Un colibrí al piano
Junto a la caja con los 20 discos 20 de Count Basie hay más cajas de otros grandes maestros de la cultura-jazz y también a precio inimaginable (la caja entera de 20 cuesta lo que costaría un solo disco) y el Disquero eligió para transportarlo hacia la caja registradora y de allí a la discoteca personal un paquete irresistible titulado Art Tatum Portrait (la colección se llama Past Perfect, 24 Carat Gold Edition) y contiene un océano de placeres, un mar magno, maremágnum, de delicias, algo así como las mil y una noches escritas en piano, pues Art Tatum es uno de los pianistas dilectos del Disquero, que tiene debilidad por Thelonious Monk, Oscar Peterson, Billy Taylor, Bill Evans y Chick Corea, entre otros grandes maestros. Pero basta con decir que todos ellos, o bien: ninguno de ellos existiría si antes no hubiese, hubiera o hubiere existido el maestro Art Tatum, uno de los más grandes genios de la cultura occidental.
Arthur Tatum Jr. nació el 13 de octubre de 1909 y terminó su misión en la tierra el 5 de noviembre de 1956. La estela de belleza que dejó a su paso fue descrita por Jean Cocteau de la siguiente forma: “Art Tatum fue un Chopin enloquecido”. Y es que lo que uno escucha que sale de las manos de Art Tatum desde el piano supera las metáforas. La grandeza de este genio autodidacta (curioso, los tres maestros del Disquero de hoy fueron autodidactas) supera lo mensurable: inventó nuevas técnicas para la mano izquierda, mientras la derecha ejecuta diabluras angelicales. Superó al mismísimo Fats Waller (maestro y congénere de Count Basie, el del álbum de la columna izquierda de este Disquero) en la técnica conocida como stride piano que es algo así como un ragtime de Harlem.
La velocidad estupefaciente con que tocaba una cantidad infinita de notas era directamente proporcional a la lentitud de sus momentos de inspiración poética, de manera que la figura resulta inmejorable: Art Tatum es un colibrí tocando el piano.