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Traición de priístas y cenecistas a campesinos
La posibilidad de contener los previsibles efectos negativos de la apertura total del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en maíz y frijol se diluyó como agua en las manos del Poder Legislativo. En la discusión de la Ley de Ingresos de la Federación 2008, el grupo parlamentario del PRD presentó en la Cámara de Diputados una propuesta de artículo tercero transitorio, con el mandato de crear un mecanismo de administración de importaciones y exportaciones de maíz blanco y frijol a partir de enero de 2008, para impedir riesgos de desabasto y sobreoferta especulativa y vaivenes manipulados en los precios al agricultor de estos dos granos prioritarios en la producción y dieta mexicanas. Ésta es una historia de traición. El 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación, la priísta Confederación Nacional Campesina (CNC) realizó un gran mitin en la Cámara baja, y ante unos 4 mil campesinos, su presidente Cruz López; el coordinador de la bancada del PRI, Emilio Gamboa Patrón, y el presidente de la Comisión de Agricultura, Héctor Padilla, se comprometieron a generar mecanismos de protección a ambos granos. Eso fue lo que dijeron. En los hechos, el 18 y el 23 de octubre los diputados priístas votaron en bloque, como aplanadora, junto con el PAN, en contra de incluir ese artículo tercero. Y en el Senado se mantuvo la tónica. El Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (Conoc), la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos (AMAP), la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA) y ANPAP-El Barzón cabildearon con legisladores en favor del mencionado artículo transitorio, el cual además es absolutamente legal, pues –si bien contradice al TLCAN–, la Constitución, que es ley suprema, dota al Congreso de la Unión de facultades para ordenar los esquemas arancelarios del comercio exterior, y sólo permite que esto se delegue al Ejecutivo en ocasiones extraordinarias, y así lo valida una tesis elaborada por el abogado, experto de la UNAM, Ruperto Patiño. Corporativismo PRIAN. “El comportamiento hoy de los diputados cenecistas y del conjunto del PRI nos hace ver que estos actores se guían por intereses mezquinos, por componendas e intercambios corruptos –llamados “negociaciones”−, donde los beneficios son para grupos de poder, vía cuotas de programas y subsidios públicos y mecanismos clientelares y corporativistas donde conviven PRI y PAN”, señalaron en un comunicado las agrupaciones campesinas. “Constatamos que (...) son aliados de la línea neoliberal de Felipe Calderón y de los monopolios que dominan el comercio y la industrialización alimentaria (Cargill, Maseca, Monsanto), mismos que manipulan, especulan y se enriquecen a costa de la pobreza campesina y del encarecimiento al consumidor en la alimentación de los mexicanos, como lo demostró la experiencia de 2006 y 2007 en maíz y tortilla”, agregaron. La incongruencia entre el dicho y los hechos de la CNC está a la vista. Estaba en trámite aún la Ley de Ingresos 2008, cuando Cruz López advirtió que México enfrentará en breve una sobreoferta temporal de más de 2 millones de toneladas de maíz, lo cual propiciará que el grano se eche a perder y se afecten sus precios. En donde la CNC sí mantiene una constante es en su demanda de más y más presupuestos. Con argumentos tales como que el gobierno federal no cumplió con la renegociación del TLCAN en maíz y frijol, no ha cesado de buscar que el presupuesto rural 2008 se incremente sobre la propuesta del Ejecutivo. Pareciera −comenta Víctor Suárez, de la Conoc− que a PRI y CNC no les convienen soluciones de fondo para el campo. El costo político lo sigue pagando el gobierno del PAN, y por otro lado, en la medida que se empobrece más y más el medio rural, a su población se le capitaliza políticamente en línea con las intenciones de restauración del poder totalitario priísta. En el medio está el uso clientelar y corporativo de los recursos que la CNC obtiene de sus “negociaciones” (LER). |