Norman Mailer (1923-2007)
Ampliar la imagen Norman Mailer, pionero del nuevo periodismo, murió el sábado pasado Foto: Ap
¿Por qué ocuparme de Norman Mailer? Porque lo he leído desde la adolescencia, porque practicó el periodismo, porque fue controversial, nadó a contracorriente y también porque su última novela (creo que no muchas personas la han leído aquí : The Castle in the Forest, trata de la niñez y la adolescencia de Adolf Hitler, de modo que rastrea “los orígenes del mal”, teniendo en cuenta que el relator, supuestamente D.T., agente de la SS, es un hombre que está en posesión de inenarrables secretos.
Cuando Mailer abordó el género de la biografía novelada siempre tuvo como soporte amplia documentación, ya se tratara de Cristo que de Marylin Monroe. Su libro sobre Picasso es mi preferido. Respondió a un encargo y es una biografía documentada que termina cuando el malagueño entra en su etapa de joven adulto, justo después de la muerte de Eva Gouel. Fernande Olivier es, en 1916, un conjunto “de recuerdos buenos y malos”.
Dos años después, gracias al contacto con Diaghilev, Picasso se casaría con Olga. Por esas páginas desfilan Bracque, Apollinaire, Vlaminck, etcétera, pero también los padres de Picasso son sujetos a pesquisa, como asimismo la etapa barcelonesa del artista, todo realizado bajo la óptica que corresponde a la etapa en que el libro fue escrito (entre 1992 y 1995). El Picasso de Mailer es un retrato del artista joven, como el Steven Dedalus de James Joyce. The Castle in the Forest salió a la luz este mismo año en publicación de Random House y, a diferencia del libro sobre Picasso, advierte en la portada que se trata de una novela; comienza con los ancestros de Hitler y, como en el caso anterior, el lector se percata de que el método empleado para establecer la trama abarca los resultados que –de acuerdo con su criterio– empezaron a gestarse desde muy atrás, antes de que el padre del biografiado fuera concebido. Al mismo tiempo los resultados del Anschluss están a la vista y proveen incluso insights sobre Himmler, cuya infancia también se comenta.
De acuerdo con la situación “investigada” por el agente de la SS, en la genealogía del Führer hay vena judía y además, cosa muy importante para el desarrollo de la narración, que abreva en el genoma, sin mencionar la palabra, se pone en claro que la herencia puede ser determinante en la gestación de un futuro carácter. Según D.T. la madre de Hitler, Klara Poelzl, tercera esposa de su progenitor, Alois Hitler, fue asimismo hija de éste, y se mencionan otros antecedentes de endogamia ocurridos anteriormente. Si no se habla del genoma es porque la acción del narrador está situada en 1942.
Éste declara que lo que relata “es algo más que una memoria”, pero que “podría ser más interesante como biografía”, aunque “se privilegia” como novela. Termina con seis páginas de apretada bibliografía que va desde La vida de las abejas, de Maurice Maeterlinck, hasta The hidden Hitler, de Machtan Lothar (Basic Books, 2001), pasando por los libros de George L. Mosse sobre la ideología germánica, con un amplio apartado sobre Nietzsche y citas de la mitología teutónica de Grimm. Un asterisco marca aquellos títulos mayormente relacionados con el tema, como los de Alan Bullock: A Study in Tyranny o el de Geoffrey Cocks, Psychoteraphy in the Third Reich. Por supuesto, no faltan Martin Heidegger, Carl Gustav Jung y desde luego Thomas Mann, en Dr. Faustus. De hecho, “el maligno” es otro de los narradores.
A lo largo del relato hay un personaje denominado Der Alte Zauberer (el viejo abejero, o el viejo hechicero), que es como Dios. Es el dueño de los panales de abejas, que habrán de sujetarse a incineración, como metáfora de lo que después acontecerá en los campos de concentración, pero tal cosa queda sólo como hecho anticipatorio y es cuestión del lector así interpretarlo. Adi (sobrenombre cariñoso que sus próximos daban al niño Adolf) estuvo presente en esta acción.
El volumen está dividido en “Books” que son largos capítulos. Hay uno que posee cierta autonomía, abocado a narrar la coronación de Nicolás II, a la que asiste el maligno (“The maestro”), como protagonista involucrado en todo lo que va aconteciendo. Por supuesto, sabe cómo manipular “el deseo ciego de la gente”, pues cuando la masa es incitada de manera efectiva corre apresuradamente al enloquecimiento.
“The maestro” advierte: “No necesita debatirse si tal cuestión le fue útil a Adolf (...) En 1942 hubo que tomar la decisión sobre activar las cámaras de gas en los campos de concentración, una medida pavorosa incluso para Himmler y la SS, sin embargo Adolf se alistó, pues vio que Dios no contaba con el equipo adecuado para castigarlo”. Respecto del Hitler dibujante y pintor de domingo, el narrador asume que tenía algún talento, sólo eso: “jamás sería una promesa, a diferencia de lo que ocurrió con ‘Young Pablo Picasso desde antes de 1901’”. The Castle in the Forest resume mediante inteligentes e irónicas vueltas de tuerca, varias de las inquietudes de su autor acerca del bien y del mal. Es como un testamento.