la capacidad de lucha del pueblo mexicano.

La Revolución de Independencia en estas tierras, explicó, tuvo lugar al mismo tiempo que luchas similares en Centro y Sudamérica, pero la mexicana era la única revolución social donde jugaron un papel decisivo las clases populares.

“Y este surgimiento de las clases populares se dio a lo largo de todo el siglo XIX, en rebeliones como la de los yaquis, la guerra de castas (en Yucatán), una infinidad de sublevaciones campesinas que culminaron con la Revolución de 1910”, subrayó.

“Este aspecto fue decisivo para mi interés. Claro que volviendo a Europa no era fácil trabajar sobre México. Ahora las cosas son mucho mejor, pero la ignorancia en aquel entonces sobre este país era enorme.

“Tenía la impresión de que en mis años en Europa tenía también la tarea de dar a conocer lo que era México, especialmente en Austria, donde, aunque los austriacos no lo sabían en gran parte, tenían una deuda de gratitud muy grande con este país, y no estoy hablando de Maximiliano, sino de valorar que México fue el único país que no reconoció a Austria como parte de Alemania.”

 
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