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¡Campesinos del mundo, uníos! Soberanía alimentaria, trasnacionales y tratados de libre comercio Ana de Ita En 1996 la FAO denunció la existencia de 800 millones de hambrientos en el mundo y comprometió a los gobiernos a reducir este número a la mitad para 2015. Sin embargo, las medidas de “seguridad alimentaria” que los gobiernos han adoptado ¾como garantizar los alimentos a partir de importaciones¾ no han funcionado, pues el hambre lejos de reducirse afecta ya a 854 millones de personas este año. Las trasnacionales tienen el control de los alimentos y en la próxima década los precios serán altos. Por eso, VíaCampesina opone al principio de libre comercio que rige las políticas agrícolas, el principio de soberanía alimentaria. En el foro Soberanía alimentaria y tratados de libre comercio que la Vía Campesina de la región Norte de América realizó en la Ciudad de México, el 1 y 2 de agosto pasado, organizaciones de varios países hicieron importantes señalamientos. Tailandia. La Asamblea de los Pobres de Tailandia denunció que después de que el tratado comercial firmado con China inundó su mercado de frutas y hortalizas desplazando a los productores locales, su gobierno pretende firmar otro con Estados Unidos (EU), que les obligaría a reconocer patentes sobre la vida. Para los Tai el arroz jazmín es la herencia de sus antepasados y no quieren perder la propiedad sobre sus recursos genéticos. Hasta ahora, la movilización de la población ha impedido el avance del nuevo acuerdo. Estados Unidos. Para el Frente de Trabajadores Agrícolas de la Frontera de Estados Unidos, las políticas migratorias gringas son complemento de la estrategia de producción de mercancías baratas. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte agudizó la migración forzada de mexicanos a EU, país al que le conviene la existencia de una mano de obra ilegal, exportable y deportable, de modo que ante lo impetuoso del movimiento de los migrantes, el gobierno pretende controlar esa mano de obra, pero sin que deje de ser exportable y deportable. El Frente lucha por la soberanía alimentaria y el combate a las políticas antimigrantes impulsando las alianzas entre campesinos e indocumentados. Indonesia. En este país la trasnacionalización de la agricultura empezó en la época colonial y continúa en la fase neoliberal, señaló la Federación de Uniones Campesinas de Indonesia. Las primeras compañías establecieron plantaciones de hule, caña de azúcar, té, y expulsaron a muchos campesinos de sus tierras. “Llevamos más de cien años produciendo cosas que no necesitamos”. Hoy, mediante de la agricultura por contrato, los campesinos restantes pierden el control sobre sus procesos de producción y trabajan como esclavos, pero en sus propias granjas. Pese a que Indonesia es el segundo país exportador de aceite de palma, se disparó ahí el precio de los aceites comestibles, debido a que aumentó su demanda para agrocombustibles, y cuando el precio internacional subió, las trasnacionales agroexportadoras vaciaron el mercado interno. Europa. “Más valen tres pequeños que uno grande”, sostiene la Confederación Campesina Europea en su lucha contra el modelo que pretenden imponer las trasnacionales, y según el cual “sobran 2 millones de campesinos en Polonia, 400 mil en Francia y otros tantos en el Estado español”. Hay un proceso global de concentración de la tierra y de la producción, de modo que la reforma agraria no sólo es un tema de los países del Sur, pues en Europa los agricultores han perdido el control sobre 80 por ciento de las tierras cultivables. Y es que más allá de su uso agrícola o social, la tierra devino un bien especulativo financiero. “Queremos vecinos, no carreteras ni ferrocarriles”, dice la confederación; en contra de los “alimentos kilómetros”, defendemos la “agricultura de cercanías” y el control de la comida y de los recursos naturales por los campesinos y ciudadanos. El paquete tecnológico neoliberal es incompatible con la sobrevivencia de una agricultura y una cultura campesinas: “A lo mejor podemos aguantar 10 años más, pero al final el modelo hipertecnificado destruye nuestras posibilidades de sobrevivir como agricultores y es incapaz de mantener un mundo rural vivo y una agricultura que sirva a la sociedad. Ya que no es posible seguir tratando de regular a las grandes corporaciones, pues todos los mecanismos políticos están en sus manos y han cooptado a los gobiernos y parlamentos, tenemos que ir directamente en contra de ellas: ¡Desmantelemos las trasnacionales!” |