Aficionados de varios puntos del país reaccionaron ante la decisión de no suspender la jornada
Violencia en Italia tras la muerte de un tifoso, por disparo de un policía
Gabriele Sandri, aficionado del Lazio, fue alcanzado por una bala en el cuello, luego de que uniformados intervinieron en una pelea entre fanáticos del club y Juventus
No era una riña, sólo insultos: hinchas
Fue un trágico error, dijo el jefe policiaco de Arezzo, Vincenzo Giacobbe
Ampliar la imagen Aficionados del Inter y Lazio portan una manta en protesta contra la policía, en el estadio de San Siro, en Milán. Foto: Reuters
Ampliar la imagen Gabriele Sandri, quien recibió un balazo y falleció en una estación de gasolina cercana a Arezzo Foto: Reuters
Ampliar la imagen Su hermano Cristiano (de espaldas) es reconfortado por una persona no identificada Foto: Reuters
Roma, 11 de noviembre. La muerte de un aficionado del Lazio, por el disparo accidental de un policía, provocó olas de violencia de los tifosi en todo el país, que reaccionaron con disturbios por la decisión de las autoridades de no suspender la jornada.
Los actos de agresión vuelven a convulsionar al calcio apenas unos meses después de que en febrero falleció un agente policiaco en Sicilia y de que hoy tuvieron que ser postergados los duelos Inter-Lazio, Atalanta-Milán y Roma-Cagliari.
La Federación Italiana de Futbol suspendió solamente el cotejo entre el Inter de Milán y el Lazio tras la muerte de un seguidor del equipo romano, pero la medida no contentó a los hinchas y varios grupos de ellos en distintos puntos del país se enfrentaron con las fuerzas del orden, en un clima de indignación general contra los uniformados.
La policía reforzó la seguridad del resto de los encuentros, que comenzaron con 10 minutos de retraso, en señal de duelo, y el jefe de la corporación en Roma postergó el cotejo que cerraba la jornada entre Roma y Cagliari ante el temor de más disturbios.
Sin embargo, unos 200 aficionados del cuadro romano atacaron a las fuerzas del orden cerca del estadio Olímpico de la capital y después, en el exterior de un cuartel, incendiaron un vehículo policial y destruyeron los que encontraron a su paso.
Tres detenidos
Tres personas, entre ellas una mujer, fueron detenidas durante los enfrentamientos, que habrían causado al menos seis heridos entre los agentes policiacos, uno grave, según medios italianos.
Varios centenares de fanáticos se enfrentaron también a las fuerzas del orden afuera del edificio del Comité Nacional Olímpico Italiano (Coni), que se encuentra en el mismo barrio.
Los aficionados más violentos lograron entrar en los locales del organismo y saquearon varias oficinas, reportaron medios de comunicación del país europeo.
Gabriele Sandri, de 26 años, fan del Lazio de Roma, murió en las primeras horas de la mañana al recibir un disparo en el cuello, en el área de descanso de Badia al Pino, cerca de la ciudad de Arezzo, cuando iba camino a Milán. “Fue un trágico error”, dijo el jefe de policía, Vincenzo Giacobbe.
Según el relato de los testigos, una patrulla de uniformados intervino en una pelea entre hinchas del Lazio y de la Juventus, y uno de los agentes disparó dos veces al aire. Una de las balas alcanzó a Sandri.
Según los tifosi del Lazio, no se trataba de una pelea, sino de un simple intercambio de insultos entre dos pequeños grupos de aficionados.
El primer ministro de Italia, Romano Prodi, se dijo “muy preocupado” tras el nuevo caso de violencia, mientras el líder de la oposición, Silvio Berlusconi, habló de una “jornada terrible”, y el ministro del Interior, Giuliano Amato, prometió “un rápido esclarecimiento del trágico error”.
A su vez, el ministro de Justicia, Clemente Mastella, exigió “medidas más duras” contra los hinchas que encuentran pretextos para generar violencia.
La muerte de Sandri, un disc jockey muy conocido entre la afición de Lazio y amigo de varios jugadores celestes, encendió la llama entre los fanáticos de otros equipos.
Aunque el jefe de policía no admitió la responsabilidad de su agente, el caso está claro para los hinchas del Lazio. “La policía lo ha asesinado”, gritaron dolidos los tifosi que acompañaban a Sandri.
También se oyeron gritos de “asesino, asesino” en las inmediaciones del estadio de San Siro, donde se iba a disputar el partido, por parte de los hinchas de ambas escuadras, y se repitieron en otras ciudades.
Alrededor de 400 aficionados se enfrentaron en Milán a agentes policiacos, a quienes lanzaron objetos.
En Bérgamo se produjeron incidentes graves entre los seguidores del Atalanta y la policía. Dos funcionarios de seguridad resultaron heridos, por lo que las fuerzas del orden tuvieron que usar gases lacrimógenos.
También los hinchas del Milán atacaron a los uniformados en su camino de la estación al estadio.
A los siete minutos de iniciado el partido, el árbitro lo suspendió y mandó a los equipos a los vestidores después de que los fans del Atalanta rompieran la valla protectora de cristal y la lanzaran a la cancha.
En las páginas web de los clubes de hinchas se reflejaba también la rabia y se comparó la situación con la vivida en febrero, cuando se suspendió la jornada por la muerte de un agente.
“Por un policía paraste la liga, pero un tifoso no vale nada para vosotros”, decía un aficionado cerca del estadio de San Siro, en Milán.
“Es incomprensible que el balón siga rodando”, lamentó el líder de los verdes en el Parlamento, Angelo Bonelli.
“Fue correcto que los otros partidos se disputaran”, argumento el presidente de la federación, Giancarlo Abete, ante la controvertida decisión.
“Por las informaciones que tengo, lo sucedido hoy es distinto a lo de Catania. Se trataría de una pelea que no se sabe ni siquiera si fue por motivos deportivos. Después hubo un disparo, desde lejos. Un suceso trágico, pero completamente casual”, agregó Abete.
En un primer momento se pensó suspender toda la jornada, pero después se decidió no penalizar a los otros grupos de hinchas.
En segundo plano quedó una jornada que vivió el empate de la Juventus en Parma (2-2) y la derrota 2-1 de Fiorentina ante Udinese, que le impide alcanzar la cima de un calcio herido nuevamente por la violencia.