Usted está aquí: sábado 3 de noviembre de 2007 Política Garrido y Narro, candidaturas de origen opuesto por la rectoría en la UNAM

Logro histórico, ser tomado en cuenta por la Junta de Gobierno, dice el politólogo

Garrido y Narro, candidaturas de origen opuesto por la rectoría en la UNAM

El médico, en su cuarto intento por ocupar el cargo, tiene amplia trayectoria institucional

Rosa Elvira Vargas y Emir Olivares

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Ampliar la imagen Luis Javier Garrido y José Narro Robles, el último y el primero en asumirse como aspirantes a la rectoría de la máxima casa de estudios Luis Javier Garrido y José Narro Robles, el último y el primero en asumirse como aspirantes a la rectoría de la máxima casa de estudios Foto: Carlos Cisneros y Marco Peláez

El politólogo Luis Javier Garrido y el médico José Narro Robles fueron, sin duda, el último y el primero de los aspirantes a la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en asumirse como tales. Otra circunstancia los distingue: Garrido va por primera vez a la contienda, mientras el director de la Facultad de Medicina está en su cuarto intento por ocupar el cargo.

Así, mientras Narro Robles se ha distinguido por una larga trayectoria institucional, con diversos cargos en la UNAM, en el otro extremo, el doctor en ciencia política –hijo por cierto de un ex rector– ha sido un crítico severo de lo que considera la falta de democracia en la máxima casa de estudios del país.

Aun así, ambos estarán ante la Junta de Gobierno para presentar sus planes de trabajo. Esto ocurrirá, como en todos los casos, en entrevistas por separado y en fecha aún por determinarse.

Luis Javier Garrido define su candidatura como “independiente y surgida desde las bases de la comunidad universitaria”. Representa, indica, la preocupación por cuestionar la que llama “universidad irreal, exenta de problemas que las campañas triunfalistas del rector Juan Ramón de la Fuente han querido mostrar”.

Narro Robles, por su parte, dice que en estas semanas de encuentros con diversos sectores de la UNAM pudo ubicar como su principal interés “una mezcla de có- mo podemos seguir avanzando académicamente, superándonos, en un clima de respeto y tolerancia; en un ambiente de trabajo, plural y en condiciones que permitan expresar la diversidad en la búsqueda de objetivos comunes”.

Postulación independiente

En la práctica con el solo respaldo de los grupos estudiantiles y de maestros que tuvieron una activa participación durante la huelga de 1999-2000, Luis Javier Garrido aceptó ser considerado dentro de los aspirantes a la rectoría.

Y no obstante que tanto él como sus postulantes rechazan el método de elección de la máxima autoridad universitaria, el politólogo considera que el llamado de la Junta de Gobierno para presentar su proyecto “es un logro histórico”, sobre todo porque la suya, insiste, es una candidatura independiente.

Narro Robles, cuyos apoyos fueron sin duda numerosos y variados, no estuvo exento de polémica, como la suscitada al difundirse que se reunió con el jefe de la Oficina de la Presidencia, Juan Camilo Mouriño, el hombre más cercano a Felipe Calderón Hinojosa. Sin embargo, después se sabría que otro de los contendientes, el matemático José Antonio de la Peña, también sostuvo un encuentro con el mismo personaje.

Asimismo, quedará como una de sus más categóricas definiciones haber dicho que él no es “delfín (en alusión a que su probable nombramiento como rector no proviene de su amistad con De la Fuente), sino apenas un puma universitario”.

Garrido, en tanto, convocó a un debate público a todos sus colegas a la rectoría, que ninguno atendió. Pero él porfió y al hacer su balance de esta etapa asegura que su candidatura “favoreció la crítica y el interés por el proceso. La comunidad despertó”.

A los universitarios, indica Garrido, les preocupa sobremanera que la UNAM de este siglo se sustente en principios de participación democrática donde la toma de decisiones haga prevalecer a la academia sobre la burocracia. Que se refuercen la libertad de cátedra e investigación, que no se toque en lo absoluto la esencia gratuita de la universidad, que se amplíe la matrícula y que la institución esté más vinculada con los intereses nacionales que con los privados.

Puntos torales de Narro

Narro Robles, luego de ponderar el “gran sentido de participación universitaria” en este proceso, así como la “gran sensibilidad” que ha tenido la Junta de Gobierno para conducirlo, reafirma las tres líneas de su planteamiento: conservar, consolidar aquello que funciona bien; transformar lo que así requiera, siempre con la mira en la docencia como el punto neurálgico y, ahí mismo, ubicar lo que corresponde a los estudiantes “para que estemos sistemáticamente pensando en ellos”.

Finalmente, apunta, está la agenda nacional, el futuro de las relaciones de la UNAM con la sociedad mexicana y sus problemas.

 
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