Resultados dudosos
El combate del gobierno mexicano contra las organizaciones guerrilleras en los años recientes ha dado resultados dudosos. Además de un saldo de tres desaparecidos hasta la fecha –Gabriel Alberto Cruz y Edmundo Reyes Amaya, secuestrados en Oaxaca el 25 de mayo, y Francisco Paredes, plagiado el 28 de septiembre cuando regresaba del encuentro indígena de Vícam a Morelia–, se ha detenido a tres presuntos integrantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI). Estos presos niegan tener relación alguna con las guerrillas y ambos grupos aseguran que ellos no son combatientes suyos.
El campesino Arturo Duque Alvarado fue detenido el 25 de agosto en Coyuca de Catalán, Guerrero, durante una incursión de la policía ministerial en Tierra Caliente, apoyada por militares del 40 batallón de infantería. Es acusado de pertenecer al ERPI. La organización negó su militancia. Organizaciones humanitarias documentaron que fue torturado en instalaciones de la Procuraduría general de la República hasta que fue trasladado a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada. Actualmente está preso en el penal de Acapulco.
En el penal de Amatlán, Veracruz, están presos los hermanos Gerardo y Jorge Tzompaxtle Tecpile y Gustavo Robles, señalados como eperristas. Nahuas de la sierra Zongolica, fueron detenidos el 12 de enero de 1996 en el tramo carretero entre Fortín de las Flores y Orizaba. Se les acusa de “delincuencia organizada con la finalidad de cometer terrorismo”.
Ellos sostienen que se les castiga solamente por ser hermanos de Andrés Tzompaxtle, quien sí era combatiente del EPR.