César Delgado Martínez presenta la red de corrupción que hubo en el proceso
Detallan en libro anomalías judiciales del caso de la muerte de Nellie Campobello
Fue un caso de antropofagia paulatina, señala el senador Francisco Javier Castrejón
Ampliar la imagen La bailarina y escritora Nellie Campobello Foto: Archivo
El periodista cultural y crítico de danza César Delgado Martínez, acaba de publicar un libro en el que registra el torcido proceso judicial en contra de los secuestradores y presuntos asesinos de la bailarina y escritora mexicana Nellie Campobello, quienes, en contra de toda evidencia, finalmente fueron liberados por un sistema de justicia puesto a las órdenes del mejor postor.
Como especialista en el ámbito dancístico, conocedor de la importancia de Campobello en la danza y en la vida cultural mexicana del siglo XX, pero también por razones humanitarias, Delgado Martínez se interesó en la extraña desaparición de la autora de la novela Cartucho. De ahí surgió el libro Nellie Campobello. Crónica de un secuestro, publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y Escenología AC.
A Campobello se le vio por última vez en 1986, pero el caso alcanzó mayor relevancia pública a partir de 1998, con motivo de la realización de un fallido homenaje en su honor al que presuntamente asistiría. No fue así. El hecho volvió a despertar el interés de la prensa y de miembros del gremio dancístico.
Los principales sospechosos de su desaparición fueron Claudio Fuentes Figueroa (también se hacía llamar Claudio Niño Cifuentes); su esposa, María Cristina Belmont Aguilar, y el abogado de ambos, Enrique Fuentes León.
César Delgado junto con la periodista Guadalupe Pereyra y otras personas preocupadas por aclarar la situación, fue el principal promotor de la comisión ciudadana creada para buscarla ¿Dónde está Nellie? Como parte de dicha comisión, Delgado conoció los vericuetos del caso y la maraña de corrupción y complicidades que envuelve la aplicación de la justicia en México.
Nellie Campobello. Crónica de un secuestro, fue presentado al público en días pasados en el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes. Los comentarios estuvieron a cargo de la especialista investigadora en muralismo Guillermina Guadarrama, del senador por Nayarit y ex rector de la Universidad Autónoma de ese estado, Francisco Javier Castellón y del periodista Humberto Musacchio.
En su calidad de testigo, apoyado en archivos, entrevistas y análisis de notas periodísticas, el autor –dijo Guadarrama– “relata puntualmente los hechos como testigo de ese proceso de rastreo del paradero de la bailarina. Pero va más allá, no se queda en los acontecimientos judiciales, sino que realiza toda una investigación del personaje, su origen, sus relaciones familiares, su carácter”.
Francisco Javier Castellón vio en el libro “un relato de antropofagia paulatina, los secuestradores se la fueron comiendo poco a poco; primero secuestraron su voluntad, luego su nombre; no sólo se metieron a su vida, aprovecharon su disposición, se hicieron de su nombre y de la institución en que trabajaba, y luego le secuestraron la vida entera”.
Castellón, presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología en el Senado, también sostuvo que este es “un caso más de impunidad de nuestro sistema judicial, un grito de alerta contra la impunidad que seguimos padeciendo en este país”.
Humberto Musacchio comentó que “el libro es algo más que la bitácora de un caso policiaco, del que ha sido promotor valiente y dedicado. Muchos de sus apuntes resultan toda una inmersión al mundo de la danza, con datos muy agradecibles que nos permiten situar la importancia de las Campobello (Nellie y su hermana Gloria) no sólo en el ámbito del ballet, sino como protagonistas de la cultura mexicana.
“Es también un acto de amor por la danza y por una de sus protagonistas, pero es sobre todo el testimonio de una gesta ciudadana por la justicia. Lo que leemos es que la justicia es un monstruo de mil cabezas dispuestas siempre a devorar al ciudadano, a confundirlo, a cerrarle el paso”, es un “reino del absurdo jurídico” que hace víctimas hasta a los mismos jueces.
Luego de hacer una relación de las situaciones relacionadas con el tema, Musacchio concluyó: “Por eso, leer el libro de Delgado es una invitación, en primer lugar, a la indignación y a cambiar este estercolero por otro sistema judicial, si no justo, por lo menos medianamente humano”.
El autor en su turno contó cómo y por qué se involucró en el caso: “Guadalupe Pereyra y yo fuimos unos locos que no sabíamos a lo que nos enfrentábamos; si hubiera sabido qué me iba a encontrar tenga por seguro que no me meto. Entramos en esto tan imprudentes, tan desarmados, tan ignorantes.”
Durante el proceso legal, César Delgado llevó un diario: “Cuando dejaron en libertad a los malhechores, hace cinco años, revisé mi diario y consideré que debía contar esa historia”.