Aprobaron ley que amplía las fuentes de generación; “a salvo”, la seguridad alimentaria
Acatan diputados observaciones de Calderón sobre bioenergéticos
En septiembre el Ejecutivo cuestionó que no promovieran tecnologías para producir combustibles
Ampliar la imagen Los diputados perredistas Javier González Garza y Raymundo Cárdenas (centro) durante la sesión de ayer en San Lázaro Foto: Guillermo Sologuren
La Cámara de Diputados aprobó ayer la Ley de Promoción y Desarrollo de Bioenergéticos, la cual incorpora las observaciones del Ejecutivo para ampliar las fuentes de las que se obtengan combustibles, no sólo la caña de azúcar o el maíz.
Los legisladores aseguraron que no se pondrá en riesgo la seguridad alimentaria del país y que incluso se aprovecharán residuos agroindustriales, grasas de origen animal y desechos de aceite provenientes de la cocción de alimentos, entre otros.
Dicha legislación fue aprobada originalmente el 14 de diciembre de 2005, y en abril de 2006 el Senado le realizó adecuaciones, por lo que devolvió la minuta a los diputados, quienes incorporaron los ajustes y nuevamente la aprobaron el 26 de abril de este año, luego de lo cual la enviaron al Ejecutivo para su publicación. Sin embargo, el pasado 3 septiembre el Presidente regresó el proyecto de decreto con observaciones.
Así, el dictamen aceptado ayer por la mayoría parlamentaria atendió dichas observaciones, debido a que el Legislativo proponía elaborar bioenergéticos “a partir de unos cuantos cultivos, eminentemente maíz y caña de azúcar”, sin promover tecnologías de fabricación de combustibles, como el desdoblamiento celulósico a partir de biomasa forestal y la creación de etanol a partir de algas marinas, entre otros.
La Comisión de Agricultura y Ganadería decidió ampliar el abanico de fuentes y consideró que pueden provenir de la biomasa de los aserraderos, de los desechos de la agroindustria y urbanos, así como de residuos tradicionales de la agricultura y los bosques. En el dictamen votado ayer se señala que también pueden ser producidos con soya, sorgo, yuca o remolacha, celulosa o cualquier material susceptible de fermentación.
También considera que el empleo de la biotecnología, incluyendo los procesos de fermentación y enzimáticos, permitirá usar residuos de las actividades agroindustrales en la producción de dichos biocombustibles, también conocidos como de segunda generación.
Los legisladores señalaron que en el caso del biodiesel, además de canela, girasol, soya y cártamo, que son de consumo humano, se puede emplear el piñón mexicano jatropha curcas o la palma de aceite, así como residuos agroindustriales, como la cáscara del aguacate o el cebo animal, que tienen un alto contenido de aceite susceptible de ser transformados en biocombustible, o bien de aceite gastado proveniente de la cocción de alimentos.
En sus observaciones, el Ejecutivo también señaló que el periodo para considerar los biocombustibles como alternativa a los derivados del petróleo es muy corto, pues no sólo podría poner en riesgo el abasto de éstos, sino también la seguridad energética.
En su documento de septiembre pasado señala: “una medida de introducción masiva de biocombustibles en un periodo muy corto, sin tomar en cuenta las capacidades y vocaciones del sector agrícola, impediría tomar las medidas necesarias para asegurar el abasto nacional de insumos para producir los volúmenes de etanol requeridos”.
En respuesta, la Comisión de Agricultura agregó a la Ley de Bioenergéticos una fracción cuarta al artículo 11, una fracción VIII al 12 y un segundo transitorio para determinar que las secretarías de Agricultura y de Energía elaborarán un programa de producción sustentable de insumos y uno de introducción de bioenergéticos, en los que se tomarán en cuenta la elaboración nacional sobre la importación, así como la definición de plazos y regiones para la incorporación del etanol como componente de la gasolina y del biodiesel al consumo, así como los requerimientos de infraestructura para su producción, transporte y comercialización.
Asimismo, la Cámara aprobó las definiciones de la comisión sobre bioenergéticos, biodiesel y biogás. En el primer caso, se considera a los “combustibles obtenidos de la biomasa provenientes de materia orgánica, de las actividades agrícola, pecuaria, silvícola, acuícola, de la algacultura, residuos de la pesca, domésticos, comerciales, industriales, de microrganismos y de enzimas, así como sus derivados”. Respecto al biodiesel, será el combustible que se obtiene por la transesterificación de aceites de origen animal o vegetal, mientras que el biogás se refiere al que se produce por la conversión biológica de la biomasa como resultado de su descomposición.