Quiere vincular el Festival La Nao de Acapulco con el Cervantino, expresa
Deben atenderse los rezagos sociales y apostar al turismo cultural, afirma Salgado Macedonio
Soy del gobierno legítimo, pero creo que AMLO entiende que me debo de pegar a Felipe Calderón; ni modo que me pelee con él. Soy autoridad y quiero los recursos del Fonden, dice
Ampliar la imagen Félix Salgado Macedonio baila con integrantes de la delegación de Filipinas Foto: Javier Verdín
Acapulco, Gro., 7 de noviembre. Una fila de molestos acapulqueños espera ante las rejas del Fuerte de San Diego. Una mujer alza la voz para quejarse: “Nos dijeron que era gratis, ¿qué no es para el pueblo?” El guardia de seguridad intenta hacerle entender que sí, es gratis, pero que, como se anunció, había que pasar antes por los boletos para entrar al Festival La Nao de Acapulco.
El uniformado se mantiene firme hasta que una camioneta se aproxima. Algunos reconocen al copiloto, quien baja la ventanilla y hace un gesto con la mano indicando que todos pasen. El guardia abre las rejas.
El alcalde del puerto de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, desciende del automóvil y saluda de mano, con efusión costeña, a quien se encuentre.
Un niño, con el brazo vendado, llora. Su madre intenta consolarlo. Salgado se da cuenta y se acerca a preguntar qué le pasa. Algo dice la madre, algo contesta el alcalde, y se enfrascan en una breve conversación sobre el pequeño y sus dolencias.
Salgado está ahí para celebrar la inauguración del festival, impulsado por su ayuntamiento, y que se lleva a cabo del 3 al 17 de noviembre.
El nombre, La Nao de Acapulco, proviene de la ruta marítima entre Filipinas y el puerto guerrerense, conocida como La Nao (nave) de China, que fue usada por la corona española durante 250 años, de 1565 hasta 1815.
“Acapulco fue la puerta del comercio exterior. Por eso México es más conocido en el extranjero por Acapulco que por cualquier otra ciudad”, dijo Salgado, en entrevista con La Jornada. “Les vamos a refrescar la memoria sobre esto. Varias familias (orientales) se asentaron aquí. Ves ojitos rasgaditos, bellos, preciosos, como los de ella (señala una joven con, efectivamente, ojos rasgados), y parece de China o Japón. No, pues es de Acapulco. Entonces, pensamos, ¿porqué no el rencuentro de las culturas?”
Así, los países participantes son Filipinas, China, Japón, Indonesia y España, además de México.
A pocos días de haber comenzado, el festival marcha, aunque con tropiezos, sobre todo relativos a cambios en la programación. Lo que más sorprende es la gran afluencia, principalmente de población local, a los espectáculos. “La gente tiene sed de cultura”, exclamó Salgado.
La silla y la cama
Sus simpatizantes lo describen como un alcalde desentendido de los protocolos, apasionado, preocupado por su gente, entrón, con una enorme vitalidad.
En cambio, sus detractores le achacan ser impulsivo, ocurrente, populista, autoritario. Y borracho. Como le gritó, hace años, un legislador, mientras Salgado estaba en tribuna. Éste simplemente contestó: “Como si soy todo lo que dicen, soy incalumniable”.
El alcalde le apuesta a impulsar un festival de cultura en un sitio por todos reconocido como de reventón, y que tiene escasos espacios culturales (el fuerte sería una de las excepciones).
Él y Víctor Hugo Jasso Ortiz, director del Museo Histórico de Acapulco Fuerte de San Diego, están convencidos de que lograrán impulsar el llamado “turismo cultural”. Buscan que los dos ejes sean el Festival La Nao de Acapulco y un centro cultural estatal en puerta, con sede en el fuerte.
Por ahora el festival ha recibido un importante respaldo a escala federal, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y de la Universidad Nacional Autónoma de México. En cambio, la participación estatal se redujo a que el gobernador se presentó a la inauguración (aunque dijo que de ahora en adelante el festival tendrá todo su apoyo).
Cuando el cabildo aprobó destinar 2 millones de pesos al festival, mucha gente protestó. Las quejas más comunes son del estilo “tenemos las calles destrozadas y están gastando millones en una ‘feria’”, como dijeron tres manifestantes durante la inauguración.
La cultura libera de la opresión, señala
Salgado Macedonio argumentó, durante la entrevista, que se deben hacer las dos cosas: “atender los rezagos sociales” y apostarle al “turismo cultural”. Y justificó: “La cultura libera de la opresión a nuestros pueblos, regresas el casete de la historia, vuelves a tus raíces, aprendes”.
En lo que respecta a la programación del encuentro, el alcalde dijo que recibieron sugerencias de las embajadas (para las actividades extranjeras) y del CNCA (para los nacionales). Quizá por eso varios de los actos también se presentan en otros festivales o están de gira.
En cuanto a México, destaca un homenaje al poeta Alí Chumacero (10 de noviembre) y las presentaciones de artistas guerrerenses, como Ángel Tavira (lanzado a la fama con la película El violín) y Los Gallardo, y un tributo al compositor Indalecio Ramírez.
La apuesta también es vincular La Nao de Acapulco con el Festival Cervantino (el hecho de que se lleve a cabo a unos días del guanajuatense, ayuda). En esta ocasión, el mismo espectáculo que abrió el Cervantino, también abrió en Acapulco.
Y claro, el festival tiene sus frutos políticos: “Félix, la cultura une”, contó que le dicen.
Salgado dejará el cargo el año que entra. Queda por ver qué ocurre entonces con el festival.
El guerrerense, como se recordará, además de ser político, es actor y músico. Ante la pregunta de si va a participar en esta edición, ríe: “Nooo… Yo me presento, pero para entregar los reconocimientos”.
En estos días está metido en otro asunto también: se subió a los camiones urbanos, con una improvisada alcancía, a pedir “cooperacha” para los damnificados de Tabasco. Habló a la estación Radiorama para pedir que los acapulqueños llevaran acopio, que él mismo estaba recibiendo en las escalinatas del ayuntamiento. Juntó más de 20 toneladas, que ya fueron enviadas.
Ocurrencias, le llaman unos a acciones como subirse a los camiones; otros dicen que al menos se mueve. Y otros dicen que por qué no se mueve, pero por los locales, afectados por la tormenta tropical Henriette, en septiembre pasado.
Él responde: “Los hermanos tabasqueños tienen el agua al cuello. Nosotros podemos esperar. Nos declaramos zona de desastre, no nos mandaron ni un peso, pero tenemos que ser prudentes y apoyar”.
El alcalde perredista, que dice “mandar obedeciendo” y presume su credencial de “representante del gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador”, explicó: “Soy del gobierno legítimo, pero creo que Andrés Manuel entiende que me le debo de pegar (a Felipe Calderón) para que baje los recursos del Fonden (Fondo de Desastres Naturales). Ni modo que me pelee con Calderón. Soy autoridad y quiero los recursos”.
Con quien sí se peleó hace años fue con el entonces presidente Ernesto Zedillo. Cuando éste visitó Acapulco, tras el paso de Paulina, dijo: “Acapulco está de pie”. “Sí”, le reviró el entonces senador, “porque el huracán se llevó la silla y la cama”.