El artista inauguró exposición con su obra reciente en la galería López Quiroga
Vicente Rojo propone “un juego de simetrías y contrastes en Escrituras”
Incluye 20 pinturas y una decena de dibujos emplazados en los dos niveles del recinto
El mediodía del pasado sábado frío se tornó cálido y festivo en la galería López Quiroga durante la inauguración de la muestra Escrituras, que reúne obra reciente de Vicente Rojo.
No obstante que se trataba de un día y una hora inusuales para actividades de este tipo, el recinto se vio colmado de amigos cercanos, otros artistas y familiares de Rojo, quien acudió acompañado de su compañera, la escritora Bárbara Jacobs.
Veinte pinturas y 10 dibujos distribuidos en los dos niveles de la galería conforman la serie Escrituras, con la que Rojo –hombre cercano a los libros, como lector, como diseñador y como editor– rinde homenaje “a los libros y sus autores, los poetas y narradores que me han acompañado a lo largo del tiempo” (La Jornada, 25/octubre/07).
El escultor Manuel Felguérez, los escritores Carlos Pellicer López, Alberto Ruy Sánchez y Juan Villoro, y el impresor Emilio Payán estuvieron entre los asistentes a la inauguración. También hizo acto de presencia la crítica de arte y colaboradora de este diario Teresa del Conde, a quien llamó la atención el formato apaisado de los cuadros, dado que Rojo suele trabajar en cuadrados.
La investigadora asimismo resaltó los contrastes en la paleta usada por Rojo para estas obras, en algunas es brillante, luminosa, y en otras los tonos son oscuros, opacos.
Escritura antigua (1 y 2), Escritura sobre plata quemada, Escritura sobre pizarra (1 y 2), Exlibris, Escrito en el tiempo y Escritura velada son algunas de las obras que se exhiben, la mayoría realizadas este año y algunas en 2006.
Otredad referencial
El texto que acompaña al catálogo de Escrituras lo hace precisamente una escritora, Verónica Volkow, quien describe los cuadros: “No aparece nunca una palabra que en algún idioma conocido pudiera leerse. Es una escritura deliberadamente despojada de sentido semántico, que no porta más que su plasticidad y no aporta más que su belleza, vaciada de invocadas presencias, de otredad referencial. Esta escritura de Rojo sólo es ella misma.
“Buscan estas líneas de los cuadros, liberadas de fonemas, tan sólo ser ritmo gráfico, juego de simetrías y contrastes plásticos, reducirse a sus formas vacías. Podrían brevemente remitirnos a la fascinación ante las escrituras indescifrables de la antigüedad; pero sólo brevemente. En las escrituras antiguas los trazos obedecen a enigmáticos caminos del pensamiento o la memoria: ¿tributos, genealogías, matrimonios, victorias, nacimientos, muertes, teologías? Las situaciones humanas se repiten, como los jeroglíficos o fonemas, pero sus variantes son infinitas y su interés también lo es, porque su sustancia es la misma: el hombre. Encerradas en su enigma, las escrituras antiguas son potencialmente descifrables, de ahí su imantación.”
Escrituras concluirá exhibición el primero de diciembre en la galería López Quiroga (Aristóteles 169, esquina Horacio, Polanco).