Esculturas, pinturas y grabados del artista ocupan el atrio de un templo en el DF
Crítica estética de Sergio Hernández inspirada en el movimiento social de Oaxaca
Con Sergio Hernández visita el atrio de San Francisco, que incluye 14 esculturas en bronce, un tzompantli en polímero color negro, tres pinturas y dos grabados, éstas cinco obras reproducidas mediante la impresión directa, el Museo Soumaya se suma a la Fundación del Centro Histórico para de ahora en adelante realizar de manera conjunta las exposiciones en el antiguo atrio del templo ubicado en Madero 7, que recibe un promedio diario de 5 mil visitantes.
Ésta, de hecho, es la cuarta muestra que organiza el museo en este sitio de “intercambio de ideas, donde todo se puede decir, donde estamos abiertos a los problemas contemporáneos de la realidad mexicana e internacional. De allí también estar con una obra que tiene un compromiso social más allá de difundir la cultura y el arte, que es responsabilizarnos, estar conscientes de nuestro presente y tomar un camino y una decisión para crear y recrear una mejor realidad mexicana”, expresó Alfonso Miranda, director del recinto.
Según Sergio Hernández, quien cumple 50 años el 3 de noviembre, la exposición nació de una “crítica” de los acontecimientos ocurridos en Oaxaca el 25 de noviembre de 2006, que dieron por resultado “la modificación, quizá, de un trabajo creativo de muchas personas que vivimos allí. Hoy día, la creatividad en Oaxaca ha cambiado mucho, se ha hecho más reflexiva, quizá. También se ha dado una madurez en el proceso creativo. En Oaxaca todos estamos apostando a la cultura”.
Aunque Hernández siente que el conflicto en Oaxaca afectó más bien a los jóvenes; él ya vino a radicar de nuevo a la ciudad de México: “Hoy, digamos, Oaxaca está muerta. La ciudad vive del turismo, que camina en paralelo con la cultura, pero ése no está llegando. La remodelación del Centro Histórico ha detenido el turismo. Los artistas ya no vivimos en el Centro Histórico de manera normal, como antes, porque vive uno de su trabajo, pero la gente ya no llega a Oaxaca”.
–Se dice que el arte no puede cambiar las situaciones sociales o la política. En este caso, ¿qué puede hacer el arte?
–Pensar que el arte puede cambiar la política es ser muy inocente. Hay seres que por naturaleza son genios, pero como seres humanos son una mugre. O bien, hay gente que ni una ni la otra, simplemente es una mugre. Soy muy pesimista. No creo en que cambie Oaxaca, ni muchas cosas, esto será de cada persona en particular.
El visitante es recibido por la escultura monumental El laurel, cuya primera versión fue presentada hace unos meses en el Centro Cultural Estación Indianilla. Para el atrio de San Francisco, Hernández lo cortó y cambió la original “mariposa de la muerte” por “un personaje que en la cultura mixteca nace de un sabino”.
La escultura nació de la caída precisamente de un laurel en el Zócalo de Oaxaca, que en su momento motivó la discusión en los ámbitos local y nacional, que coincidió con su interés personal por la naturaleza para producir esta obra.
Para 2008, Sergio Hernández piensa ir a vivir al lago de Como, en Italia, gracias a una invitación de la Fundación Rockefeller que ha pospuesto tres años.