Impulsa la UNAM un corredor de locales de venta de libros en el Metro Copilco
Universidades públicas preparan red de librerías y catálogo de títulos
La primera colección de textos de 24 instituciones educativas será presentada en la próxima FIL de Guadalajara
Se busca mejorar la calidad de los volúmenes y que sean de interés general
Guadalajara, Jal., 3 de noviembre. A casi un año de su creación, la Red Nacional Altexto, que reúne a 42 editoriales universitarias en México y cuyo objetivo es fortalecer la edición, distribución y comercialización del libro universitario, buscará consolidar la creación de un catálogo único de títulos y de una red nacional de librerías que permita mayor difusión de su quehacer editorial en el país.
Entre las propuestas más ambiciosas destaca la creación de un corredor de librerías universitarias en el Metro Copilco del Distrito Federal, iniciativa impulsada por la Universidad Nacional Autónoma de México, a fin de abrir un espacio de distribución y comercialización que reúna en un solo espacio títulos editados por las universidades públicas del país, y con ello facilitar el acceso a textos académicos, científicos y de divulgación cultural.
En entrevista con La Jornada, Sayri Karp Mitastein, coordinadora de la editorial de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y secretaria técnica de la Red Altexto, aseguró que a pesar de que el libro universitario cumple una función “vital” dentro y fuera de las instituciones de educación superior “al ser un vehículo que propicia el diálogo y la discusión, esto no siempre se ha querido reconocer, y mucho menos que las editoriales universitarias realizamos una tarea muy importante, que es la divulgación del conocimiento”.
Profesionalización y comercialización
Karp Mitastein agregó que en México las editoriales universitarias han lanzado un proceso de búsqueda de nuevas alternativas para ser más competitivas, pero también para mejorar la calidad en la edición, selección y distribución de títulos, pues “aún enfrentamos la escasez de recursos, ya que la mayoría dependen del presupuesto público”.
La creación de la Red Nacional Altexto, en noviembre de 2006, indicó, es resultado del esfuerzo que veníamos realizando editoriales universitarias del centro-occidente del país desde hace poco más de ocho años. Obtuvimos buenos resultados con el intercambio de títulos y la creación de las Jornadas Altexto Universitario, que se realizan una vez al año en cada universidad, esto propició que otros sellos universitarios se interesaran, y en el contexto de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara 2006, arrancamos con un proyecto nacional que comenzó con 31 instituciones.
Una de las preocupaciones que propició este acercamiento, reconoció, es la necesidad de impulsar la profesionalización en la edición del libro universitario, pero también de asumir que “carecemos de un verdadero sistema de distribución y comercialización de nuestros textos, que si bien están enfocados a nuestras comunidades académicas, también creemos que pueden trascender los espacios universitarios y llegar a la sociedad”.
En la FIL 2006, agregó Karp, este fue uno de los temas de mayor preocupación y fue así que decidimos impulsar una red de librerías universitarias porque nos dimos cuenta de que no todas las instituciones públicas de educación superior cuentan con un espacio para comercializar sus títulos, a lo que se suma la falta de un catálogo único que nos permita conocer qué títulos editamos y cómo los podemos distribuir.
Otro de los retos, indicó, es que en muchos casos, los responsables de las áreas editoriales en las universidades públicas no cuentan con un perfil “idóneo ni son técnicos especializados en edición, y creemos que no puede ser cualquier funcionario universitario el que esté al frente de las unidades editoriales. Se requiere un profesional que realmente conozca el trabajo editorial y no tome decisiones sobre qué libro editará sólo porque tal o cual título le gustó más al rector.
“Lo que buscamos es que exista un verdadero trabajo editorial, que se ubiquen las necesidades en cada institución, y que el responsable del área sepa atenderlas y desarrollar aquellas propuestas que realmente se requieren.”
Las propuestas que analizamos, subrayó, están más orientadas a buscar la calidad mediante consejos editoriales que permitan dictaminarlas, para que no se publiquen mil ejemplares de libros que quizá vale pena hacer 10 mil, ni tampoco hacer miles de títulos que sólo le interesan a un reducido grupo de especialistas.
Destacó que en la edición 2007 de la FIL, que se realizará del 24 de noviembre al 2 de diciembre próximo, la Red Nacional Altexto tendrá por primera ocasión un espacio de comercialización y presentará un catálogo de títulos de 24 instituciones universitarias de todo el país, como parte de las primeras acciones para consolidar una “verdadera red nacional del libro universitario”.
Recursos cada vez más escasos
Por lo que respecta a la inversión pública destinada al fortalecimiento de las editoriales universitarias, aseguró que la mayoría de las que existen en México e incluso en América Latina y España, aún dependen de los recursos públicos que se destinan a las instituciones, aunque destacó que en el caso de la UdeG, su editorial es la primera en el país que trabaja con el modelo de empresa universitaria, ya que desde hace poco más de dos años “no recibimos ningún financiamiento de la institución y operamos con lo que obtenemos por la comercialización y distribución de nuestros títulos”.
Destacó que uno de los problemas que enfrenta la mayor parte de las editoriales universitarias es que mantienen separadas las unidades de producción y comercialización, además de que los recursos obtenidos por la venta de los libros “no siempre regresa al área de producción, ya que subsisten muchos problemas asociados con la burocracia universitaria” e indicó que debido a que los subsidios oficiales son cada vez “más escasos, muchas editoriales han comenzado a aplicar otros modelos que les permita no sólo alcanzar mejores estándares de calidad, también ser independientes en la obtención de sus recursos”.
Karp insistió en que las editoriales universitarias pueden “competir con la industria privada, porque podemos hacer libros de igual, e incluso de calidad superior, y ser competitivos en el precio, pero esto también implica mejorar el servicio en las librerías y propiciar nuevos espacios de venta que garanticen que cada universidad pública del país cuente con al menos una librería donde pueda ofrecer títulos de todas las instituciones del país. Ese es el reto y estamos trabajando para que el libro universitario trascienda más allá de las redes académicas”.