Usted está aquí: lunes 29 de octubre de 2007 Deportes Un desafío a la Porra Libre de la Plaza México

Un desafío a la Porra Libre de la Plaza México

Lumbrera Chico

La cosecha de problemas, por lo visto, nunca se acaba. Mientras los diputados leales a Marcelo Ebrard Casaubon aparentemente hicieron lo correcto para evitar que al menos en lo inmediato se modifique el convenio México-España en perjuicio de los toreros nacionales, la alianza de panistas, priístas y perredistas con el grupo de Ra-fael Herrerías impulsa un nuevo cambio, ahora al artículo 68 de la Ley de Espectáculos, para que la Comisión Taurina del Distrito Federal tenga 11 integrantes, de los cuales sólo dos serían nombrados por el jefe de Gobierno y siete por el cacique de Mixcoac.

No, no es broma, aunque así lo parezca. La idea, propuesta por el diputado Martín Olavarrieta, contempla que al órgano asesor del alcalde capitalino en materia de fiesta brava se incorporen representantes de las siguientes agrupaciones fantasmas: Asociación Mexicana de Empresas Taurinas Asociación Civil; Unión Mexicana de Toreros; Asociación de Productores Taurinos; la Monumental Plaza México; Unión de Ganaderos Taurinos, y la Asociación Mexicana de Tauromaquia, además de las tradicionales uniones de matadores de toros y novillos, picadores y banderilleros y criadores de toros de lidia.

Quizá no se daría en todas las votaciones un bloque de siete contra dos, pero de cualquier modo Herrerías mantendría una cómoda ventaja y el organismo acabaría siendo una simple mesa de trámite para legalizar cada una de sus ocurrencias y todos sus caprichos. Lo anterior sin mencionar que el mecanismo vendría a inflar, para llenar de vida artificial, a membretes que por ahora sólo existen en el papel, como son varios de los que acaba usted de leer en el párrafo de arriba escritos con mayúsculas.

Ante la postura independiente y digna que el matador Antonio Urrutia ha asumido al frente de la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos, Herrerías abrió la chequera, le tronó los dedos a sus incondicionales, le avisó a sus perros falderos (mejor conocidos como los tijerinos) y se inventó la supuesta Unión (sic) Mexicana de Toreros, que en realidad intenta promover el divisionismo y actuar como esquirol de la antigua y ahora muy respetable asociación que defiende el maestro Urrutia.

Con esta nueva trapisonda, Herrerías aspira a igualar en importancia su fantasmagórica “unión”, recién creada, con un organismo con 61 años de existencia, como lo es el sindicato de matadores y novilleros, o equiparar a la no menos respetable Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, fundada en 1965 y que agrupa a 283 ganaderías, con la flamante Unión de Ganaderos Taurinos, que no reúne a más de seis engordadores de reses de media casta, pero eso sí, comprometidos hasta el tuétano con el hombre que asesinó a la fiesta brava en México.

El próximo domingo 4 de noviembre, cuando se inaugure la temporada grande, la Porra Libre tendrá una oportunidad ideal para demostrar que de veras defiende la tauromaquia mexicana, llevando carteles y mantas que rechacen la propuesta del diputado Olavarrieta.

¡A ver si es cierto!

 
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